A veces, la pelota no es muy justa

Los genios deben estar siempre guardados a buen recaudo en su lámpara. Si la frotas, puedes encontrarte con sorpresas inesperadas, pero nadie te asegura que sean agradables. Eso es lo que les pasó este sábado en el Adarraga de Logroño a Ezkurdia y Ladis Galarza. La pareja navarra, sobre todo el delantero de Arbizu, se las prometía muy felices tras llevar la voz cantante de un duelo en el que había mucho en juego. Se enfrentaban las dos parejas que habían perdido en la primera jornada de la liguilla de semifinales. El ganador seguiría con vida a falta de un último compromiso. El perdedor, decía prácticamente adiós a la competición. Y cayeron en el error de frotarla en el momento más inoportuno. Le dejaron libre y lo pagaron muy caro. Altuna III decidió con una apertura y puso la guinda a un partido con el que no se quedó nada satisfecho. Seguro que no.

El amezketarra, desquiciado en la cancha, bailó al son que impuso Ezkurdia. No podía hacerle frente. El de Arbizu le daba una velocidad más a la pelota y solo defendiendo es muy complicado ganar los partidos. Es cierto que la tensión agarrotó a los cuatro protagonistas, sobre todo a los zagueros, pero en los momentos importantes es cuando uno debe dar un paso adelante. Y Altuna no lo hizo, salvo en ese detalle mágico que decidió la contienda. Pero lo que vale es llegar a 22, sea como sea. Jugando bien o mal. Nadie se acuerda del perdedor, por muy bien que lo haya hecho. Lo que queda es impotencia.

Y eso lo sabe bien Ezkurdia. «No hemos sabido romper el partido, hemos ido por delante casi siempre, les hemos dado vida y te acaban rematando. Lo tenemos casi imposible para acceder a la final. Ellos han sabido aprovechar su momento para llevarse la victoria. Nosotros, no». Razón no le falta al vigente campeón, pero la culpa de su descalabro no tienen que buscarla en el ojo ajeno, sino en el propio. Las desconexiones en el juego que sufrieron la pasada semana en el mismo escenario ante Peña II y Albisu volvieron a repetirse. Y en los momentos decisivos.

Altuna III y Mariezkurrena II sacaron petróleo de las indecisiones del contrario. Se mantuvieron en un partido en el que hubo hasta ocho abrazos en el luminoso confiando en que la curiosidad llevara a Ezkurdia y Ladis Galarza a mirar, aunque fuese de reojo, a la lámpara. Cayeron en su trampa y les costará un tiempo olvidarlo.

A veces la pelota no es justa. El trabajo de Ezkurdia, su buen hacer, se quedó en nada. Lo dio todo, pero resultó insuficiente. Puso las cartas boca arriba. Se la jugó a pecho descubierto porque lo que estaba sucediendo en la zaga, con un Ladis Galarza empeñado en limpiar los colchones superior e inferior, no le convencía. Tampoco es que Mariezkurrena II se estuviese saliendo. Buenos pelotazos alternados con errores de bulto, pero el de Berriozar, a diferencia de lo que sucedió en el Labrit contra Elezkano II y Zabaleta, no se fue del partido y asumió su responsabilidad. Puede respirar tranquilo, de momento. Pero no todos los días la moneda sale cara. Con el de este sábado son cuatro los partidos que han ganado por la mínima en el presente campeonato.