Consternación en Azkoitia y Sestao por la doble muerte en la churrería ambulante
Los dos jóvenes fallecidos entre las llamas eran de la localidad vizcaína, donde sus familiares han cerrado filas
Ardió todo lo que podía arder, que era casi todo. El interior de una churrería ambulante es un completo catálogo de productos inflamables. Hay aceite, bombonas de butano, plástico... Por eso, recuerda un feriante guipuzcoano, este tipo de instalaciones «cuentan con sistemas de seguridad para evitar desgracias, como termostatos que apagan los fuegos cuando el aceite supera una determinada temperatura».
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Pero el viernes por la tarde algo falló en la churrería que ardió en Azkoitia ante los ojos de numerosos vecinos que en esos momentos no sabían que en el interior de aquel infierno habían muerto dos personas. Algunos grabaron con sus móviles el fuego y llegaron a realizar en las redes sociales comentarios jocosos que cesaron fulminantemente cuando se conoció el alcance de la tragedia.
«Parece que se ha acumulado todo lo que podía salir mal», afirma este feriante, que solo tiene conjeturas sobre lo que pudo suceder. «Es muy difícil que ocurra algo así. Por lo que dicen, parece ser que se hallaban dentro del remolque y que estaba cerrado, sin ventilación». En una situación así «si se produce un escape el gas se acumula y todo estalla en cuanto hay una chispa. Si esto es lo que ocurrió –añade–, no habría sucedido nada si hubieran tenido la puerta abierta».
La Ertzaintza ha abierto una investigación para averiguar las causas del incendio
De momento no hay nada claro. A las opiniones de feriantes con años de experiencia se le han sumado en las últimas horas una avalancha de rumores que se han extendido por Azkoitia y que han llevado al Ayuntamiento a hacer llamamientos a los vecinos para que no alienten bulos sin sentido. Será la Ertzaintza la encargada de determinar las causas del incendio.
En cuestión de minutos el remolque se convirtió en una bola de fuego que atrapó a un hombre de 25 años y una mujer de 23. Ella se llamaba Miriam y ambos, que habían contraído matrimonio recientemente, tenían su residencia habitual en Sestao, donde vive su familia, que también se dedica a la venta ambulante de churros. Los alrededores de la vivienda familiar eran ayer un hervidero impenetrable de parientes y conocidos que habían acudido a consolar a los allegados de la pareja fallecida y que hicieron piña entre ellos para apoyarse mutuamente. No quisieron hablar, lo único que expresaban era el dolor en sus rostros.
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La huella de la tragedia
La familia había acudido el día anterior a Azkoitia, donde solo pudieron ver los restos del remolque, una carcasa en la que solo se mantenían en pie piezas renegridas de metal. El incendio se había desatado sobre las 18.00 horas y anunció su presencia en todo Azkoitia con una fuerte explosión y una gran columna de humo negro. Las bombonas de gas que había en el interior y el resto de los productos aceleraron la velocidad de las llamas, que no tardaron en devorar el vehículo. El fuego se originó cerca de la puerta, lo que impidió salir a los dos jóvenes.
El Ayuntamiento de Azkoitia pide a los vecinos que no propaguen rumores sobre los motivos del siniestro
La churrería que ambos regentaban obtuvo el pasado 3 de febrero el permiso municipal para instalarse en Azkoitia, al igual que había hecho en años anteriores. Los servicios municipales de limpieza retiraron a primeras horas de la mañana de ayer el esqueleto calcinado en el que perdieron la vida Miriam y su marido. En el lugar quedó la huella de la tragedia. Un árbol con sus ramas calcinadas, una mancha oscura en el suelo y un banco con las tablas quemadas. Sobre él alguien colocó al filo del mediodía dos ramos de flores. En Azkoitia y en Sestao el dolor y la consternación todavía no se han apagado.
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