La primera victoria de Jon Rahm, en Jaizkibel

«Tú que vas a ganar, vamos que se hace muy tarde. Nos montamos en el coche y al rato nos llamaron para decirnos que había ganado. Ya estábamos por Durango, así que no recogió el premio».

Jon tenía razón. Él fue el ganador cuando nadie lo esperaba. En las paredes del Real Club Golf de San Sebastián no hay fotografías que dejen constancia de aquel triunfo porque el actual número uno del mundo estaba ya pasando Durango cuando supo que había ganado, y tampoco los socios del club que más relación tienen con el de Barrika lo recuerdan. Pero la anécdota la rememora bien su aita.

En ese torneo también estaría el donostiarra Guillermo Retana, otro golfista, en este caso del club Basozabal, que apuntaba alto en categorías inferiores. Escribimos en condicional porque él tampoco recuerda aquella victoria de Rahm, pero sí tiene muy presente «aquellos torneos de la Federación Vasca que se jugaban en diferentes clubes en los que tanto coincidían» él y Rahm. «Seguro que ganó alguno de esos torneos. Teníamos mucho pique en el campo, pero fuera nos llevábamos de maravilla –recuerda–. Yo dormía en su casa cuando me tocaba jugar por Bizkaia y él en la mía cuando venía a competir a Gipuzkoa. Somos de la misma edad. Tuvimos carreras paralelas en las distintas selecciones y los dos acabamos estudiando la carrera en Estados Unidos. Yo estuve en Oklahoma, donde cursé Empresariales. Juntos fuimos campeones de España con la selección de Euskadi».

Proclamado en octubre campeón del mundo de golf hickory, una modalidad clásica que se juega con apenas seis palos con varilla de madera y con el mínimo de reglas posibles, Retana reside hoy en Austria, donde trabaja, y desde donde siguió el desarrollo del Masters «rodeado de amigos».

«Siempre destaco de Jon su carácter ganador –subraya Retana–. Fue el mejor de España, el mejor universitario en Estados Unidos y número uno del mundo. Uno como él sale cada no sé cuantas generaciones. Y, cómo no, su regularidad. Es muy raro verle fallar una calle, dar un mal hierro...».

Lo cierto es que el éxito de Rahm se empezó a forjar en Euskadi. También en Gipuzkoa. A Rahm le han moldeado técnicos como Alejo Cuadra, profesor en Basozabal y entrenador de la Federación Vasca, y Ana Cuadra, capitana de los equipos de Euskadi que tantos éxitos han cosechado en los últimos años. «Ha sido un chaval que nunca ha pasado desapercibido. Es genio y figura. Cuando viajábamos a los torneos su madre, una mujer sensacional, me decía: 'cuida de mi chiquitín'. Yo le miraba con su 1,88 metros...», asegura entre risas Alejo Cuadra.

Dice Cuadra que en más de veinticinco años como profesor han pasado por sus manos chavales vascos que han ganado europeos, otros que han intentado hacerse profesionales, algunos que han estado becados en la Residencia Blume de Madrid y unos pocos que han pasado por las mejores universidades de Estados Unidos, pero ninguno con el talento de Rahm. «Da igual dónde haya nacido o vivido. Posee el don de los genios, de los que están un piso por encima de los demás», dice.

Eduardo Celles, director de la escuela de golf de Derio y técnico de Jon también aborda esa línea. «Siempre ha mostrado talento. Ha sido muy receptivo y con ganas de aprender. El futuro es suyo».