Ángel Borja: «Las medidas para frenar la llegada de basura al mar están funcionando»

– El curso se titula 'Optimismo oceánico'. ¿Por qué cree preciso ese cambio de narrativa?

– Es necesario. Hay que reconocer que hay problemas graves en los océanos pero también que hay muchas cosas que se están haciendo bien. El problema es la inacción, pensar que todo es negativo, que no voy a hacer nada porque la situación no se puede cambiar. Y no es así.

– Apuestan por una inyección de positivismo como herramienta motivacional.

– Sí, porque esta década es además una oportunidad muy buena. Hay varias iniciativas a nivel internacional entre las que destaca, por ejemplo, la primera iniciativa de mapeo de los fondos marinos –ahora solo conocemos el 10-15%–. También se desarrollarán dos iniciativas en las que participa AZTI, que han sido aprobadas, sobre observatorios costeros y sobre el estudio de la zona mesopelágica, que está entre los 200 y los 2.000 metros de profundidad y de la que se sabe muy poco. Coinciden muchas iniciativas en esta década y es crítica para revertir los problemas de los océanos.

– Su ponencia se centra en la contaminación de las rías vascas. ¿Se va por el buen camino?

– A comienzos del siglo XX había una degradación palpable de los estuarios como el Deba, Oria o Nervión, con pérdida de hábitats y una contaminación importante. Pero a partir de finales de los años 80 se ha ido recuperando, primero por la crisis económica y después por el cierre de empresas y el inicio de programas de saneamiento. Estos estuarios han pasado de no tener vida a tenerla y a estar además en bastante buen estado, con la recuperación de peces e invertebrados, pero también de servicios ecosistémicos, como el uso de playas o la pesca recreativa.

– Y la costa vasca, ¿en qué situación se encuentra?

– La linea litoral está en buen o muy buen estado. Sí es cierto que si ves informes de la Agencia Europea de Medio Ambiente se considera que los mares europeos no lo están, pero es porque en esta evaluación pesan mucho los mares cerrados como el Báltico, el Mar Negro o el del Norte, que están en una situación más delicada. La parte abierta del Atlántico está en buena situación.

– Mencionaba el encarar la problemática en positivo. ¿Cómo afronta que anualmente sigan llegando al mar 8 millones de toneladas de basura en el mundo?

– Parece que la curva ascendente de basura que llega al mar se ha estabilizado. La semana pasada publicaron un estudio en el que se ve que esa cantidad no ha descendido pero tampoco ha aumentado en los últimos años y eso es buena noticia. Todo apunta a que las medidas que se han tomado, de reducción de plásticos de un solo uso o la gestión general de los plásticos han frenado dicho incremento. Esperemos que en los próximos años empiece a reducirse.

– ¿De dónde proceden esos residuos que llegan al mar?

– Un estudio que ha analizado los cien ríos principales de todo el mundo determina que buena parte de esa basura llega al mar a través de los ríos. También hay un porcentaje importante que se pierde directamente en el mar, como redes de pesca o materiales de acuicultura, aunque un 70-80% de los residuos llegan desde tierra.

– ¿Qué perjuicios ocasiona un plástico que llega al mar?

– El problema más visible es estético, pero va mucho más allá. La fauna marina, aves o mamíferos marinos, se quedan atrapados por anillas de plásticos, lo que provoca un aumento de la mortalidad. La siguiente fase es cuando estos plásticos se degradan. Se convierten en microplásticos, y pueden ser ingeridos por peces o mariscos que acaban en nuestra mesa. No hay un problema inicial para nosotros porque la mayoría están en la tripa del pez, que no se ingiere. No obstante, sí hay micro y nanoplásticos que provienen de cosméticos para la higiene personal y que se pueden incorporar al torrente sanguíneo. Los químicos dirán que son inertes, pero los estudios realizados hasta el momento no terminan de dejar claro que esto sea así.

– Las campañas de concienciación y las imágenes publicadas por particulares en redes sociales han permitido socializar un problema cuya dimensión era ajena para buena parte de la sociedad hasta unos años.

– Es lo que llamamos la alfabetización marina. Hacer ver a la gente el problema que hay, y sobre todo, a generaciones más jóvenes, que están cada vez más involucradas en acciones de reciclaje y reutilización. Hay diversas iniciativas populares que ayudan a crear conciencia de una problemática que parece que no existe al estar en el fondo del mar, pero una vez que lo ves hace que te replantees qué estamos haciendo con el medio.

– ¿Qué pequeños actos cotidianos contribuyen a mejorar el fondo marino?

– Evitar en la medida de lo posible el uso de plásticos, fundamentalmente los de un solo uso. En caso de utilizarlos, dejarlos en el contenedor amarillo. En cuanto al cambio climático, que también influye, recurrir al transporte público, a la bicicleta o a los vehículos híbridos o eléctricos. Son medidas simples, de sobra conocidas, pero que pueden ayudar mucho a cambiar la situación.