Habrá que esperar un tiempo, por lo menos hasta el Manomanista, para comprobar los efectos del factor Aimar Olaizola al frente de Baiko. Unai Laso ... y Ander Imaz tuvieron en sus manos acabar con la racha de títulos consecutivos de Aspe. El 11-17 hacía concebir firmes esperanzas de que Oinatz Bengoetxea iba a dejar de ser el último campeón de la empresa bilbaína, que en aquel Manomanista de 2017 todavía se denominaba Asegarce. Sin embargo, volvieron a caer y Aspe suma ya catorce seguidas.
Publicidad
De todas maneras, el impulso que supone la irrupción de Laso, aunque Altuna le haya puesto freno hasta el momento, permite albergar fundadas esperanzas sobre la vuelta a la alternancia. El de Bizkarreta cayó 22-20 en la final del Cuatro y Medio, resultado repetido ayer en la del Campeonato de Parejas. Cuando estás tan cerca, es lógico creer que la victoria llegará más temprano que tarde.
Laso volverá a partir entre los favoritos en el Manomanista porque posee cualidades indudables para la modalidad y porque lo demuestra semana a semana sobre la cancha. La fortuna acabará por sonreírle.
Ver de nuevo lleno el Bizkaia después de una liguilla de semifinales con claroscuros desde el punto de vista de la asistencia alivia a las empresas a las puertas de un Manomanista que posiblemente incorporará una liguilla de cuartos en dos grupos como la del Campeonato del Cuatro y Medio en busca de enfrentamientos atractivos. La sucesión de partidos entraña riesgos desde el punto de vista del pelotari, a quien se le pide sacrificio en aras de un mayor número de partidos de enjundia. Un grupo amplio de manomanistas con opciones invita a probar para tratar de atraer a los pelotazales al frontón. Laso, que se ha metido en el bolsillo a mucha gente, es ahora mismo la mejor baza de la que disponen los empresarios. Desde luego, la visión de futuro de quien decidió en Baiko no renovarle el contrato en septiembre de 2020 es para hacérselo mirar.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión