La venta de coches en Gipuzkoa se desploma un 13% y sufre la mayor caída en dos décadas

Los datos dados a conocer ayer por las patronales de fabricantes de coches (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores y reparadores (Ganvam) permiten conocer la evolución por tipo de vehículo. Así, los de gasolina registraron en Gipuzkoa un descenso de ventas del 20,9% y los diésel del 18,6%, en tanto que los alternativos (eléctricos, híbridos y propulsados por gas) se incrementaron un tímido 0,15% (2.738 coches). En cuanto al tipo de clientes, los adquiridos por particulares y empresas cayeron en ambos canales un 14%.

Al detener la mirada en el canal de particulares, el que mide la temperatura real del sector, Gipuzkoa registra el hundimiento más severo con una caída interanual del 14,07%, puesto que en Álava y en Bizkaia el descenso es del 11,52% y del 11,78%, respectivamente. Los datos, por tanto, son malos, sin paliativos, como cabía esperar en este nefasto año marcado a fuego por una inflación desbocada.

Las cifras resultan igual de desoladoras para el conjunto de Euskadi. Los 21.948 vehículos vendidos el año pasado suponen un 11,1% menos que en 2021 y un 44,8% por debajo del añorado 2019, cuando se registraron 39.763 unidades vendidas. Es el peor dato desde que existen resgistros de las tres últimas décadas. En el conjunto del Estado las matriculaciones se situaron en 813.396 unidades en 2022, lo que supone un descenso del 5,4% en comparación con las 859.477 de 2021, y muy lejos de las 1,26 millones de 2019.

Con todo, el mercado sigue muy lastrado por una crisis en la que se acumulan varios problemas: escasez de microchips, cuellos de botella, encarecimiento de los carburantes y un alza de los tipos de interés que puede convertirse en otro factor extra que desmovilice las ventas.

Otro de los motivos de peso que explican esta crisis de ventas de vehículos se encuentra en las dudas del cliente sobre qué tecnología adquirir: gasolina, diésel, eléctrico, híbrido. El potencial cliente está retrasando la adquisición porque no sabe qué hacer debido a que, por un lado, sabe que la electrificación es el futuro pero, por otro, estos modelos son más caros y, además, la red de recarga de baterías se encuentra en pañales. Si aterrizamos estas tecnologías a pie de carretera, lo cierto es que el parque de 'electrolineras' del territorio, por ejemplo, continúa sin despegar del todo. Gipuzkoa cuenta con aproximadamente dos centenares de postes de recarga para vehículos eléctricos.

Desde Easo Motor, que representa a cinco marcas en el territorio (Ford, Hyundai, Mazda, Land Rover y Jaguar), su director general, Jon Tolaretxipi, sostiene que su grupo arroja un suave crecimiento del 5% gracias al buen comportamiento de la marca surcoreana Hyundai. «Ha sido nuestro motor durante todo el año, con un incremento del 22% respecto al año pasado. Es una marca con un precio muy competitivo y, sobre todo, con una disponibilidad de entrega en sus modelos que no se ha visto afectada por la crisis de los microchips».

La caída de las ventas en Gipuzkoa y también en Euskadi es mucho mayor que en España, en torno a diez puntos porcentuales. Tolaretxipi sostiene que «habría que analizar por qué aquí la caída es mayor cuando los diferentes índices económicos del País Vasco son algo mejores o más prometedores. Hay diferentes motivos que explican el descenso de las matriculaciones. Desde la crisis de los chips, hasta la guerra en Ucrania con el consiguiente encarecimiento de los carburantes. Creo que en Euskadi los clientes son más conservadores y con la actual situación económica que atraviesa el país prefieren no arriesgarse en la compra de un vehículo».

De cara a este 2023, el director de Easo Motor prefiere 'andar con pies de plomo'. «Las previsiones para este año hablan de que las matriculaciones serán muy parecidas a las del año pasado, aunque también pienso que puede haber una demanda embalsada y que en este 2023 los guipuzcoanos se lancen definitivamente a la compra de un coche, aunque todavía hay muchas dudas sobre qué tipo de vehículo comprar».

Raúl Morales, director de comunicación de Faconauto, augura dos posibles escenarios. «Un crecimiento escueto del 5% al que habría que sumar un 10% adicional si se solucionan los cuellos de botella, con lo que nos iríamos a 960.000 unidades. Ninguna de las dos previsiones es una buena noticia».