Oihana Lozano, frente a su negocio en el barrio donostiarra de Herrera. Arianne Estética

«Emprendí en el negocio de estética porque quería pasar tiempo con mi hija»

Oihana Lozano abrió su comercio hace nueve años en solitario y tener autonomía para las horarios le facilita la conciliación familiar

Diego Fernández Tortosa

San Sebastián

Miércoles, 20 de agosto 2025, 00:03

«Quería compaginar mi trabajo en el centro estético con el cuidado de mi hija». Ese pensamiento fue el que le hizo a Oihana Lozano, donostiarra de 36 años, decantarse por emprender y crear su propio negocio (Arianne Estética). En la actualidad este comercio le permite organizar su vida con autonomía para una mayor conciliación familiar y, a la vez, mantener otra empresa dedicada a la salud mental, dos de los sectores con más presencia femenina, según el informe.

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Esta vecina de Larratxo mantiene sola su centro, debido a su experiencia en este mercado, debido a la alta fidelización de sus clientas. «He llegado a tener a cinco chicas de prácticas, pero no me salía rentable económicamente porque las personas que venían solo querían hablar y tratarse conmigo», explica esta emprendedora.

Esa conexión es algo que agradece, ya que son los frutos de un largo recorrido. «Llevo trabajando en este sector desde los 18 años, pero mantenía un salario bajo y no podía aplicar mis propias directrices. Me gusta ser libre y, como veía que conectaba con las clientas (la mayoría son mujeres) allá adónde fuera, decidí emprender. Quería dar mi toque, mi esencia; cuidar a la gente como yo quería y desde el punto que a mí me gustaba». Un salto al vacío que le salió bien desde el principio, consiguiendo una agenda de usuarios fidelizados con su modelo empresarial, que se basa en un trato personalizado, en cualquier idioma –habla euskera con facilidad–, y con una fuerte presencia de componente emocional. «Lo más importante para mi negocio es comprobar si estoy alineada en lo que pienso, lo que siento y lo que digo», destaca.

Aunque reconoce que el trabajo estético es muy demandante «física y emocionalmente hablando», ella siempre ha tenido trabajo y no ha enfrentado ningún obstáculo. Para comenzar con este centro abonó un capital inicial de 15.000 euros, para el cual recibió ayuda de un miembro de su familia.

Pero aunque su centro de belleza, situado en el barrio de Herrera, le permita sustentarse económicamente y le haya dado libertad para poder disfrutar de tiempo libre, su propósito de vida está relacionado con la otra empresa (Viviendo sin ataduras), que creó hace menos de un año junto a un socio. «En un futuro me gustaría dedicarme de manera plena a mi otro negocio y ayudar a personas con problemas relacionados con la salud mental».

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