Cola esta semana a la entrada de la sala de exposiciones Iraty, en Biarritz, el mayor vacunódromo de Iparralde. michelena

Cientos de guipuzcoanos vuelven a cruzar la muga para recibir el segundo pinchazo

Los vacunódromos de Iparralde completan la pauta de los jóvenes que lograron vacunarse antes de que Francia eliminara esta posibilidad

Aitor Ansa

San Sebastián

Sábado, 17 de julio 2021, 07:36

Cientos de jóvenes guipuzcoanos han vuelto a cruzar la muga durante esta semana para recibir la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus en ... Francia. Se trata de las personas que hace algo menos de un mes aprovecharon para inocularse el primero de los sueros en el país vecino sin esperas, ni restricciones de grupos de edad y de manera totalmente gratuita a través de la aplicación móvil 'Doctolib' y que desveló este mismo periódico el pasado 20 de junio. La publicación, que desató un auténtico éxodo y una avalancha de citas desde este lado de la frontera, obligó a las autoridades galas a tomar cartas en el asunto hasta tal punto que comenzó a cancelar peticiones endureciendo los requisitos para vacunarse. De esta manera, solo aquellos que habían recibido el primer pinchazo en Francia han tenido asegurado completar la pauta de inmunización al otro lado de la muga, sin la obligación de acreditar trabajo o residencia en el país vecino, uno de los requisitos endurecidos para inocular a personas extranjeras a raíz de la información publicada por DV.

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El vacunódromo habilitado en Biarritz, situado en la sala de exposiciones Iraty y que cuenta con 19 cabinas de vacunación, es el centro más grande de Iparralde, donde se llegó a contabilizar que el 10% de las 600 dosis que se inyectaban al día correspondían a ciudadanos llegados desde Gipuzkoa. Hasta allí han vuelto a desplazarse en las últimas jornadas jóvenes guipuzcoanos como Pablo Arenaza, que el sábado de la semana pasada recibió el segundo antídoto contra el Covid-19. «Todo ha sido bastante fácil», asegura, gracias a que «bastantes sanitarios allí hablan castellano. Solo me pidieron el DNI en la primera cita y para la segunda tuve que enseñar el certificado de que ya había recibido la primera dosis, junto al carné de identidad».

Solo los que recibieron la primera dosis en Francia han podido completar la pauta en centros galos

inmunización

Un caso similar al de la donostiarra Carla Gil, que desde este pasado martes ya está inmunizada. «Para el primer pinchazo me pidieron un montón de cosas y tuve que hacer bastante papeleo, pero para la segunda dosis ha sido todo más fácil, presentar el documento que nos dieron el otro día, esperar los quince minutos y listo», explica esta donostiarra de 26 años, sorprendida con el éxodo de guipuzcoanos en Biarritz. «Me he encontrado con mucha gente de Gipuzkoa, se oía hablar por todos los lados castellano. Detrás de mi en la cola, por ejemplo, había una cuadrilla del colegio Jesuitas que no llegaría a los veinte años».

Los motivos para cruzar la frontera y adelantar la inmunización frente al coronavirus en territorio galo responden a la incertidumbre de no saber cuándo lo podrían haber hecho en Gipuzkoa. «Me enteré de la vacunación cuando salió la noticia en el periódico y como no sabía cuándo nos íbamos a poder vacunar aquí me apunté. Yo quería hacerlo cuando antes y, aunque ahora ya hayan abierto la vacunación a los jóvenes, yo ya me lo he quitado de encima. Ahora puedo pasar así el verano más tranquila y con menos preocupación», celebra Gil. Una razón similar que alega Arenaza aunque, en su caso, sumado a un pretexto de salud también. «Aquí no decían cuándo iban a vacunar a nuestro grupo de edad y quería inmunizarme cuanto antes porque mi mujer está embarazada y es persona de riesgo», justifica el donostiarra.

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También en Hossegor

Pero no solo la ciudad baiarrota ha acogido estos días a jóvenes venidos desde Gipuzkoa. En otras localidades cercanas como Hossegor también han inoculado el segundo pinchazo a personas de este lado de la muga. «Mis padres tienen una 'mobil home' en Francia y a mi madre en el camping le comentaron que en la farmacia estaban vacunando a gente con las vacunas que sobraban. Pensamos que era solo para franceses, pero al salir la noticia nos lo tomamos más en serio. Me bajé la aplicación y a la hora me pusieron la primera vacuna», relata el donostiarra Pablo, que admite haber tenido suerte al encontrarse en ese instante, cuando estaba en la localidad francesa. No así sus amigos, que vieron canceladas sus citas.

Los jóvenes han tenido que mostrar el DNI junto al certificado que les acredita haber sido vacunados allí

identificación

A diferencia de su cuadrilla, que aún espera para recibir el primero de los pinchazos en Gipuzkoa, este joven de 32 años ya ha completado la pauta entera esta semana, tras ser citado por segunda vez en Hossegor. «Se escuchaba mucho castellano, diría que casi el 40% de los que estábamos esperando no éramos franceses. Aunque no había ningún problema, porque las enfermeras chapurreaban el idioma. La experiencia ha sido muy buena y así ya estoy vacunado».

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Los inmunizados salen con el pasaporte covid en la mano

A diferencia de lo que ocurre en los puntos de vacunación del territorio, los cientos de jóvenes guipuzcoanos que han vuelto a cruzar estos últimos días la frontera con Francia no solo han vuelto con la inmunización completa contra el coronavirus en su cuerpo, también lo han hecho con el certificado covid bajo el brazo. Un documento que los administrativos galos hacen entrega durante los quince minutos pertinentes de espera tras haber recibido el segundo de los pinchazos y antes de que la persona abandone el edificio. Asimismo, los trabajadores del centro proporcionan a los pacientes otro documento oficial provisto con un código QR en el que al escanearlo con el teléfono móvil se certifica haber sido inoculado, con qué formula, con cuántas dosis, el médico que les ha atendido y el brazo en el que se ha inyectado la vacuna contra el covid.

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