Australia considera a Djokovic un peligro sanitario y le retira la visa
El ministro de Inmigración, Alex Hawke, ha hecho uso de sus poderes discrecionales para cancelar nuevamente la visa del tenista que puede recurrir, pero su participación en el Open austral parece imposible y podría ser deportado durante tres años
Enric Gardiner
Viernes, 14 de enero 2022
Tras varios días de incertidumbre, el ministro de inmigración australiano, Alex Hawke, tomó la decisión de deportar a Novak Djokovic. Ejerció su poder personal, recogido en la sección 133C(C) del tratado de inmigración para cancelar el visado del serbio en beneficio de la salud pública, al no estar vacunado Djokovic y considerar insuficiente el contagio producido el 16 de diciembre. Se termina así con un culebrón que ha durado diez días y que ha sacudido al mundo del deporte y a la política mundial. Djokovic aún podrá recurrir para intentar jugar el Abierto de Australia, pero el tiempo juega en su contra y el lunes comienza ya el torneo. Apenas le queda tiempo de reacción.
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La opción más plausible es que por lo menos intente evitar la sanción de tres años sin poder entrar al país que podría acompañar a la deportación. En esta decisión ha jugado un papel muy importante la opinión pública, ya que la mayoría de la población australiana, vacunada y que ha soportado dos años de fuertes restricciones, está en contra de permitir jugar a una persona declarada antivacunas y cuyos movimientos están rodeados de sospechas.
Además de no querer vacunarse, Djokovic cometió un error al rellenar los documentos previos al viaje, al no indicar que había viajado de Belgrado a España en los 14 días previos al aterrizaje en Australia. El serbio lo achacó a un error humano de su agente. También aseguró haber dado positivo el 16 de diciembre, no lo hizo público, no conoció el resultado hasta el 17, pese a que el laboratorio envió el positivo el mismo 16, y, pese a saber que estaba contagiado, acudió a una entrevista el 18 sin avisar al periodista y por «no quedar mal con él».
Según explicó Hawke en un comunicado, para tomar la decisión de deportar a Djokovic, ha tenido en cuenta tanto las pruebas aportadas por el departamento de interior australiano, por las fuerzas fronterizas y por el propio tenista. Conviene recordar que este año habrá elecciones en Australia, para comprender por qué Hawke necesitaba reunir todas las pruebas posibles antes de contentar a la masa.
Para Djokovic esto supone un golpe durísimo a sus aspiraciones de lograr el vigésimo primer Grand Slam de su carrera, el que le colocaría por delante de Rafael Nadal, que sí participará en Australia, y de Roger Federer, ausente por sus problemas de rodilla. El número uno del mundo se había entrenado ya tres días sobre el cemento de la Rod Laver Arena, confiando en que el Gobierno no le echaría por tener la justicia de su mano. Y es que en la decisión de Hawke no pesa el hecho de que un juez australiano diera la razón al serbio y revocara la cancelación de su visa por entender que, cuando este fue retenido durante diez horas en la frontera, no se le trató justamente. Todo triunfo avistado ese día, se ha desvanecido completamente.
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Ahora se espera que los abogados de Djokovic apelen la decisión para que el tenista no sea deportado este mismo viernes, pero restan menos de 72 horas para que comience el torneo en Melbourne, lugar en el que el serbio ha ganado en nueve ocasiones el torneo.
Y este no es el único varapalo que puede llevarse. Un triunfo de Daniil Medvedev en Australia supondría que Djokovic pierda el número uno del mundo por primera vez desde el 3 de febrero de 2020.
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