Andoni Luis Aduriz: «Hemos quedado con Tania en mandarnos un mensaje todos los días para saber que está bien»
El cocinero vive con el «corazón encogido y mucha preocupación» la invasión rusa a Ucrania, donde vive su hija de acogida
Como tantas y tantas familias guipuzcoanas, Andoni Luis Aduriz está viviendo con «el corazón encogido y mucha preocupación» la invasión rusa a Ucrania. El cocinero acogió durante seis veranos a Tania, una niña de Chernóbil que llegó por primera vez a Gipuzkoa con seis años. Hace dos semanas la vida de esta pequeña y la de otros tantos miles de niños ucranianos se partió. Y en parte, también lo hizo el corazón de todos aquellos que como el chef donostiarra han acogido alguna vez en sus casas a uno de estos menores.
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«Llegó un día con cara de susto, dos coletas y una carta en donde su madre nos decía que era una niña sensible, frágil; que por favor, la cuidásemos mucho», recuerda Aduriz. Ese temor ante lo desconocido se ha instalado hoy por desgracia en el hogar de esta niña que ahora trata de sobrevivir bajo las bombas. A más de 3.000 kilómetros de distancia, en casa de su segunda familia, el miedo y la preocupación se mezclan con «una enorme tristeza». Desde que comenzó la guerra, la comunicación entre Tania y Aduriz es diaria. «Hemos quedado en mandarnos un mensaje todos los días para saber que están bien, aunque cuando las telecomunicaciones fallan ya nos ha pasado estar 48 horas incomunicados», explica a DV antes de embarcar hacia Polonia, donde va a cocinar invitado por un amigo en un viaje que tenía en su agenda antes de que estallara el conflicto. «Cuando te llega el mensaje 'seguimos vivos' se me saltan las lágrimas», relata. Una angustia que comparten otras tantas familias de acogida guipuzcoanas que no se despegan del teléfono a la espera de noticias de sus 'hijos'.
Tania visitó Gipuzkoa durante seis veranos, un tiempo del que el cocinero guarda «mil y una anécdotas que ya son parte de nuestras vidas». La que nunca olvidará fue una conversación en la que la pequeña le dijo que «si te parece, cuando estemos por la calle te voy a llamar aita». «Pero yo no soy tu padre, Tania. Tú tienes a tu familia en Ucrania», respondió el chef. «Sí es verdad, pero cuando estoy aquí en verano, tú eres mi padre», insistió Tania. «Pues dale, llámame aita», le contestó.
Aduriz cuenta que Tania y su familia «son gente humilde, que no tiene vehículo y han decidido quedarse en su pueblo». Su localidad, explica el cocinero, está más cerca de Bielorrusia que de Polonia y Rumanía, las dos vías de escape principales que están usando los refugiados ucranianos que abandonan su país. «Tania no tiene posibilidad de cruzar el país. Y vete tú a saber donde te encuentras una trinchera, una emboscada o cualquier otra barbaridad». Con las puertas de salida cerradas de momento, lo único a lo que se aferran ahora Aduriz y su familia es en que la guerra «acabe pronto» para poder volver a encontrarse con Tania «y abrazarnos».
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