Un camión vierte residuos ante la máquina compactadora en el vertedero cántabro de Meruelo.

El envío de basura a Cantabria le supone a Gipuzkoa casi un millón de euros al mes

La Diputación ha vertido ya en Meruelo 43.000 toneladas y llevará 128.000 más en año y medio

JAVIER GUILLENEA

Martes, 3 de mayo 2016, 09:01

En el vertedero de Meruelo ya han encontrado su eterno reposo 43.000 toneladas de basura que en los últimos tres meses han surcado las carreteras guipuzcoanas a bordo de camiones hacia el exilio de Cantabria. El traslado ha costado 94,93 euros por tonelada (lo que cobra el Gobierno cántabro por recibir nuestros residuos), a lo que hay que añadir los 25 euros por tonelada que cuesta el transporte hasta el vertedero. Una vez hechos los cálculos pertinentes, el resultado ha sido un desembolso de 5,1 millones de euros entre febrero y abril.

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Esta cantidad estaba prevista en el convenio que suscribieron a principios de febrero la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno de Cantabria, en el que se mantenía abierta la puerta a una prórroga de cuatro años. Ahora que finaliza el acuerdo -lo hará el próximo día 8-, la institución foral ha solicitado reducir a un año y medio el plazo para seguir vertiendo basura en Meruelo y pagar por tonelada lo mismo que abonan los municipios cántabros.

En su petición, la Diputación guipuzcoana solicita enviar a Cantabria hasta finales de año otras 48.000 toneladas de residuos, a las que habría que añadir 80.000 en 2017. En total, 128.000 toneladas en 18 meses. El coste de esta operación será de 14,1 millones de euros, cifra que surge de los 85,19 euros por tonelada que en este caso se le cobraría a la institución foral, y del coste del transporte. Si en Meruelo aceptan esta oferta, en 21 meses la factura de los residuos que no caben en Gipuzkoa habrá ascendido a 19,2 millones.

Que esta cantidad se mantenga o no dependerá de las gestiones que está realizando la Diputación para encontrar en Gipuzkoa un lugar donde verter parte de la basura hasta que en 2019 la incineradora de Zubieta entre en funcionamiento. El vertedero azpeitiarra de Lapatx está recibiendo en la actualidad los residuos que no se trasladan a Meruelo y que, según las previsiones, alcanzarán las 50.000 toneladas hasta que en verano las instalaciones queden colmatadas.

A vueltas con Epele

Para los responsables forales, encontrar un sustituto a Lapatx es una cuestión vital. Su prioridad sigue siendo la de habilitar el vertedero industrial de Epele, en Bergara. Es la única planta pública que se podría reconvertir en un basurero pero, como todo lo que huele a residuos urbanos, esta opción cuenta con las reticencias de buena parte de los vecinos de los pueblos de Debagoiena.

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Un ejemplo de este rechazo lo protagonizó ayer el Ayuntamiento de Arrasate, gobernado por PNV y PSE, que en un comunicado recalcó que «la solución no pasa por acometer obras de adecuación en el vertedero de Epele, que ni siquiera está preparado para recibir residuos urbanos». En el comunicado, los dos socios del gobierno municipal sostienen que «sigue habiendo otras alternativas en el territorio que han de ser estudiadas, como pueden ser la ampliación de los vertederos existentes o barajar otras ubicaciones para las basuras».

En el caso de que no se encuentre ningún lugar dentro de Gipuzkoa, sería necesario llamar de nuevo a la puerta de Cantabria y retomar la opción de los cuatro años, con el coste económico que ello significaría. Según los datos que maneja la Diputación, Gipuzkoa genera al año 163.449 toneladas de fracción resto, que es lo que habría que exportar hasta la puesta en marcha de la incineradora, lo que supondría un envío de 25 camiones diarios a Cantabria.

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Los residuos que llegan a Meruelo son vertidos directamente al vertedero y aplastados de inmediato por compactadoras que se encargan de que la basura ocupe el mínimo espacio posible. Cuando la zona quede compactada, se impermeabiliza con tierra o arcilla y una capa geotextil. El complejo medioambiental de esta localidad cántabra cuenta además con plantas de biogás y lixiviados, una instalación de compostaje y una incineradora. El vertedero, que tiene capacidad para 2,5 millones de toneladas, recibe anualmente 90.000 toneladas de residuos del resto de la comunidad. A cambio, el municipio percibe un canon que asciende a 580.000 euros anuales, lo que es mucho para una localidad de cerca de 1.900 habitantes. Se calcula que si se aprueba la entrada de las toneladas previstas de Gipuzkoa la vida útil del vertedero se reducirá en un año y siete meses, con lo que quedaría en quince años y medio.

En 2019

Cuando entre en servicio en 2019, la incineradora de Zubieta se ocupará de valorizar cada año una media de 163.449 toneladas de fracción resto generadas en el territorio y que ahora van a parar al vertedero. Esta es la cantidad que, según un estudio encargado por la Diputación, generará Gipuzkoa durante las tres próximas décadas, basándose en un crecimiento del 1,5% del PIB y en el logro de una tasa de reciclaje de entre el 65 y el 70%.

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Este dato ha sido utilizado para elaborar el proyecto de la incineradora, que contará con dos hornos con capacidad de acumular 100.000 toneladas de residuos, por lo que la capacidad total de la planta será de 200.000 toneladas. Se deja así un margen cercano al 20% respecto a lo que se espera recibir de media, lo que el estudio considera suficiente para garantizar que no se llegue a llenar al límite.

A cada horno se le asignarán 8.000 horas de funcionamiento al año y cada uno de ellos tendrá que ser diseñado para albergar 10,2 toneladas por hora de media, con capacidad máxima para recoger 12,5 toneladas por hora. Será necesario que los dos funcionen a la vez continuamente para habilitar tiempos de parada o mantenimiento en uno y otro.

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