Las incómodas verdades del hambre en el mundo

El historiador y analista político David Rieff cuestiona en un libro el «optimismo reinante» sobre la erradicación de la pobreza en las próximas décadas

e. c.

Viernes, 19 de febrero 2016, 18:15

¿Es ingenuo creer en el fin de la pobreza y el hambre generalizada en el mundo? ¿Seremos capaces de proporcionar alimentos a una población global de nueve mil millones de personas en 2050? El historiador y analista político estadounidense David Rieff trata de responder a estas preguntas en 'El oprobio del hambre' (Editorial Taurus), un ensayo nada complaciente que se presenta como una llamada de atención al «optimismo reinante» en el ámbito del desarrollo, que abarca desde la ONU al Banco Mundial, pasando por los grandes filántropos a lo Bill Gates y las ONG más importantes, como Oxfam. Es decir, el «'establishment' del ámbito del desarrollo».

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Un optimismo que se resume en la creencia en que la erradicación de la pobreza y el hambre mundiales está al alcance de la mano gracias fundamentalmente a la aplicación razonable de los avances científicos. Desde este consenso, las soluciones al hambre y la pobreza «son básicamente de orden técnico, y pueden alcanzarse rápidamente con un mínimo de orden y de inversión».

Para Rieff esta visión, nada realista, es errónea porque elude un factor fundamental: el enfoque político. Precisamente el que evitan los «filantrocapitalistas» como Gates y Warren Buffett -a los que el autor dedica buena parte del libro- cuyas voluntariosas «fórmulas de salvación económica para los pobres» se tambalean «frente a los escenarios previsibles de cambio climático o de crecimiento demográfico». Bill Gates aventuró que para 2025 ya no habría hambre en el mundo. Con el respaldo de 30 años de estudio y elaboración de informes sobre ayuda humanitaria y desarrollo, Rieff expone una serie de razones de peso para ponerlo en duda.

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