El alma de una Rioja inédita entre barrancos, riachuelos y viñedos

Pocos paisajes en Rioja ofrecen una diversidad tan marcada como la que se despliega en los alrededores de Viana, en la vertiente navarra de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Allí, entre el río Ebro y los contrafuertes de la sierra de Codés, se abre un mosaico de pequeños valles, barrancos y colinas que conforman un territorio tan complejo como desconocido. Un paisaje en el que conviven pequeños riachuelos, cultivos tradicionales y viejos viñedos plantados en altura, en laderas orientadas al mediodía y en suelos que cambian radicalmente en apenas unos metros.

Ese entorno, abrupto e irregular, es el origen y la razón de ser de Bodegas Ondarre. Fundada en 1985 por la familia Ucin con el propósito de desarrollar una viticultura de terruño en una zona singular, la bodega ha hecho del paisaje su seña de identidad. Lejos de los grandes valles homogéneos, en Viana todo se fragmenta en pequeñas parcelas, en viñas que rara vez superan una hectárea y que han sido cultivadas generación tras generación por viticultores locales. Ondarre recoge ese legado con una mirada contemporánea, apoyándose en el conocimiento técnico pero sin perder el respeto por lo que la tierra ha sido siempre. Ese territorio aún por descubrir da sentido al concepto de Rioja inédita, con el que la bodega define esta zona singular.

Consolidadas sus referencias más clásicas, como Señorío de Ondarre, Mayor de Ondarre y sus dos monovarietales de graciano y mazuelo, la bodega ha centrado su filosofía en extraer la máxima esencia de Viana a través de sus Vinos de Pueblo. Todos ellos proceden exclusivamente del municipio de Viana, con uvas recolectadas a mano en parcelas seleccionadas, muchas de ellas plantadas en vaso y con más de 30 años de antigüedad. De viñedos de bajo rendimiento, trabajados con mimo, cuya diversidad de orientación, altitud y suelo surgen vinos tan personales y complejos como 7 Parcelas (blanco y tinto) y Valdebarón (blanco y tinto). A ellos se suma La Escaleruela, un vino de edición limitada con el reconocimiento oficial de Viñedo Singular, reflejo de una parcela que destaca por su excepcionalidad dentro del término municipal.

Completando este enfoque centrado en el terruño, Ondarre ha desarrollado la colección Los Otros, un conjunto de vinos procedentes de microelaboraciones que expresan de forma distinta y precisa el carácter de determinadas parcelas. La gama la forman La Última Viura, procedente de un viñedo que ya no existe, y La Asomada, primer vino elaborado por Ondarre íntegramente con tempranillo, cuyo origen son dos pequeños viñedos situados a más de 600 metros de altitud.

Dentro de Los Otros de Ondarre destaca la inminente salida al mercado de La Antanilla, un monovarietal de garnacha con gran tensión y elegancia que nace de una única parcela del vecino municipio de Bargota. Esta forma de elaborar, más precisa, más pausada, más cercana a la tierra que a la bodega, marca una filosofía centrada en ceder todo el protagonismo a la uva y al lugar del que procede.

Además, desde el año 1986, la bodega produce cavas artesanales -Millennium y Ondarre Brut Nature- con personalidad propia, elaborados de principio a fin en sus instalaciones de Viana. Fruto de ese trabajo constante y riguroso, Ondarre ostenta el sello de Elaborador Integral de Cava, que solo poseen 17 bodegas de las más de 350 integradas en la D. O. Cava y que certifica que todo el proceso -vinificación del vino base, segunda fermentación y degüelle- se realiza íntegramente en la propia bodega.

Con más de 700 parcelas controladas y un firme compromiso con la sostenibilidad y la innovación -incluido un proyecto de I+D para predecir el comportamiento de cada viñedo-, Ondarre sigue fiel a una idea: elaborar vinos que expresen con honestidad el lugar donde nacen. En las laderas de Viana, entre los barrancos que descienden hacia el Ebro, Ondarre encuentra la inspiración en una Rioja por descubrir.

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