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Un investigador de Tecnalia introduce órdenes para el robot humanoide Net Age. FERNANDO DE LA HERA
Industria 4.0

Industria de Gipuzkoa: del robot que solo hace al que aprende

Las empresas compiten en la carrera de la robótica aunque las pymes más pequeñas son aún ajenas a la «cultura del dato» y el futuro 5.0

Julio Díaz de Alda

San Sebastián

Domingo, 5 de marzo 2023

Euskadi y Gipuzkoa se presentan ante el mundo como una potencia industrial y un lugar de alta innovación, fruto de una más que demostrada tradición ... empresarial y de un trabajo de colaboración público-privado que ha tenido también a las instituciones como motor de grandes cambios. La carrera en la modernización de fábricas y talleres no tiene línea de meta. En realidad, ese final se aleja según surgen nuevas tecnologías. El territorio supera hoy con nota ese reto, pero queda pendiente el acercar la cultura del dato a la micropyme.

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La Industria 4.0 (ya se habla del 5.0, con la persona en el centro del proceso de digitalización) tiene mil variantes y mil ingredientes, que incluyen, entre otras muchas cosas, el 'big data', la inteligencia artificial, la sensórica, la visión artificial, el 'machine learning', los gemelos digitales, el uso de algoritmos...

Quizás el ejemplo más visual sea la robótica, que lleva años con nosotros pero que cada vez integra más inteligencia para pasar de las máquinas que solo hacen a las que aprenden y aplican lo aprendido. Es el caso de Lazpiur de Bergara, que acaba de entregar una enorme y complejísima máquina a un cliente del sector de la electromovilidad que incorpora varios robots adaptados por sus ingenieros.

Egile tiene instalados en su planta varios robots. Morquecho

O de Egile en Mendaro, en cuya sección de NGV incorpora (esta vez sí en la pura producción) seis robots, dos de los cuales son del tipo 'pick & place', que mueven piezas y alimentan los almacenes, y otros cuatro, esta vez están embebidos en centros de mecanizado mediante desarrollos propios de la compañía.

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En Copreci de Aretxabaleta, por ejemplo, disponen cincuenta robots inteligentes que, en la práctica, hacen el trabajo que antes desarrollaban cuatro personas y cuatro máquinas distintas. Se trata de artilugios que, dotados de cámaras de visión artificial, ven venir las piezas, corrigen su posición si fuera necesario, las tratan y las envían al siguiente proceso.

GKN, ubicada en Zumaia y especializada en sistemas de transmisión, es una de las empresas de automoción de referencia en Gipuzkoa. La firma cuenta con 114 robots que, anclados al suelo en celdas enrejadas cerradas, mueven las piezas para que las máquinas se encarguen del punteo, la soldadura, el temple, la torsión o el rectificado de las mismas. Por cada persona hay 2,5 de esas máquinas.

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Igual sucede en la legazpiarra Bellota, volcada en la digitalización y que el año pasado automatizó por completo la línea que fabrica hazadas. Su director de operaciones, Iñaki Esain, revela que la empresa tiene activos 12 robots de entre 30 y 60 kilos dedicados, sobre todo, a realizar las labores más repetitivas y poco ergonómicas: «mueven piezas y algunas realizan tareas de pulido o llevan piezas de la prensa al laminado».

Tipos de robots

  • Antropomórfico. Similar a un brazo humano, aunque existen subtipos de 5,6 y 7 ejes. Ideal para pintura, soldadura, paletizado o ensamblaje.

  • Cartesiano. Funciona con coordenadas cartesianas (x, y, z) y se mueve en línea y ángulos rectos.Es óptimo para manipular, almacenar o paletizar.

  • Colaborativo. Parecido al antropomórfico pero de peso y dimensiones inferiores, lo que le hace más fácil de manejar.

  • Scara. Brazo robótico de ensamblaje selectivo compatible. Similar al cartesiano pero con mayor grado de libertad.

«El robot es la parte más madura, llevamos ya muchos años con ellos y nos han permitido dar un salto de calidad en el utillaje y mejorar el resto de operaciones», dice, para explicar que el reto ahora es «el dato». «Nos abre un montón de posibilidades», aclara. «Esto es algo en lo que hay que estar sí o sí», remacha.

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«Las tecnologías de automatización y la robótica llevan con nosotros tanto tiempo como la revolución industrial. Su desarrollo ha permitido a la industria ser más productiva, eficiente, fiable y precisa, pero su papel cobra una nueva dimensión con la irrupción de nuevas tecnologías digitales», señala José Pérez Berdud, presidente de Stech, la Asociación Española de Tecnologías Inteligentes para la fabricación avanzada, impulsada por AFM.

«Contamos con una industria compuesta por pymes, en general bien equipadas y preparadas para trabajos de alto valor añadido, y con personas bien formadas. Digitalización y automatización pueden llevarnos a otros estadios», añade. «Lo que a veces, de manera errónea, se describe como una amenaza para el empleo, puede ser un catalizador para elevar nuestro nivel de productividad y competitividad», concluye.

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Bellota es otra de las firmas guipuzcoanas que cuenta con robots en su proceso productivo. Arizmendi

Cristina Oyon, directora de Tecnología, Innovación y Sostenibilidad de la Spri, señala que el Gobierno Vasco «lleva años impulsando la incorporación de tecnologías a la empresa, que les ayudan a ser más competitivas». «Nuestro planteamiento es más amplio que la digitalización, y pasa también por la gestión de los datos, la conectividad de productos pero también de procesos, y por la automatización avanzada, flexible y colaborativa», dice, para apostillar que «este nuevo marco da más oportunidades a las mujeres en la industria».

Jorge Posada, director adjunto del centro tecnológico donostiarra Vicomtech (especializado en visión artificial e inteligencia artificial, que es como poner ojos a los robots), subraya que «la tendencia de la digitalización es innegable, y aceptada por la sociedad en todos los órdenes». El experto insiste en que «el salto no ha terminado» y explica que la siguiente vuelta de tuerca, el '5.0', pone el foco en la persona, algo en lo que coincide Oyón. «Es lo que llaman el 'humancentric', que la máquina te ayude, incluso que aprenda por sí misma, pero que no decida por ti; a lo que se une aprovechar la tecnología para hacer las empresas más resilientes e introducir la sostenibilidad en esa ecuación, para lograr, mediante la inteligencia, menos mermas en las industrias y más eficiencia energética», señala Posada. «En Euskadi no estamos en la cola de todo esto, ni mucho menos», asegura, para poner en valor el que «ya nadie discute en el País Vasco que todo esto nos puede ayudar, lo que hace, por otra parte, que surjan iniciativas empresariales dedicadas a llevar nuevas tecnologías a la empresa».

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Una de esas nuevas empresas es una 'hija' de Egile. Se llama SmartPM. La firma se ha subido al futuro al desarrollar una plataforma que integra y gestiona toda la automatización de cualquier proceso fabril de forma sencilla. «Es como el anillo de Sauron, que todo lo ve y que aprende a cada instante», señala su director general, José Castellanos, quien destaca que esa inteligencia mejora la productividad gracias al análisis predictivo, el 'machine learning' o la gestión autónoma de las células, incluyendo 'drivers' como la sostenibilidad o el consumo energético. «Queda un cambio cultural pendiente», señala, pues muchas empresas son meras seguidoras de otras más grandes y no terminan de ver las enormes ventajas de la automatización inteligente de procesos.

Smart PM, 'hija' de Egile, se dedica a digitalizar procesos industriales. Morquecho

Algo parecido señala Alberto Conde, CEO de la donostiarra Xabet, una de las más veteranas en esa labor de digitalizar la industria: «Se ha de extender la cultura del dato, visualizar el para qué, que los datos nos cuenten cómo funciona la empresa, y solo después aplicar los algoritmos. El problema es que la gente quiere correr demasiado, pero esto es un maratón», señala. Al tiempo, Conde subraya que «en esto, el País Vasco lleva cierta delantera» por la manufactura avanzada y la automoción, pero pide «intensificar la formación».

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David Sánchez, director de Industria y Movilidad de Tecnalia, es uno de los grandes expertos en robótica, campo en el que el centro tecnológico es una referencia, con una plataforma propia que traduce y alinea de forma sencilla distintos 'softwares' para que el operario pueda manejar todo de forma sencilla. «Venimos de diez años de 4.0, y caminamos hacia máquinas más inteligentes y con capacidad de reaccionar; robots básicos pero capaces de hacer cosas que antes no podían. La capacidad computacional es compleja, y ya no hacen solo movimientos repetitivos, son capaces de variar la producción en función de la temperatura o las condiciones ambientales de una fábrica. Se adaptan al entorno en una producción fluida», dice. Sánchez rechaza la idea de que esta realidad amenace el empleo: «Los países con más conservación de empleo industrial son los más robotizados».

Nerea Aranguren, directora de Innovación de Danobat Group y gerente de la elgoibarresa Ideko, consciente de que «en este asunto hay dos velocidades», señala que «el futuro pasa por robots más sencillos y amigables a la hora de conectarse con la fábrica, que no hagan siempre lo mismo y que a la precisión sumen la inteligencia».

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El BDHI permite a la pyme vasca «probar antes de invertir»

La incorporación de tecnología a las pequeñas empresas, también la compra de un robot, no siempre es sencilla. El miedo a la hora de hacer un cierto desembolso puede frenar la decisión. Un freno que en Euskadi es menor gracias al Basque Digital Innovation Hub (BDHI) que, como explica Cristina Oyon, «permite a nuestras pymes conocer, tocar y probar la tecnología, además de recibir el mejor asesoramiento posible, antes de invertir». Se trata de una red copropiedad de Centros de I+D, centros de FP y universidades, apoyadas por Spri, con más de 300 activos disponibles de robótica, fabricación aditiva, inteligencia artificial, ciberseguridad o redes eléctricas digitales. Hay ayudas de hasta 15.000 euros. Ya se han animado 40 pymes.

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