Torres y Oliu: la lucha de dos titanes de la banca para sobrevivir a una opa histórica
El resultado de la operación, que ya es la cuarta más larga de Europa, marcará el futuro de dos de los banqueros con fuerte influencia en el sector
Dicen quienes les rodean que siempre han presumido de una relación «cordial» y «respetuosa» que ahora se enfrenta a una auténtica prueba de fuego para ... mantenerse a flote. El presidente de BBVA, Carlos Torres (Salamanca, 1966), y el de Banco Sabadell, Josep Oliu (Sabadell, 1949), han sabido mantener las formas en las pocas ocasiones en las que han coincidido en público desde que el 9 de mayo de 2024 la vasca dinamitase el mapa bancario español con su opa hostil sobre la catalana. Era el nuevo intento de Torres por fusionarse con Sabadell en cuatro años, desde que en 2020 ambas entidades rompieran negociaciones por desacuerdos en la ecuación de canje.
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Aquel momento, que parecía un punto y seguido en la relación de los dos banqueros, se transformó en una brecha casi insalvable el pasado año, tras la filtración del nuevo acercamiento que precipitó el lanzamiento de la opa hostil, en un momento crítico, antes de las elecciones a la Generalitat en Cataluña. «No diría que me sentí engañado; esa filtración ocurrió», defendía el presidente de BBVA en una reciente entrevista con este diario, cuando se le preguntaba por su relación con Oliu, quien sigue manteniendo en público que aquella información adelantada por la cadena británica Sky News no partió, precisamente, del banco que preside
Pese a las tensiones, ambos suelen dirigirse palabras de afecto profesional, en un momento en el que su destino como titanes de la banca sigue siendo una de las grandes incógnitas tras los 16 meses que ya dura esta operación, la cuarta del sector más larga de Europa.
Los dos se conocen bien y saben que se juegan mucho en esta guerra del desgaste. No se trata solo del futuro de sus bancos, sino del suyo propio. Y es que sea cual sea el resultado de la operación, uno de los dos saldrá peor parado que el otro.
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Fuentes del entorno de Carlos Torres mantienen que, si la opa no sale adelante, dolerá, pero no será ningún fracaso. Así lo asegura también el propio banquero, confiado en la fortaleza de BBVA -«un bancazo», según defiende cada vez que tiene ocasión- incluso en caso de no anexionarse Sabadell.
El directivo ya logró el 'sí' de su consejo a la ampliación de capital inicial para llevar a cabo la opa. Y también se aseguró el apoyo a seguir adelante pese a las condiciones de Competencia y el veto temporal a la fusión impuesto por el Gobierno. No obstante, fuentes del sector financiero consultadas por este diario apuntan al severo agotamiento que para muchos accionistas ha supuesto el proceso que, en las estimaciones iniciales de La Vela, iba a cerrarse en apenas seis meses. «La imposibilidad de liquidar la oferta podría afectar de forma negativa a la reputación de BBVA y generar reacciones adversas en inversores y clientes», reconocía el banco en uno de los documentos remitidos estos días a la CNMV.
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Las mismas fuentes insisten en que, pese al hartazgo, el banquero no se plantea dimitir si no tiene éxito en su cruzada, incluso a pesar de las voces que no comulgan del todo con ese riesgo de tropezar dos veces con la misma piedra. Sobre todo tras la evidente necesidad de mejorar la opa que llevaba sobrevolando el mercado desde comienzos de año y que -pese a negarlo mil veces- finalmente ha ocurrido.
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Si esa mejora del 10% anunciada esta semana convence a los accionistas del Sabadell, este podría ser el tercer gran hito de Torres desde que asumió la presidencia ejecutiva de BBVA -figura que no termina de gustar al BCE, que aboga por separar el poder ejecutivo de ese cargo- en 2019. Su otra gran operación fue la venta de la filial de EE UU a PNC por 11.600 millones de dólares en 2020, dinero con el que valoró su primer contacto con Sabadell. Pero su verdadero hito al frente del banco ha sido sin duda el importante proceso de digitalización acometido, su gran obsesión como estrategia de ahorro de costes y de futuro para todo el sector.
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Por su parte, Josep Oliu, de 75 años y con 26 a sus espaldas al frente de la entidad, ha asumido estos meses el mando en el plan de resistencia del Sabadell. Para él, se trata de algo más que un negocio. El precio es importante, pero también el fuerte arraigo de un banco fundado en 1881 por un grupo de históricas familias catalanas y que Oliu ha convertido en la cuarta entidad del país, con un valor de mercado de unos 17.000 millones de euros.
Porvenir incierto
Con el buen tono que le caracteriza en las distancias cortas, Oliu ha rechazado estos meses cualquier especulación en torno a su posible futuro, bien sea a través de una sucesión -para los que piensan que esta es su última batalla al frente del banco, si sigue en solitario-, bien a través de una jubilación forzada si la opa tiene éxito y hay cambios en el consejo del Sabadell. Todo dependerá de la participación de control que BBVA alcance con la opa. Es decir, podrá nombrar el número de consejeros según la posición definitiva que tenga, siempre que se respete la condición del Gobierno de una «gestión independiente» de ambas entidades durante al menos tres años, prorrogables a otros dos.
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Fuentes del entorno aseguran que, a sus 76 años, Oliu rechaza la idea de jubilarse si la opa fracasa, lo que le permitiría dejar el banco por la puerta grande. Su hipotética reelección sería en 2027, con 78 años, aunque el triunfo de BBVA aceleraría su retirada. «No hay ninguna decisión tomada», asegura Torres cuando se le pregunta si contaría con él en caso de que la fusión prospere. Pero no parece que esa posibilidad de trabajar mano a mano vaya a suceder. Los dos banqueros han acelerado el choque dialéctico estos días, conscientes de que en esta carrera de fondo en la que se ha convertido la opa, es vital apretar en la recta final hacia la meta.
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