La fusión con Escribano divide al consejo de Indra que acaba con la dimisión de una consejera
La reunión que se ha alargado más de cuatro horas deja en manos de una comisión independiente la adquisición de la empresa familiar del presidente de la cotizada para evaluar los posibles conflictos de interés
Era un único punto del día, y el Consejo de Administración de Indra se alargó casi hasta la caída del sol en la península ibérica. ... Sobre la mesa del órgano rector, una decisión clave: la posible fusión por absorción de Escribano Mechanical & Engineering (EM&E Group), la empresa familiar del presidente ejecutivo de la cotizada, Ángel Escribano. La reunión virtual —según ha podido saber este periódico— se celebró sin la participación de los hermanos Escribano, Ángel y Javier, debido a un conflicto de interés: son propietarios de EM&E y, a su vez, los segundos mayores accionistas de Indra, solo por detrás del Estado a través de la SEPI. Al frente del encuentro estuvo José Vicente de los Mozos, CEO de la compañía.
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«Está la cosa muy caliente», apuntan fuentes del órgano rector de Indra. A última hora de la tarde en Alcobendas, sede social de la empresa, se conoció que una de las consejeras independientes contrarias a la operación, Ángeles Santamaría, había presentado su renuncia 24 horas antes del Consejo. «Ha sido un honor formar parte del Consejo y contribuir al desarrollo de la Sociedad. Deseo expresar mi agradecimiento por la confianza depositada en mí durante estos años», escribía Santamaría en una carta dirigida al secretario del Consejo. Su salida se produce tres meses antes del fin previsto de su mandato, el próximo 28 de octubre, tras lo cual se incorporará a Mapfre. Aunque aduce “motivos personales”, su renuncia se produce justo un día antes de pronunciarse sobre la adquisición de EM&E.
Durante las últimas semanas se han sucedido contactos entre los distintos consejeros para definir sus posturas ante una operación que, según fuentes del mercado, podría alcanzar los 1.500 millones de euros. Además de Santamaría, han manifestado su rechazo a la fusión las consejeras independientes Coloma Armero y Belén Amatriain, así como Jokin Aperribay, tercer mayor accionista de la compañía, solo superado por la SEPI y Ángel Escribano. Uno de los principales argumentos en contra es el riesgo legal de que algún accionista impugne la operación en los tribunales; de hecho, en la última junta de accionistas, un minoritario ya advirtió su intención de judicializar la compra.
Como medida provisional, Indra ha optado —con el respaldo unánime de su consejo de administración— por crear una comisión de estudio específica para analizar la operación, compuesta exclusivamente por consejeros independientes. Con ello, la compañía da luz verde a una evaluación detallada de la posible fusión, pero al margen de los órganos ejecutivos. Será la consejera coordinadora, Virginia Arce, quien proponga al consejo los integrantes de esta comisión, así como las normas que regirán su funcionamiento.
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Gigante en defensa
La adquisición de EM&E, aún está por determinar cómo será la naturaleza de la operación, se enmarca en la hoja de ruta de Ángel Escribano para convertirse en un gigante europeo del sector de la defensa. Para ello, «un equipo se encuentra monitorizando una veintena de compañías», destacó hace unas semanas José Vicente de los Mozos.
Tras las adquisiciones de ITP e Hispasat, Escribano, al frente de Indra desde enero cuando relevó a Marc Murtra en el sillón presidencial, tiene puesta la mira en otras firmas para hacer crecer el portfolio de compañías y controlar toda la cadena de producción en el ámbito militar. Con la incorporación de EM&E al grupo, Indra tendría la capacidad de aumentar su músculo industrial en el sector militar al poder acceder a productos de munición guiada, sistemas contradrón y mecanismos de detección terrestre.
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Además, EM&E desarrolla, entre otros productos, torretas para tanques y vehículos blindados, un mercado este último en el que la compañía también participa junto a Indra, Sapa Placencia y Santa Bárbara Sistemas (propiedad de General Dynamics) a través de Tess Defence, adjudicatario de la fabricación para el Ejército español de los 8x8 Dragón y del Vehículo de Apoyo Cadenas (VAC), dos contratos valorados cada uno de ellos en torno a 2.000 millones de euros.
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