Un cerrojazo que frena a los clubes

El decreto del Gobierno Vasco se asume con «tristeza y pena» en el Real Unión, pero entienden que «la salud es lo primero y está por encima de todo». Su presidente, Ricardo García, lo lamenta especialmente por los jugadores de la cantera txuri-beltz. «Sobre todo por los chavales que no puedan entrenar y se tienen que quedar en casa», afirma. El mandatario afronta el futuro con «una incertidumbre total», más aún con las gradas del Stadium Gal vacías. «Aquí nadie te garantiza nada y no sabemos lo que va a pasar. No se cómo vamos a terminar la temporada. El fútbol sin socios en Segunda B no tiene sentido, no sé hasta que punto tiene sentido seguir así», admite. En el aspecto económico, García reconoce que están al día de todos los pagos pero que el Real Unión cuenta con «un presupuesto muy ajustado. Vamos sobreviviendo poco a poco pero no sé la segunda vuelta cómo será». Considera el mandatario irundarra que se ha vuelto «a la casilla de salida» y reclama incluso que «tendrán que buscar soluciones para mantener los clubs históricos» si el panorama no mejora pronto.

IDK Euskotren ha sido el último club del territorio en disfrutar del aliento de los suyos desde las gradas. Las donostiarras, que disputaron ayer su encuentro de este fin de semana, han esquivado unas restricciones que entran en vigor hoy. Con la nueva normativa de que todas las actividades o eventos terminen antes de las 21.00 horas, Carmen Muguruza sostiene que «lo primero que hemos tenido que hacer es cambiar los horarios y pasarlos a las seis de la tarde». La presidenta del cuadro guipuzcoano admite que esta nueva normativa supone «mucho fastidio» después de haber elaborado un protocolo para acoger a 300 socios en el Gasca. «Si ya nos fastidiaba no poder vender entradas, ahora esto es un plus», afirma. La mandataria solo espera ahora que esta situación dure «lo menos posible».

El Bidasoa Irun fue el primer club del territorio en volver a abrir sus puertas y llenar parcialmente las gradas de Artaleku. A partir de hoy, en el polideportivo irundarra volverá a resonar el eco por encima de todo. «No es una buena noticia, no solamente la limitación del público que nos trastoca en un año complicado, sobre todo por la cantera. Los chavales no van a poder entrenar y la cantera es muy importante para nosotros, pero entendemos que es una situación muy especial», lamenta su presidente, Gurutz Aginagalde. Reconoce el mandatario que «es algo que no ha sorprendido» porque la posibilidad «estaba encima de la mesa», pero se siente orgulloso de que «Artaleku sea un ejemplo» de que «se puede compatibilizar esta situación con que haya público». Aginagalde, además, agradece el «respaldo» de los socios durante estos complicados meses y avisa que «haremos todo lo posible» para que regresen.

En el Ampo Ordizia tienen claro cuál es el lema para sobrellevar esta época de incertidumbre. «Ante la adversidad, empujar, no queda otra», reza convencido su presidente, Iñaki Galparsoro. Reconoce que estas nuevas medidas son una «puñeta» porque siente que «tenemos un compromiso con los socios porque ellos han apostado por nosotros. Es una pena porque te reduce los ingresos vía entrada y aquí todo es bienvenido». El equipo senior no compite hasta el 21 de noviembre, fecha para la cual el mandatario espera que la situación haya mejorado. «El martes mandamos un protocolo anti covid y estamos a la espera de que nos digan algo». Galparsoro lamenta esta situación, sobre todo, por los niños de la cantera. «Los chavales tenían unas ganas tremendas después de tres meses de parón y el objetivo ahora era volver a recuperar esa falta de ejercicio físico. Nos preocupa esa falta de continuidad».

Desde el Txuri Urdin de hockey hielo reconocen que «ya estábamos teniendo complicaciones» antes de conocer estas últimas restricciones del Gobierno Vasco. «Aunque el aforo era del 50% para mantener la distancia de seguridad, no podíamos meter más de 180 personas. Ahora por lo menos lo verán todos de la misma manera y no habrá la pelea de que el último se quede sin entrada», se resigna su presidenta Rosa Zubeldia. Reconoce la mandataria que al ser un deporte que no tiene «la visibilidad ni ayudas de otros» las dificultades no hacen más que agrandarse. «Hemos tenido que cambiar los horarios de los partidos y solo los podemos poner a las 15.00 horas, después del horario comercial de la mañana y antes que empiece el de la tarde», como el domingo ante el Jaca. Ante estas dificultades para usar las pistas para jugar y entrenar, Zubeldia ya adelanta que «si no podemos estar preparados, tendremos que pedir que se espacien los partidos o que se pare momentáneamente la competición».