BIC Gipuzkoa: donde nacen las empresas

Quizás la manera más sencilla de explicar el papel que Bic Gipuzkoa juega en el mundo del emprendimiento, la innovación y el apoyo a las nuevas empresas de basse tecnológica en Gipuzkoa sea decir que resulta muy complicado encontrar alguna de las compañías punteras del territorio en ese ámbito que no haya nacido o pasado por sus manos. Todos los caminos llevan al BIC y a su equipo, liderado por Marisa Arriola.

La institución, que nació allá por 1993, ha sido desde el primer momento un vivero de nuevas compañías y un lugar en el que los emprendedores –concepto que puede resultar 'moderno' pero que alude a soñadores que ya existían entonces– han encontrado, sobre todo, acompañamiento. Acompañamiento en un momento, el de concebir, diseñar, armar y alumbrar un proyecto y convertirlo en empresa, en el que todo es complicado.

BIC Gipuzkoa inaugura mañana de manera oficial su nueva sede, en el edificio Tandem del Parque Científico y Tecnológico de Miramón, en Donostia (el antiguo edificio Ikusi). DV ya la ha visitado. Se trata de 6.000 metros cuadrados en los que literalmente 'viven' (las puertas están abiertas permanentemente) decenas de jóvenes empresas y cientos de emprendedores.

En constante colaboración con los centros tecnológicos, las instituciones públicas, las universidades, las empresas, otras 'start-up' y los principales financiadores de nuevas compañías, BIC Gipuzkoa (propiedad al 50% de la Diputación Foral y el Gobierno Vasco) cuenta con un elenco de mentores y contactos internacionales de primer orden. Ese último corpus de sabiduría y experiencia (siempre discreta) es uno de sus mayores activos.

«Eso, y que nos pasamos 24 horas al día pensando en lo que necesitan nuestros emprendedores. Son horas y horas de apoyo callado», dice Arriola. La responsable del BIC destila pasión cuando habla de la labor del organismo, y reconoce que su equipo «se mete las necesidades de los emprendedores en vena».

«Es sencillo, BIC es quien le va a decir a un emprendedor si su idea puede tener o no futuro y quien le va a acompañar en momentos críticos. Lo saben hacer muy bien, cuentan con expertos y se adaptan a los tiempos». Así describe al centro Gurutz Linazasoro (director general de VIVEbiotech, alojada en el edificio). «Es un catalizador y un impulsor del talento. En nuestro caso, fue clave su apoyo arropamiento desde el principio, en particular el acceso rápido a una primera financiación a través del programa Ekintzaile/Txekintek, los contactos de alto nivel que nos presentaron y su asesoría», defiende Román Orús, cofundador de Multiverse Computing, dedicada a la computación cuántica.

Esas dos ayudas (públicas) son «la joya de la corona», resalta Arriola, ya que comportan hasta 60.000 euros a fondo perdido para los proyectos que son seleccionados por el BIC. Un dinero que sirve, explica, «para avanzar en el prototipado y definir una propuesta de valor como empresa».

Al llegar se les analiza durante dos o tres meses para ver si 'hay idea o no', luego se les inyecta ese capital semilla, se les acompaña y se les ayuda a captar más financiación. «Están nosotros entre uno y cinco años, y la tasa de supervivencia es del 70% cinco años después, es altísima», se felicita.

¿De donde salen los proyectos? Más allá de recibir las propuestas de jóvenes emprendedores, casi siempre de Gipuzkoa aunque no se rechaza de los foráneos si se asientan aquí, la organización monitoriza de manera permanente universidades, centros tecnológicos y empresas. En el campus de la UPV de Gipuzkoa, por ejemplo, dispone de un programa específico y muy potente denominado 'Entreprenari', destinado en especial a facilitar que los investigadores universitarios lleven al mercado sus trabajos.

Mención aparte recibe una de las líneas estratégicas de BIC en los últimos años, como es el apoyo al intraemprendimiento, al nacimiento de ideas dentro de firmas ya consolidadas. De ahí han salido no pocas empresas gracias al programa 'Barnetekin'.

BIC ofrece también varios programas de formación muy específicos o ligados a las distintas fases de maduración de una empresa; por ejemplo, el Padem, un programa avanzado de dirección para emprendedores. O el dispuesto para uno de los sectores con más futuro en el territorio, el de las biociencias, «con apoyos tan relevantes como los de Cristina Garmendia, Julia Salaverría o la Fundación Biociencias», dice Arriola. No son pocas las 'hijas' del BIC en este sector, como iLine Microsystems, Microliquid, Biobide, DNA Data o la propia VIVE Biotech.'