Los 'capitanes' de empresa dibujan el día después

Acaba de terminar un año muy complicado en todos los sentidos. La salud, la economía, el estilo de vida e incluso el modo de relacionarnos, han sido duramente castigados y el recuerdo del 2020 será imborrable.

La buena noticia es que sin saber todavía exactamente cuándo y cuánto mejorará, podemos decir que, si no hay más sorpresas, 2021 será un año bastante mejor. Así, si las vacunas cumplen con las expectativas, el problema sanitario será progresivamente controlado y con ello vendrá la paulatina recuperación económica que necesitamos. En este proceso, la velocidad será clave y por ello necesitamos una perfecta y rápida distribución de las vacunas. No obstante, no debemos olvidar que todos tenemos deberes y cuando nos toque, tenemos que vacunarnos y entre tanto, maximizar el cuidado para no contribuir a una nueva ola.

Con expectativas mejores y a medida que estas se cumplen, la inversión y el consumo se animarán y progresivamente la situación económica irá mejorando, si bien la primera parte del año puede ser todavía complicada. A las apuestas presupuestarias más cercanas, ayudarán esta vez la decidida actuación europea y la elección de Biden. También sería deseable un Brexit que dejase de ser noticia.

Es el momento de modernizar nuestra economía. No obstante, no olvidemos que la recuperación dependerá del sector, del posicionamiento y un largo etcétera propio de cada negocio. Y tengamos también presente que las consecuencias de la pandemia han exigido un volumen ingente de ayudas que tendrán que continuar hasta que la situación se normalice. Ello exigirá que entre todos y de una manera justa, deberemos contribuir a reequilibrar las cuentas y también a disminuir las desigualdades.

Después de un año muy complicado en el que hemos tenido que enfrentarnos a una situación hasta ahora desconocida, que además de haber afectado a la sociedad desde el punto de vista sanitario ha traído consigo consecuencias muy relevantes en el ámbito económico y social, el año 2021 se presenta con optimismo en cuanto a las expectativas del Grupo CAF. Estamos convencidos de que será un ejercicio de recuperación y vuelta a la senda del crecimiento en todos los ámbitos de la actividad de la empresa.

Dentro de nuestra estrategia para situarnos como un referente a nivel global en el sector de la movilidad, debemos seguir apostando de forma clara por el desarrollo de energías más sostenibles y cuidadosas con el medio ambiente, la acumulación de energía, la automatización, la intermodalidad de los sistemas, siendo conscientes de que dichas tecnologías marcarán el futuro del transporte colectivo.

El desarrollo de este tipo de soluciones será de gran importancia para el futuro del compromiso verde europeo, destacando entre ellas la solución de hidrógeno, tanto en el mercado ferroviario, donde CAF ya está desarrollando un proyecto que tiene como objetivo ser los primeros en poner un tren propulsado por hidrógeno en vías españolas, como en el sector del autobús donde nuestra filial Solaris es uno de los líderes a nivel europeo.

Para todo ello, será necesario el apoyo y el trabajo conjunto con las administraciones públicas, buscando distintas formas de colaboración para conseguir las capacidades que nos permitan ser referentes en un sector tan estratégico como es la movilidad. En este ámbito, destacar además la importancia y el reto que va a suponer la gestión de los fondos europeos de ayuda, necesarios para llevar a cabo los planes de recuperación y el crecimiento económico.

Hemos terminado un año duro para todos, en especial para aquellas personas que han perdido seres queridos, se han quedado sin trabajo o, como es el caso del personal sanitario y de servicios esenciales que han tenido que trabajar duro para nuestro bienestar. Iniciado 2021, que la euforia de la vacuna no nos embriague de insolidaridad, ni nos haga olvidar las cuestiones vitales. Salud y solidaridad.

La pandemia nos ha traído la mayor crisis de la historia económica reciente y activado el proceso latente de una transformación, iniciada ya en 2015. Para hacer frente a los desafíos de la soberanía económica europea en el horizonte de 2030, la Unión Europea ha movilizado un volumen histórico de recursos orientados a la transformación y consolidación de su sistema tecnológico e industrial.

Este es el desafío principal de 2021: ser capaces de articular una estrategia tecno-industrial adecuada para encajar nuestro sistema en la cadena de valor europeo de manera óptima. Sin estrategia no hay gestión eficiente de recursos públicos y se malentiende la cooperación público-privada necesaria en parámetros europeos.

Los nubarrones en forma de crisis de deuda y las propias dificultades de una geopolítica tecno-industrial en permanente tensión son datos que nos obligan a estar alertas y a exigirnos un proyecto de país. Llevamos demasiado tiempo cómodos por la gran herencia recibida, y gestionándola sin contemplar nuestra posición real en el marco de las regiones más dinámicas de la Unión Europea.

2021 es el pistoletazo de salida, con meta en 2030. Objetivo: la consecución de nuestro renacimiento tecno-industrial. La solidaridad intergeneracional lo exige y nuestro país, también.

En BBVA miramos al 2021 con optimismo. La llegada de las vacunas es una gran noticia que nos permitirá recuperar paulatinamente la normalidad en nuestras vidas y un rebote en el crecimiento económico en la segunda mitad del año.

El papel de las empresas es crítico para impulsar la recuperación, pues la inversión privada es un factor clave para el crecimiento económico a largo plazo. Los poderes públicos han de enfocar su labor en generar el entorno de confianza necesario para atraer esta inversión: estabilidad institucional, predictibilidad regulatoria, reformas estructurales e incentivos adecuados.

En parte, los incentivos pueden provenir de los fondos europeos, que podrían así multiplicarse con la inversión privada. Estos fondos suponen una oportunidad histórica para modernizar nuestra economía y nuestra sociedad con un enfoque en la digitalización, la inclusión y la sostenibilidad. Los fondos deben ayudar a la transformación, no solo del sector público y las grandes empresas sino, muy especialmente, de pymes y autónomos, para lo que será necesario contar con programas de amplio espectro y esquemas de asignación de los fondos que sean ágiles, competitivos y transparentes.

En BBVA encaramos el 2021 con confianza, tanto por nuestra apuesta pionera por la digitalización, como por la relevancia creciente de nuestras prioridades estratégicas tras la pandemia. Nuestro foco seguirá siendo estar cerca de nuestros clientes, ayudándoles a mejorar su salud financiera y a afrontar el reto de la sostenibilidad.

Y lo haremos desde una posición de fortaleza financiera sin igual, que nos permitirá invertir en el crecimiento de la economía, apoyando a la sociedad en la fase de recuperación, y al mismo tiempo incrementar la retribución a nuestros accionistas.

Reconstruir las relaciones, la economía y la industria. Ambiciosos retos por delante que sin duda alguna van a requerir esfuerzo e inversión del conjunto de la sociedad.

Hemos aprendido lecciones durante estos pasados meses que van a marcar el futuro, una de las más importantes es que hemos recuperado el gusto por la industria, reconociendo su importancia y la necesidad que tenemos de ella como sociedad y como país.

Sabemos que debemos mantener producción aquí, cerca, y que las fábricas son un factor de progreso y garantía de abastecimiento en las situaciones más difíciles. Pero además son sinónimo de empleo de calidad y riqueza para el conjunto de la sociedad. Así que confío en que en 2021 este aprendizaje se convierta en realidad.

Pero no será una industria como la que conocíamos hasta ahora. Será una industria más limpia, basada y asentada en energías limpias y descarbonizada que nos haga avanzar hacia un futuro más sostenible y eficiente. Una transición energética que según los datos de la Agencia Internacional de Renovables requerirá una inversión de 797.000 millones de euros anuales hasta 2050.

Y sin duda será una industria digitalizada, donde procesos y producción entrarán de forma acelerada y urgente en esta cuarta revolución industrial. Un nuevo modelo que va a permitir optimizar la fabricación y dotarla de una inteligencia al servicio de eficiencia que redundará en una mayor productividad.

Empezamos un nuevo año, sin duda un poco menos inocentes de lo que éramos el año pasado por estas fechas cuando nos deseábamos lo mejor unos a otros desde la ignorancia de los que estaba a punto de llegar, pero con la misma ilusión y buenos propósitos que nos permitirán una reconstrucción sostenible para todos. ¡Feliz 2021!

No es ningún secreto que 2021 seguirá siendo un año complicado para toda la sociedad y por supuesto para las empresas y la economía. En primer lugar, porque vamos a arrastrar las secuelas de este ejercicio, y en segundo, porque aún vamos a estar lejos de la recuperación, especialmente en los sectores más afectados.

Pero si algo nos ha enseñado esta pandemia, es que las previsiones cambian tan rápidamente como cambian las circunstancias. Este es el nuevo escenario en el que vivimos. La incertidumbre nunca es fácil de gestionar y tenemos que aprender a desenvolvernos en ella. No obstante, a pesar de este contexto de incertidumbre, resulta fundamental que las empresas que tenemos la capacidad para invertir lo sigamos haciendo, generando empleo, riqueza y valor en nuestro entorno, de tal forma que, así, podamos ayudar a recuperar la economía lo antes posible.

En nuestro caso, además del mantenimiento del plan de expansión, el esfuerzo en 2021 debe ir encaminado hacia tres vías: la seguridad, el apoyo a lo local y la digitalización. Está claro que esta crisis nos ha dibujado un escenario en el que la seguridad de las personas es el pilar sobre el que hemos tomado y tomaremos nuestras decisiones. Esto va a implicar que las inversiones en materia de prevención se conviertan en partidas imprescindibles. Por otro lado, el compromiso con los proveedores más cercanos nos va a ayudar también a mantener viva la cadena de valor en nuestro entorno y será un motor para la economía local y la recuperación. En cuanto a la apuesta por la innovación y la digitalización, estas serán claves para que las empresas podamos adaptarnos a una realidad y a una sociedad con nuevas necesidades.

Parece un poco osado predecir cómo será 2021 cuando si algo hemos aprendido en estos últimos meses es que las previsiones poco se han parecido a la realidad.

Sin embargo, me siento cómodo al hacerlo desde mi posición de CEO de Euskaltel porque, si algo parece seguro y lo hemos comprobado todos, es que las telecomunicaciones y la digitalización son claves en el mundo que nos llega, mejor dicho en ese futuro que ya está aquí. Servicios que antes nos parecían lejanos, se han convertido en herramientas casi de uso doméstico y las empresas que más habían invertido en su digitalización, en inteligencia artificial o ciberseguridad son las que más oportunidades han descubierto de cara al futuro.

Euskadi lleva años apostando por las telecomunicaciones y cuenta con servicios avanzados para una industria y una sociedad exigentes que están acostumbrados a productos y servicios de calidad. Los Fondos de Reconstrucción Europeos coinciden con esta línea de trabajo en la que llevamos años. Son recursos que llegarán a nuestras empresas, al conjunto de entidades vascas para dotarles de un nuevo impulso para incorporar las nuevas oportunidades que el 5G o el big data nos ofrecen.

Euskadi será claramente una sociedad industrial, pero esa industria no se parecerá a la del pasado, excepto en la riqueza que genera. Será una industria que se moverá con comodidad en el mundo digital y que podrá desde aquí ofrecer sus productos y servicios a un mundo sin barreras.

Hoy el mundo no tiene límites y sin duda la caída de fronteras, fruto de una navegación sin obstáculos, es una oportunidad para Euskadi.

El año 2021 será digital y Euskaltel estará ahí para crear las condiciones necesarias para que toda la sociedad pueda disfrutar de las oportunidades del nuevo mundo.