Pau Etxaniz celebra sobre la medalla de bronce su descenso en la final de aguas bravas de los Juegos Olímpicos. Marrazketabar
Medalla en los Juegos Olímpicos

Pau Etxaniz, cuando el mejor ejemplo lo tienes en casa

El donostiarra, hijo y discípulo de Xabier Echaniz, pareja de Maialen Chourraut, ha mamado desde pequeño en casa el deporte con el que ahora se corona con un bronce

Imanol Troyano

San Sebastián

Jueves, 1 de agosto 2024

De casta le viene al galgo. Pau Etxaniz, medalla de bronce en los Juegos de París, estaba predestinado a la gloria olímpica y este jueves, a sus 23 años, en su primera aventura en unos Juegos, consiguió cumplir por fin ese sueño. Los genes no fallan. Su aita y entrenador Xabier Echaniz participó en su misma modalidad K-1 eslalon en las citas de Barcelona 92 y Atlanta 96. El miércoles, 28 años después, otro Etxaniz volvió a descender con su kayak en las primeras rondas clasificatorias de una nueva cita olímpica dispuesto a dar la campanada.

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Pau, a diferencia de su aita Xabi, partía con ventaja, ya que tenía más de un espejo en el que mirarse en su propia casa para llegar hasta donde ha llegado. Hablamos, por supuesto, de Maialen Chourraut, con la que también ha convivido estos días en la Villa Olímpica. No ha sido por falta de referencias. Es más, la mayoría de las conversaciones que se han producido en casa de los Etxaniz-Chourraut, a caballo entre Donostia y La Seu d'Urgell, donde vivió hasta los 19 años, han girado en torno a un mismo tema: los Juegos. Y más que seguirá girando a partir de ahora.

No cabe dudas de que corre agua dulce por las venas de Pau, que pasaba tantas horas al lado del río junto a su padre de pequeño que decidió probar suerte en la piragua. «Fue algo natural y fácil», reconoce sobre el proceso de maduración que ha vivido de la mano de este bravo deporte. «Me enganché y sin darme cuenta ya estaba compitiendo».

Ha sido la competición la que le ha puesto en su sitio, con los mejores. Hace tres años acudió a la cita confinada de Tokio, pero lo hizo como probador oficial de circuito. Ni por asomo parecido a lo que ha vivido estas semanas en la capital francesa. Una experiencia que le quedará grabada para toda la vida. Eso sí, se granjeó el billete con mucho esfuerzo.

El año pasado se clasificó en octava posición en el Mundial celebrado en la localidad inglesa de Enfield, lo que otorgó plaza olímpica a la delegación española, pero no directamente a él, que se la tuvo que ganar en abril. Siempre un descenso más.Llegó al selectivo de Pau por delante de su gran rival, David Llorente, y tras ser el mejor en el primer día de la prueba, todo hacía indicar que conseguiría el billete con facilidad. No fue así. Tras cometer una serie de errores un día más tarde, se lo jugó al todo o nada el último día en la última bajada. Pau está acostumbrado a esperar hasta el último segundo para celebrar. Es su destino.

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Fueron su aita, su hermano y Maialen, con su hija Ane, quienes le dieron la buena nueva nada más salir de la piragua. Lo había logrado. Este jueves volvió a producirse esa imagen, pero por un motivo de mayores dimensiones. Él siempre creyó en sus posibilidades, por imposibles que pudieran parecer.

«El otro día hicimos un simulacro y me salió bastante bien, pero algunos nervios sí que tuve. Es normal, pero estoy cómodo en ese nerviosisimo, no me descentra», explicó el palista del Atlético San Sebastián a pocos días de entrar en acción. Incluso se mostró confiado por las características del circuito: «Me gusta el canal. Hay muchas cosas técnicas, paradas, rulos... Me siento cómodo».

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El bronce conquistado en París es el mayor éxito de su carrera, pero no el único. En su palmarés también destaca la medalla de oro lograda el pasado verano en los Juegos Europeos que se disputaron en Cracovia. El donostiarra triunfó en la modalidad de patrullas en aguas bravas junto a Miquel Travé, que también ha competido en París y se quedó a las puertas de las medallas, y el mencionado David Llorente. Amigos, compañeros y en ocasiones también contrincantes.

Fuera del agua, la moda emerge como una de sus grandes pasiones, pero no es la única. Seguidor de la Real, ya ha bailado al ritmo del 'Dale Cavese' en las gradas del Reale Arena con los tantos de equipo txuri-urdin. Quién sabe si ahora podrá ser él quien vaya poner en pie a la afición en un saque de honor.

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