La construcción del TAV ha afectado a treinta manantiales en Gipuzkoa durante la última década
El caserío Goronsarri de Bergara recibe desde noviembre el agua con un camión cisterna tras secarse el manantial de Olaiturri, por la excavación del nudo ferroviario
En el caserío Goronsarri de Bergara llevan desde noviembre recibiendo el agua en un camión cisterna en vez de abastecerse directamente del manantial Olaiturri ... que brota en las proximidades. Mejor dicho, brotaba. Porque las obras del TAV en ese entorno, donde se está construyendo el nudo de Bergara han secado esta fuente natural. No es la primera. En Gipuzkoa, durante los años que lleva en construcción el nuevo ramal ferroviario, una treintena de manantiales se han secado y han afectado a otros tantos caseríos que obtenían agua de ellos bien para consumo doméstico, bien para el ganado o el regadío. Algunos se han recuperado una vez terminada la obra, otros precisan de una solución alternativa para que estas explotaciones no se queden sin suministro.
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El caso de Goronsarri, situado en el barrio de Angiozar –en el triángulo entre Elgeta, Arrasate y la muga con Bizkaia–, es el último de una lista que el Gobierno Vasco ha elaborado a raíz de una pregunta de EH Bildu en el Parlamento Vasco. En su respuesta, el responsable vasco de Transportes explica que este caserío recibe desde noviembre camiones cisterna para facilitar el agua a su propietario, que desde 1993 se abastecía del manantial, en virtud de una concesión de la Conferencia Hidrográfica del Norte. «La excavación de los túneles de Udalaitz», en el sector 2 del tramo Mondragon-Bergara-Elorrio, ha provocado la afección al manantial y, por ende al dueño del caserío, explica Iñaki Arriola. Y aclara que si la fuente de agua no consigue «restituir» su caudal una vez concluya la obra, para la que aún quedan años, «deberá analizarse por Adif la forma de restaurar el servicio afectado».
El consejero vasco asegura que este caserío es el único afectado por esta obra concreta que ejecuta la gestora estatal, pero reconoce que a lo largo de la construcción del TAV desde Bergara hasta Astigarraga a lo largo de la última década, casi una treintena de manantiales se han secado y han afectado al suministro de otros tantos caseríos. En un listado, identifica un total de 27 fuentes de agua situadas en Antzuola, Ezkio-Itsaso, Beasain, Aduna, Andoain, Urnieta, Zizurkil y Asteasu, y detalla la treintena de caseríos afectados.
Restituir el caudal
«Como cualquier obra pública de esta envergadura las actuaciones no están exentas por desgracia de afecciones y esta importante infraestructura ferroviaria de interés general no es una excepción», constata Arriola, quien defiende que en todos los tramos de la nueva plataforma de alta velocidad se «buscan soluciones para intentar mitigar las afecciones a la ciudadanía durante la construcción». En el caso de los manantiales, el consejero asevera que la afección en algunos –ocho– se resolvió durante la ejecución el tramo, y que en otros casos se han llevado a cabo «actuaciones adicionales» presupuestadas en 1,7 millones de euros y que finalizarán este 2022.
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El propietario de Goronsarri, de momento, tendrá aún y todo que seguir abasteciéndose con un camión cisterna.
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