Antes de nada, querría aclarar que por excusa no me refiero a aquella que uno se inventa para salir de un atolladero y que, por ... lo tanto, es mentira. Me refiero a la utilización como excusa de un motivo real, que efectivamente explica el hecho... pero no lo cambia.
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Si no has venido, tanto si es porque no te ha dado la gana, como si es porque te ha atropellado un autobús, en ambos casos el hecho de que no has venido es inalterable, aunque un caso sea reprochable y el otro comprensible. Pero no has venido. Y me resulta desesperante ver a gente explicar el por qué no ha podido hacer algo, pretendiendo que el motivo por el que no ha podido se convierta en un 'comodín' y el cosmos tuviese que actuar como si en realidad sí lo hubiese realizado. Como si, al explicar el motivo por el que no, le correspondiese como que sí. Y lo siento mucho, pero el universo no funciona de este modo. El motivo por el cual no conseguiste lo que fuera, podrá ser comprensible o no, pero el beneficio de la meta no conseguida no te corresponde, de ninguna manera.
Es absolutamente imposible emprender un proceso de autoconocimiento y crecimiento, si no partimos de la base de que la vida son cosas que pasan, siendo estas, la gran mayoría de las veces, totalmente fortuitas, aleatorias, fuera de nuestro círculo de influencia y sin ninguna relación con si nos parecen bien o mal, si debieran ser así o no, o si son justas o injustas. Ocurren y punto. Y nos podrán parecer lo que queramos, pero ellas son neutras y suceden sin ningún tipo de intención ni matiz, aunque nosotros se lo otorguemos después según nuestros criterios.
Tu reacción será un hecho inmutable que el suceso que lo provocó podrá explicar pero no cambiar
Sé que lo que voy a decir a continuación es difícil de comprender sin la debida reflexión, pero no existen hechos buenos o malos, justos o injustos o de ningún otro tipo. Los hechos son neutros y somos nosotros los que les otorgamos los calificativos que en nuestra opinión merecen, según el catálogo de valores y creencias de cada uno. Pero ahora el asunto consiste en que cuando algo ocurre, te parezca lo que te parezca según tu percepción, has de tomar una gran decisión al respecto: ¿Qué vas a hacer tú con eso? ¿Cómo vas a actuar en ese escenario que se ha presentado? ¿Quién vas a querer ser tú en esa escena?
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Quien es capitán de su alma es amo de su destino. Tú decides cómo digerir los sentimientos negativos
Evidentemente, cuando lo ocurrido, desde tu percepción sea malo, injusto, triste, demoledor o cualquier otro calificativo negativo que tú sientas a raíz del mimo, perfectamente puedes optar por utilizar ese motivo para justificar tu parálisis, tu desconcentración, tu derrumbe, tu reacción incontrolada o tu 'ida de olla'. Siempre que lo ocurrido sea cierto y que, a ti, según tus criterios, te haya provocado dichos sentimientos, puedes optar por utilizarlo para 'justificar' tu reacción. Pero ten en cuenta que tu reacción será un hecho inmutable, que el suceso que lo provocó podrá explicar, pero no cambiar. Lo que hagas, será lo que quede. Lo que hagas, serás tú.
Sin embargo, desde tu libre albedrío, también tienes la opción de actuar de otra manera. Aunque el suceso te haya provocado sentimientos negativos, tú puedes decidir amortiguarlos, digerirlos y actuar de forma proactiva, eligiendo quién quieres ser en esa escena y cómo quieres jugar esas cartas. Responsabilizarte de tus actos y ser capaz de elegir cómo quieres actuar ante lo que sucede te lleva a otro nivel. Quien es capitán de su alma, es amo de su destino.
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