«El deporte debe ser para que la gente disfrute de él»
Conciencia. Naiara Crujeiras, entrenadora del club Gimnasia Rítmica Donostia, también es partidaria de erradicar la violencia de polideportivos y campos de juego
San Sebastián
Domingo, 4 de febrero 2024, 01:00
Pasaitarra, de San Pedro, tiene 37 años. Estudió Administración y Dirección de Empresas (ADE) en Sarriko, en Bilbao, y compagina los entrenamientos del club donostiarra de gimnasia rítmica en el polideportivo de Altza con las clases de pilates que imparte en el mismo recinto. «Comencé a entrenar hace 17 años. Al principio en una ikastola de Orio y luego ya aquí, en el club Gimnasia Rítmica Donostia, que cuenta con 160 gimnastas, de todas las edades. Desde benjamines, con siete y ocho años, hasta sénior. Aunque solo tiene 24 años, Naroa Pérez es la más veterana del grupo. Estudia Psicología en Deusto y ha hecho prácticas en la Real femenina. La práctica totalidad son mujeres, aunque también hay tres chicos. Unax Pellejero que es de Hernani; Lander Beramendi, donostiarra del barrio de Intxaurrondo, y Ander Méndez, también de Intxaurrondo».
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La gimnasia rítmica también se suma a la campaña Kirolean Errespetuz, promovida por este periódico con el respaldo de la Diputación Foral de Gipuzkoa para promover las prácticas saludables en el deporte guipuzcoano y erradicar, en la medida de lo posible, comportamientos nocivos tanto dentro como fuera de los terrenos de juego.
Los entrenamientos dependen de cada grupo y del nivel de sus integrantes. «Las benjamines se ejercitan dos días a la semana, hora y media cada sesión. En cambio, las que compiten en Primera División lo hacen tres, en sesiones de tres horas, y los sábados también».
«A la gimnasia rítmica le cuesta salir a la luz, cuando hemos logrado resultados importantes sí nos han hecho caso»
Tanto chicos como chicas desbordan ilusión cada vez que acuden al polideportivo. «Están encantados de venir a entrenar, lo hacen por que les gusta el deporte que practican. En su día han visto a alguna amiga que hacía gimnasia rítmica y vinieron a apuntarse. En el club estamos encantadas», desvela orgullosa.
Y añade que «disfrutan mucho, para ellas es un juego. Las más pequeñas aprenden a hacer gimnasia como un equipo. Las más mayores se crecen a medida que van compitiendo, ganando títulos, mejorando en cada ejercicio o cambiando de aparato. Se vienen arriba. Ven que son capaces de competir con la cuerda, la pelota, las mazas, el aro o las cintas. Van mejorando poco a poco, pero no todo es coser y cantar. Hay quienes destacan más en una disciplina y otras a las que se les atragantan las mazas o el aro, por poner un ejemplo».
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La totalidad de gimnastas del club son estudiantes. «Desbordan ilusión a la hora de entrenar, se les ve en la cara. Cuando posaron para la foto para este reportaje estaban encantados. Normalmente no tienen repercusión mediática, desgraciadamente la gimnasia rítmica tampoco. Nos cuesta salir a la luz, pero poco a poco lo vamos consiguiendo. Cuando hemos logrado resultados importantes, sí que nos han hecho caso».
«Cuando los gimnastas fallan, siempre hay que animarles, no pasa nada porque de los errores también se aprende»
Reconoce que «es un deporte sacrificado, hay que meter muchas horas de entrenamiento. Los que tienen más nivel, los que compiten en Primera División, se entrenan y viajan los fines de semana completos, pero, desgraciadamente, no tienen una compensación económica. Sólo les queda los logros deportivos».
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La vida deportiva es corta y se trata de un deporte sacrificado. «La mayoría compiten ahora de 17 a 23 años. Antes no era tan fácil, se retiraban muy pronto. Ahora se está alargando la edad cada vez más. Aquí no es como el fútbol, que después de jugar en Primera puedes hacerlo en categorías inferiores. Aquí, no. La exigencia es grande y se pierde elasticidad. La vida te marca, comienzas a estudiar y tienes que compaginar los estudios con los entrenamientos y si empiezas a trabajar, adiós a la gimnasia».
Elasticidad y coordinación
A su juicio, la elasticidad no es lo único importante «también tiene importante la calidad física, la destreza en diversos aparatos, la coordinación. Hay que saber seguir el ritmo de la música, no puedes ser un pato. Los chicos se mueven perfectamente. Mas de uno se defiende haciendo gimnasia».
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Y añade que «la concentración es muy importante. En los campeonatos, los ejercicios individuales duran minuto y medio y la concentración es máxima. Por equipos se compite durante dos minutos y medio y no se puede permitir errores. Te lo juegas todo en poco tiempo. Cuando fallan hay que animarles pese a sacrificar todo el trabajo anterior. Cada uno tiene la cabeza bien amueblada y debe tener mucha paciencia. Si fallan no pasa nada. De los errores también se aprende».
A su juicio «la cinta es la disciplina más complicada, aunque desde fuera parece que no. Puede que se te haga un nudo o se te enrede. Son seis metros y tienes que sacar partido a la técnica para coger altura y luego recepcionarla bien siguiendo siempre el compás de la música. Si se te cae hay que volver a repetir el ejercicio y seguir hasta el final. Los jueces son muy estrictos, yo también ejerzo de jueza y la exigencia suele ser máxima».
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Crujeiras considera que «la campaña Errespetuz es necesaria para evitar que se produzcan agresiones. El deporte debe ser para que la gente disfrute de él y no para que se produzcan actitudes violentas. Es desagradable ver incidentes por televisión. Entre todos hay que erradicar la violencia».
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