Las instituciones analizan hoy con el grupo CL la posible reapertura de Corrugados

El encuentro tendrá lugar esta tarde en el Palacio foral y ha venido precedido de otras reuniones en las que CL mostró su interés en volver a poner en marcha los hornos que el grupo Gallardo Balboa cerró en 2013. La traumática medida dejó en la calle a los últimos 180 trabajadores de la planta de Corrugados de Azpeitia, que llegó a emplear a 500, y a 30 de Lasao.

La reapertura supondría la contratación de 140 personas de forma directa, además de otros 500 empleos indirectos. No obstante, el proyecto presenta dificultades de orden normativo. El primero de ellos radica en que el Plan General de Azpeitia reserva los terrenos que ocupaba Corrugados a la construcción de viviendas y equipamientos. A esta traba se añade que la puesta en marcha de la factoría requiere de una nueva autorización ambiental del Gobierno Vasco.

Este último trámite compete a la consejería de Desarrollo Económico, de la que es titular Arantxa Tapia (PNV). Según el comunicado hecho público el sábado pasado por el grupo municipal jeltzale en el Ayuntamiento de Azpeitia, el Gobierno Vasco y la Diputación han mostrado «el compromiso y la determinación necesarias para la articulación del proceso». Es decir, que darían todas la facilidades para que la renovación de los permisos no fuera un escollo para la reapertura.

Por lo que respecta a la modificación del Plan General de Ordenación Urbana, obligada para volver a encajar un uso fabril en los terrenos, este paso depende del Ayuntamiento de Azpeitia, gobernado en solitario por Bildu.

CL tiene su sede en Jerez de los Caballeros (Badajoz). El grupo factura 800 millones y cuenta con una plantilla de 1.600 personas. Su actividad se desarrolla en sectores como las energías renovables, la distribución de gas, la industria química o la papelera. En Euskadi es propietaria de Global Energy Services, firma que adquirió en liquidación en 2016 y que tiene su sede en Zamudio.