El director de Mubil Igor Villarreal, la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza y la diputada de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos, Ane Isausti. Iñigo Royo

Mubil acelera y arrancará en junio

El nuevo cuartel general del polo de movilidad acogerá tres modernos laboratorios, que serán gestionados por los donostiarras Cidetec y Epowerlabs

Julio Díaz de Alda

San Sebastián

Lunes, 27 de noviembre 2023

Las obras de la nueva sede de Mubil en su emplazamiento definitivo, en el parque empresarial donostiarra de Eskuzaitzeta, aceleran al máximo. Tan es ... así, que lo que será el corazón del futuro Polo de Movilidad Inteligente y Sostenible, el cuartel general, con un presupuesto de 22 millones de euros, abrirá sus puertas el próximo mes de junio, con casi 5.000 metros cuadrados (y tres laboratorios de pruebas de alta tecnología) abiertos a las empresas, los centros de investigación y los actores internacionales de la movilidad y los coches del futuro que quieran acercarse a él.

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«Este espacio abre una nueva etapa ilusionante en la apuesta de Gipuzkoa y Euskadi por la movilidad inteligente y sostenible. Vamos a contar con una infraestructura 'Top' a nivel europeo para, junto a nuestra industria, nuestras pymes, y nuestro tejido investigador, acelerar la transformación hacia un nuevo modelo de movilidad, un desafío crucial ante el cambio climático y la transición energética», destacó una «ilusionada» Eider Mendoza.

La diputada general de Gipuzkoa visitó la futura nueva sede de Mubil (la iniciativa ya funciona en su sede provisional de Usabal, en Tolosa, cuatro veces más pequeña que la nueva) acompañada de la diputada de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos, Ane Insausti, y el recién nombrado director de Mubil, Igor Villarreal, que toma así el relevo de la nueva responsable de la política industrial del territorio, que en virtud de su conocimiento del centro ejerció de cicerone en la visita al edificio.

La sede principal del Polo Mubil –una construcción diáfana, sin pilares y con una doble piel de metal y cristal, que marcará su personalidad, de cuya construcción se encarga la también donostiarra Amenabar– tendrá 4.900 metros cuadrados y contará, entre otras muchas instalaciones y servicios, con tres modernos laboratorios. El primero de ellos, dedicado al almacenamiento de energía, lo gestionará Cidetec, centro tecnológico que ya es una referencia internacional en la materia y que, además, levanta su propio edificio a escasos metros de la sede de Mubil. Unas obras que, por cierto, también avanzan a muy buen ritmo.

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Fotomontaje del polo de movilidad.

Ese primer laboratorio tendrá 2.200 metros cuadrados de salas en los que, explicó Insausti, la confidencialidad (los proyectos que se desarrollan para clientes del sector suelen ser secretos) y la seguridad (se manejan materiales y procesos delicados) serán dos de las máximas más importantes. «Los requerimientos técnicos del edificio son muy exigentes», explicaron a este periódico fuentes de Amenabar. Y es que la tecnología que incorpora el edificio, sobre todo en cuestiones de prevención de riesgos, es extrema.

Nada más entrar a la nueva sede de Mubil encontraremos un amplio 'show room' en el que se mostrarán las capacidades del polo de movilidad. Serán la antesala de distintos espacios, repartidos en dos plantas, dedicados a salas de reuniones y despachos, con un espacio a media altura que está concebido como una sala polivalente con capacidad para casi 100 personas que Mubil quiere abrir a terceros.

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Aunque parezca mentira, una suerte de entreplanta de 800 metros, que queda oculta a la vista, será la que esconda todos los sistemas técnicos y tecnológicos necesarios para gestionar los distintos laboratorios.

El bunker

Antes de llegar a los laboratorios de nuevo cuño, los números 2 y 3, dedicados al 'power train' eléctrico de cualquier tipo de vehículo y a la pila de combustible de hidrógeno, respectivamente, el visitante pasa por lo que se conoce como el 'bunker' de Mubil; una sala aislada del resto de once metros cuadrados en la que, además de un suelo especial que evita transmitir vibraciones al propio edificio, se instalará la mesa en la que se someterá a elevadas pruebas de vibración y resistencia mecánica a los motores que se testeen. De nuevo, seguridad extrema; más que nada para evitar que ese castigo a las mecánicas pueda, por ejemplo, hacer saltar una pieza a gran velocidad hiriendo a alguien.

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Motores y pilas de hidrógeno

El laboratorio número 2 (de 1.800 metros cuadrados y con un foso enorme para probar allí los 'power train', que son los elementos y la tecnología que convierten la electricidad en movimiento) y el número 3, de 700 metros y centrado en la pila de hidrógeno, los gestionará durante un periodo de diez años (ampliable a veinte en dos periodos de cinco) la 'start up' donostiarra Epowerlabs, que trabaja en la sede tolosarra de Mubil desde 2021.

Se trata de una empresa que en pocos años se ha convertido en una firma de primer nivel, con grandes fabricantes de todo el mundo –tanto de coches como de camiones, motos de competición o bicicletas eléctricas– como clientes. De hecho, cuenta ya con 22 personas y después de haber doblado la facturación este año aspira a volver a hacerlo en 2024.

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«La industria ligada a la movilidad tiene un gran peso en Gipuzkoa y afronta una profunda transformación. Tenemos fortalezas evidentes y debemos trabajar ese cambio mirando a las oportunidades que presenta la especialización, posicionándonos junto a los países más avanzados. Es el momento de hacerlo y Mubil representa la voluntad de Gipuzkoa por conseguirlo», concluyó Mendoza.

De Donostia a San Francisco para ser la mejor 'start up' de todo el mundo

Mikel Peral, uno de los tres fundadores de Epowerlabs –la firma que gestionará dos de los tres laboratorios de Mubil– junto a Mikel Martínez y Jon Dudoudier, confesaba ayer a DV su nerviosismo. En unas horas viaja a San Francisco para 'batirse' en duelo con otras 70 compañías en el 'Start Up World Cup', organizada por el gigante de la inversión en compañías de nuevo cuño estadounidense Pegasus Tech Ventures. Básicamente, el proyecto de estos tres ingenieros donostiarras que regresaron a casa desde sus (muy buenos) empleos en el extranjero para levantar una prometedora compañía de tecnología, pelea por ser la mejor del mundo. El premio, un millón de dólares y la atención de directivos e inversores de todo el planeta.

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