«Irujo y yo nos hemos necesitado el uno al otro»
Olaizola II habla de sus experiencias al lado del eterno rival
JOSEBA LEZETA
Jueves, 22 de junio 2017, 08:18
La historia de la pelota a mano profesional de comienzos del siglo XXI no se explica sin la pugna mantenida entre Aimar Olaizola y Juan Martínez de Irujo durante más de una década. Uno y otro crecieron y se desarrollaron como pelotaris en la medida que el rival les obligó a mejorar, a cambiar, a modificar sus ideas y a variar el estilo. Ambos han conducido el mano a mano en toda la cancha a una dimensión desconocida, impensable hace diez años.
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Olaizola II es el pelotari ante el que Irujo ha vivido sus mayores victorias y sus principales derrotas, el hombre que mayores dificultades le ha creado, el que más le ha exigido sobre la cancha. La trayectoria de uno no se entiende sin la del otro.
Aimar Olaizola sigue en activo a sus 37 años -el 11 de noviembre cumplirá 38- y todavía le queda cuerda. No sabemos hasta cuándo. Martínez de Irujo, su gran oponente en todas las disciplinas, se ha visto obligado a una retirada prematura a los 35 por culpa de una dolencia cardiaca. El de Ibero recibirá el sábado por la tarde en un Labrit lleno a reventar el reconocimiento, el calor y la ovación cerrada de los pelotazales que le admiran.
El delantero de Goizueta no acudirá a Pamplona porque ese día le coincide la eliminatoria del Torneo San Fermín del cuatro y medio que le enfrenta a Oinatz Bengoetxea, pero nos analiza momentos y circustancias de sus carreras, de sus finales, de sus enfrentamientos...
El partido más duro. «He destacado con frecuencia la primera final del Manomanista que le gané, la de 2005. Principalmente porque tuve que remontar un 15-6. Pero nuestro duelo más exigente desde el punto de vista físico, por el calor que hizo, fue el de la final del Torneo San Fermín del cuatro y medio de 2015, hace dos años. Se jugó al mediodía como siempre y la temperatura fue altísima dentro del Labrit. Ese día estuvo Cayetano Martínez de Irujo en el frontón».
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La victoria por 22-1 de Irujo. «Me ganó fácil en el Ogueta de Vitoria, dentro del Manomanista. Fue el año siguiente a la rotura de fibras que sufrí en el biceps del brazo derecho. Jugué mal y no me dio ninguna oportunidad. Aprovechó mucho el saque-remate. Mi juego de entonces era clásico. Trataba de pelotear y endurecer el partido. No me dejó. Me sorprendió».
Un partido de parejas. «Resultó duro e igualado el de la final del Campeonato de Parejas de 2009 en el Atano III de San Sebastián. Oier Mendizabal y yo habíamos ganado juntos las txapelas el año anterior y repetíamos final. Fernando Goñi acompañaba a Juan. También se recuerda mucho nuestro duelo en la final de 2006, en el Ogueta de Vitoria. Irujo y Eulate completaron una gran actuación. Yo formaba pareja con Zearra. Camino de Gasteiz sufrí un accidente con el automóvil y no estuve nada bien. Pienso que Juan tiene mejores partidos que aquel del Ogueta».
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Sentirse dominador. «Las finales del Manomanista de 2012 y 2013, las dos últimas en las que nos hemos enfrentado, son los encuentros de esta modalidad en los que me he sentido más cómodo dentro de las dificultades que suponía siempre medirse a Irujo en toda la cancha. De todas maneras, los dos partidos fueron bastante más peloteados de lo que puede indicar el 22-7 con el que acabaron ambos. Presumía muy difíciles las dos finales, pero las dominé. También es cierto que en los últimos años, desde que decidí restar de aire los saques y variar mi juego, le aguantaba mejor».
Una jugada. «Lo más sorprendente de su juego es restar de aire los saques en el mano a mano. Si tengo que elegir una de sus jugadas, me quedo con esa. Con el tiempo, cambié y me adapté a su manera de jugar. Me vino bien y me ayudó a ser mejor. De alguna manera, nos hemos necesitado el uno al otro y progresamos por lo que uno le exigía al otro. Otra reflexión. Aunque la gente no lo piense, esta manera de jugar mano a mano en toda la cancha es más difícil que la clásica».
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Un remate sorprendente. «Juan siempre ha sido muy agresivo. Dominaba todas las posturas. Sus ganchos de izquierda, sus cortadas de zurda... Han sido tantos remates que no puedo elegir solo uno».
Respeto mutuo. «Muchos años de rivalidad, numerosos partidos relevantes... Es normal que se produzca alguna estorbada. Forman parte del juego. Los piques nunca han ido a más. Siempre nos hemos respetado. Hemos tenido seguidores y hemos atraído gente al frontón durante bastante tiempo. Ha reinado el buen ambiente en nuestros enfrentamientos. Hemos sabido distinguir lo deportivo de lo personal».
Despedida. «Me habría gustado estar al lado de Juan el sábado en el Labrit, asistir a su homenaje y saludarle. No podrá ser porque tengo partido en Muskiz a la misma hora. Siento pena. Lo digo con sinceridad. También estaba invitado a la comida organizada en su honor el lunes en una sociedad de Donostia. Había aceptado ir. Sin embargo, un asunto personal de última hora me impidió acudir. Me dio rabia».
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