El 'Aita Mari' dejará Pasaia para atracar en Baleares y esperar su permiso

No van a parar quietos ni piensan amilanarse ante la negativa del Ministerio de Fomento a conceder al ya barco de rescate 'Aita Mari' viajar al Mediterráneo central para sacar del agua a quienes huyen de la persecución y la muerte. En uno de los muelles de Pasaia, el antiguo pesquero sigue anclado, pero será por poco tiempo.

El director de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario, Iñigo Mijangos, no ha podido ocultar la decepción de la tripulación al conocer la decisión del máximo organismo de la Marina Mercante, aunque ha asegurado que se lo esperaban.

Los abogados de la organización están estudiando el despacho en el que se deniega el permiso para poder acudir al rescate de los posibles náufragos, pero la Administración central del Estado tiene un máximo de tres meses para pronunciarse sobre las alegaciones que se van a presentar. Y ese tiempo no lo van a pasar mirando al mar.

«Aquí en el puerto de Pasaia hemos reconstruido el 'Aita Mari', hemos esperado los permisos, pero nos vamos a ir porque aquí nuestra labor ha concluido». La intención es navegar hasta las Islas Baleares, un punto muy cercano a ese Mediterráneo central en el que esperan poder actuar.

«Zarparemos en un tiempo más o menos breve, porque en aguas territoriales españolas no tenemos ningún problema para movernos. Durante ese viaje y una vez en Baleares esperaremos a que nos llegue la contestación de Fomento a nuestras reclamaciones y, además, creemos que será positiva».

Porque una de las convicciones de todo el equipo es que la resolución se extiende más allá de las consideraciones administrativas y entra en otras de carácter político, algo que no parece demasiado rigurosos. «Lo primero que queremos decir es que en un mismo documento, la Dirección General de la Marina reconoce el hecho de que existen náufragos que necesitan asistencia, pero nos niega la posibilidad de prestar ayuda a esas personas, una obligación suya que no cumplen pese a que hay barcos de la Armada en la zona que podrían ocuparse de estos seres humanos atrapados en rutas cada vez más mortíferas».

En el comunicado que la ONG ha leído ante los medios de comunicación junto al barco, ya preparado y cargado de víveres, se ha ensalzado la memoria del 'Aita Mari'. «Cuando se hacía a la mar en búsqueda de sus iguales no hubo fuerza humana que lo detuviera, solo lo paró la mar. Este buque representa la misma determinación por arrancar de los brazos de la muerte a nuestros hermanos y hermanas y lucharemos hasta la extenuación contra las fuerzas humanas o naturales que se nos presenten».

El caso es que más allá de esta determinación por continuar con la labor humanitaria, el pesquero vasco es el cuarto buque que queda anclado en puerto por decisión del ministerio de Fomento. Tampoco el 'Open Arms', el 'Iuventa' o el 'Acuarius' pueden hacerse a la mar. «Mientras tanto, miles de personas mueren en el Mediterráneo. Un holocausto silenciado y ocultado». Al menos 117 inmigrantes llevan dos días desaparecidos cerca de la costa libia tras el hundimiento de la lancha en la que viajaban.

Lejos queda 2015, cuando la Armada italiana se ocupaba de los rescates en el Mediterráneo, como hace Protección Marítima Española en la zona del Estrecho. La historia es corta: Italia pidió dinero para financiar estos rescates, Europa se lo negó y empezó la llamada Operación Sofía, que desposeyó de todo contenido humanitario la labor de los barcos de la Armada para convertirlos en naves de control de flujos migratorios. Más cerca, sin embargo, están las palabras del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que públicamente apoyó la iniciativa del 'Aita Mari' en el Parlamento y que ahora ha dado la espalda al proyecto.