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«Estoy lejos de mi país, pero en el Indarbizi tengo otra familia»
Bouya Gueye 'Cama'. La historia de este senegalés que ha llegado en 2024 a Gipuzkoa y al que un lector le regaló unas botas de fútbol es también la historia de solidaridad, esfuerzo y ejemplo del Indarbizi 17
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a vida de Bouya Gueye ha cambiado por completo en 366 días. Salió de Saint Louis, su ciudad natal de Senegal, y después de cinco días en el mar en un «pequeño barco» con más de 150 personas a bordo, tocó tierra en El Hierro el día de Navidad. Después de pasar por Tenerife y Almería, Gueye, de 26 años y al que todos llaman 'Cama' por su parecido con el jugador del Real Madrid Eduardo Camavinga, es «feliz» en Gipuzkoa, a donde llegó el 17 de enero.
Su historia de esfuerzo, sacrificio y trabajo es también la historia del Indarbizi 17, el equipo de fútbol de Trintxerpe al que hemos estado encantados de conocer y dar voz este 2024. Fue creado por un grupo de jóvenes para ofrecer a su amigo Mikel García, enfermo de cáncer, un entorno social seguro donde pudiera relacionarse con ellos y hacer deporte. Un bonito gesto que ha terminado siendo un proyecto solidario ejemplar.
Mikel, que cumple el 5 de enero 24 años y lleva casi seis entre citas médicas, ingresos hospitalarios y una rutina en ocasiones desesperante y siempre exigente, nos abrió las puertas de su equipo, que milita en la Primera Regional, y nos presentó a Seddiq Had y Nasr Eddine, dos chicos marroquíes de 22 años; a Umaru Bangura, sierraleonés de 24 años que llegó a España como asilado político; y a Bouya Gueye. Mikel contaba que la creación del Indarbizi 17, cuyo número hace referencia al dorsal que él portaba cuando jugaba y al concepto 'fuerza de vivir', también le permite trabajar en la gestión que requiere un club. «Personalmente me viene genial y es una vía de escape para no ver la vida pasar», y dejó una frase clarificadora: «El Indarbizi 17 me ha dado una brújula, un norte».
Es muy fuerte que alguien a quien nunca has visto te regale unas zapatillas, me encantó el detalle»
En esa visita observamos y reflejamos que 'Cama' entrenaba con zapatillas prestadas por su entrenador. La situación de esos jóvenes extranjeros les impedía pagar las fichas federativas –140 euros–, la cuota que cada jugador abona para hacer frente a gastos como el material, las instalaciones, el botiquín o el arbitraje –100 euros cada partido de local– o simplemente contar con el calzado adecuado para la práctica del fútbol, por lo que el resto de la plantilla había decidido adelantarles el dinero o directamente pagar su parte para que el aspecto económico no fuera impedimento. «Tampoco vamos a dejar a un chaval que tiene el nivel sin jugar por dinero, están en un entorno sano y gracias al fútbol encuentran un ambiente que quizás de otra manera no tendrían».
El regalo de un lector
La sorpresa llegó cuando, tras la publicación del reportaje, un lector de El Diario Vasco se puso en contacto con el club para hacerle llegar al senegalés unas botas. «Mikel me mandó un mensaje diciéndome que alguien me iba a regalar unas zapatillas, es muy importante y muy fuerte recibir un regalo de alguien al que nunca has visto la cara, me encantó».
Y no solo eso. El club comenzó a recibir preguntas sobre de qué manera podían colaborar con ellos, y a Mikel se le ocurrió lanzar una campaña de socios que dos meses después ha llegado a la cifra de 216 personas, «una cifra de mucho mérito» según su entrenador Bixen Zinkunegi, lo que se ha trasladado en 1.944 euros para invertir en el Indarbizi 17 y 216 euros para donar a Asarga, la Asociación de Sarcomas Grupo Asistencial.
Los compañeros me han ayudado mucho a aprender y mejorar el español, hace un año no sabía nada»
En 2025 quiero aprovechar la oportunidad que este país me ha dado para cambiar mi vida»
Además, el club se dio a conocer y ha sumado varios jugadores más a la plantilla gracias a ello. Su entrenador cuenta que «una madre me llamó diciéndome que su hijo tenía un amigo que quería jugar a fútbol, le dije que se acercara un día para probar». Se trata de Marwane, un argelino. «No falta ningún día, es muy majo y futbolísticamente nos puede aportar». Y así, hasta tres casos más, como uno que estaba en un albergue de manera temporal, comentó a las trabajadoras del centro que le gustaría jugar a fútbol y «una de las chicas contactó con la Federación Guipuzcoana, donde le redirigieron a nosotros». En el entrenamiento al que acudimos también estaba Mohamed Amine, tunecino, y otro chico al que llaman Nico por el peinado que lleva, parecido al de Nico Williams. «Se las ha apañado para saber nuestros horarios y no falta a ningún entrenamiento». Bixen bromea que «por lo que sea, ninguno de los que llega es portero, lo que más necesitamos».
Sueña con ser modelo
La historia de Cama es también la historia de todos esos jóvenes que abandonaron su país y dejaron atrás a sus familias para buscar una vida mejor. El senegalés, que encuentra similitudes entre Isla de Saint Loius y San Sebastián, «dos sitios de costa y playas con mucho turismo», vive en el distrito pasaitarra de Trintxerpe y sueña con ser modelo, aunque también le gusta la cocina. En la actualidad estudia castellano en un centro de Bidebieta y los avances son notorios. «Hace un año no sabía nada» y ahora es capaz de llevar una conversación sin ningún problema.
Suele hablar con frecuencia con su familia. Unos minutos antes de quedar con nosotros había llamado a su madre. «Cuando puedo les llamo para decirles que todo va bien por aquí. Estoy lejos de mi país y de mi familia, pero aquí en el equipo tengo otra familia», destaca con una sonrisa. «Los compañeros me han ayudado mucho a aprender y mejorar con el idioma».
No duda en afirmar que «2024 ha sido mejor que el anterior», año en el que ha conocido Gipuzkoa y a los guipuzcoanos, «una tierra muy muy bonita. Todos son muy abiertos, puedes hacerte amigo de alguien en dos minutos y eso me ha ayudado mucho, estoy feliz por estar aquí». Apunta que «lo que más me ha gustado es la playa y la gente».
Preguntado por qué espera del 2025, no transcurre ni un segundo para su respuesta. «Hay que subir de categoría, quiero ayudar en todo lo que pueda a ascender al Indarbizi 17», sonríe. La temporada anterior se quedaron a las puertas de lograrlo y es el ánimo que reina en el vestuario para esta campaña. «Personalmente, quiero aprovechar la oportunidad que este país tan bonito me ha dado para cambiar mi vida», y se muestra predispuesto para «ayudar en cualquier cosa».
El Indarbizi 17, por su parte, iniciará su tercer año de vida con un colchón económico que no lo había tenido antes gracias a la aportación de sus nuevos socios y la ayuda de la madre de Mikel que Bixen quiere recalcar. «Se vuelca con nosotros, está al tanto completando el papeleo necesario para pedir ayudas o para cualquier otra cuestión burocrática. Es de agradecer en un momento que personalmente no debe ser fácil».
Feliz Navidad de parte de la familia del Indarbizi 17.
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