Un ataque con pies de barro
La Real se olvidó de pensar en la siguiente jugada tras pérdida y cada robo de Osasuna se convirtió en una agonía ante la mala colocación txuri-urdin y la lentitud de sus transiciones defensivas
Después de la mejoría experimentada en el último mes, la Real ha dado dos pasos atrás de la manera más inesperada. No solo por la ... derrota ante Osasuna sino por el desajuste y el desconcierto que mostró tras cada pérdida de balón. Como si crecida por las dos victorias conseguidas ante Girona y Maccabi, se olvidó del más elemental principio en el fútbol: sin un buen orden defensivo es imposible atacar bien. Los laterales jugaron sin sincronizarse uno con otro, para atrás solo volvió Zubimendi con los centrales y, para colmo de males, regaló un gol de córner recuperando esa debilidad en la estrategia que parecía cosa del pasado. Entre una cosa y otra el 0-2 del minuto 33 dejó la contienda vista para sentencia con una hora por delante.
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Una Real desordenada en los desdoblamientos
1Por desdoblamientos se entienden en el fútbol los movimientos que realiza el equipo que ataca para mantener una ocupación racional del campo que le proteja ante una pérdida y la posterior contra rival. La Real arrancó con un 80% de posesión tratando de mover a un Osasuna que, posicionado en un bloque bajo en 1-4-4-2, aguardaba el momento de robar y salir al ataque con la velocidad de Bryan Zaragoza.
El conjunto de Imanol trataba en fase ofensiva de ensanchar a los interiores Brais y Sucic para que atrajeran a Cruz y Areso a banda y que Oyarzabal y Barrenetxea pudieran encontrar situaciones de uno contra uno frente a Torró y Moncayola. Aunque ya perdía por 0-1, así llegó la mejor ocasión antes del descanso en la internada de Oyarzabal contra Moncayola por la izquierda para el cabezazo de Aguerd que salva Herrera. El problema radicó en que la Real estaba muy mal posicionada para prevenir la primera acción ofensiva rival y con la espalda desguarnecida.
Doble error en la defensa del córner para el 0-1
2Así las cosas, el equipo del 20% de posesión estaba más cómodo en el partido. Un balón sujetado por Budimir ante Aguerd que Sergio tocó de manera involuntaria a Oroz se convirtió en el primer aviso navarro, porque Bryan encontró un pasillo que solo al final Aramburu acertó a tapar. Otra contra rojilla acabó en córner y ahí el error fue múltiple. Óskarsson, el encargado de la corta, tardó en salir cuando Bryan juega en corto hacia Moncayola y habilita al primero cuando le vuelve el balón. Barrene y Sergio saltan a tapar el 2x2. La Real se queda con cinco para marcar en individual a los cinco rivales que entran al remate, pero al iniciar la jugada en corto el dispositivo defensivo se rompe y Cruz y Torró hacen superioridad sobre la zona de Brais. Un córner en el que los blanquiazules estuvieron con la caraja y que les obligó remar contra corriente.
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Aramburu y Sergio están abiertos y no regresan
3El conjunto blanquiazul trató de engancharse al partido con esa ocasión de Aguerd. Intentaba mover a Osasuna con distintas variantes ofensivas pero atrás era un coladero. No porque los defensas estuvieran mal, sino porque quedaban en inferioridad. Así que a la media hora una pérdida entre Brais y Oyarzabal frente a Juan Cruz desencadenó la tormenta perfecta. ¿Por qué? Porque Aramburu estaba abierto como extremo –se supone que con la misión de obligar a trabajar a Bryan hacia atrás– y Sergio lo mismo en el flanco contrario. De forma que los de Vicente Moreno pillaron en un 4x3 a los heroicos defensores locales. Cruz se llevó a Zubeldia, Bryan fijó con su conducción a Zubimendi, la incorporación de Oroz atrae a Aguerd y Budimir se queda solo para marcar ante un Sergio Gómez que tarda una eternidad en regresar. Con transiciones defensivas tan lentas no se puede competir en Primera.
Vaciar la zona del '9' para llegar desde atrás
4Tras el descanso Imanol apostó por quitar a Óskarsson, colocar arriba a Oyarzabal y dar entrada a Kubo para doblar la amenaza por las dos bandas. No estaba mal tirada porque un 'nueve' contra Catena y Boyomo en repliegue intensivo no tenía mucho futuro y lo que pretendió fue vaciar esa zona con Oyarzabal para que llegara gente desde atrás, además de amenazar por fuera con el japonés. La Real dispuso de un buen cuarto de hora con ocasiones de Zubimendi, Sucic, Brais –se notaba que la segunda línea llegaba con mayor fluidez– y otras dos de Kubo y Barrene, pero entre Herrera y la mala puntería fue imposible volver a engancharse al partido.
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Media hora de impotencia final que preocupa
5Con todo, lo peor fue que el partido se hizo eterno porque después de ese rato de inspiración la Real se fue desinflando con el paso de los minutos. Arriba acabaron jugando Kubo, Sadiq y Becker, pero para entonces ya no había fe alguna en la remontada. Ni en el campo ni en la grada. Todo equipo en construcción puede dar petardazos como éste, pero también precisamente por esa falta de estabilidad conviene que no proliferen demasiado para no poner todo en duda. Y no se trata de un problema de falta de actitud ni de calidad de los jugadores, sino de jugar como equipo y pensar como un solo jugador. Ayer, sin querer, muchos hicieron la guerra por su cuenta. Quizás con la mejor de sus voluntades, porque Aramburu y Sergio Gómez están siendo de los mejores, por poner dos ejemplos, pero hay que integrarse en una idea clara. Y la Real fue desorden y descontrol. Justo lo contrario a lo que suele ser.
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