La Real Sociead asciende otro escalón en la Eurocopa
Después de tres Mundiales decepcionantes y dos Eurocopas sin finales, la cita de Alemania, con cinco realistas, calibrará la talla o la desilusión de España
El duelo en Múnich entre Alemania y Escocia, hoy a las 21 horas, da el pistoletazo de salida a la Eurocopa. La cuenta atrás no ... ha sido apasionante, el torneo llega sin pompa en lo que se refiere a la selección española, pero al menos, a la espera de que el campeonato se vaya calentando, el aliciente para el aficionado de la Real está en comprobar las evoluciones de sus cinco jugadores. No hay otro equipo que tenga tantos jugadores en la plantilla de Luis de la Fuente. La presencia de Remiro, Le Normand, Zubimendi, Merino y Oyarzabal supone el reconocimiento más explícito del trabajo que está realizando el equipo blanquiazul en los últimos tiempos. Para encontrar similitudes con esta situación hay que volver la mirada hasta el equipo campeón de los 80, el mejor de la historia del club. Las comparaciones revelan algunas realidades a tener en cuenta y la única vez que la Real ha aportado una cantidad parecida de futbolistas a la selección nos retrotrae a los tiempos más gloriosos del club. En la Eurocopa de 1980, Arconada, Diego, Zamora y Satrústegui formaron el póquer blanquiazul de aquel combinado. Y dos años más tarde, en el Mundial de 1982, España compitió con seis realistas: Arconada, Alonso, Zamora, Satrústegui, López Ufarte y Uralde. La base del equipo que había ganado la Liga por segundo año consecutivo.
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Le Normand es fijo, Oyarzabal amenaza a Morata en el 'nueve', Zubimendi y Merino esperan su momento y Remiro lo tiene difícil
Los amistosos y partidos oficiales que ha jugado España antes del torneo apuntan a que solo Le Normand tiene asegurada su presencia en el once porque Remiro llega como tercer portero, Zubimendi tiene por delante a Rodri, a Merino le cuesta hacerse un sitio en esta selección y es Oyarzabal el que más posibilidades tiene de rascar minutos en el puesto de delantero centro en el que tan bien se maneja en La Roja. En función de cuál sea su rendimiento se escribirá más o menos del futuro a corto plazo de Le Normand y Merino.
Sea como fuere, la selección regresa al término medio de la neutralidad o la tibieza, ese territorio de la insensibilidad que un día derribó la mejor generación de la historia: una colección de talento y virtuosismo encarnada en jugadores como Xavi, Iniesta, Busquets, Xabi Alonso, Ramos, Villa, Fernando Torres... El equipo campeón que nos hizo disfrutar de su fútbol y que tuvo una virtud mayor: ganar partidos uno detrás de otro. El problema es que esa manera de jugar que a España le dio triunfos y una personalidad que ha acabado creando dogmas y dogmáticos. España se hundió en Brasil 2014, fue una caricatura en Rusia 2018 y Catar 2022, cayó en octavos en la Euro 2016 y alcanzar la semifinal en 2020 ha sido su mejor actuación en los últimos años. Tres Mundiales decepcionantes y un par de Eurocopas sin finales han generado la habitual mirada en entusiasmo decreciente hacia la selección, por más que el título de la Nations League se venda como una conquista superior. La Eurocopa es la medida oficial, el sensor que debe decretar la talla, la abundancia o la desilusión. Y ahí los realistas seguro que tienen algo que decir. De la Fuente tiene plena confianza en ellos. Zubimendi, Merino y Oyarzabal fueron campeones de Europa en la sub21 con este seleccionador y es muy probable que tengan minutos importantes. «Son muy buenos, me encantan. Por eso apuesto por ellos siempre –dice De la Fuente en declaraciones a este periódico–. Merino está conmigo desde el año 2015. Es un valor para mí seguro, segurísimo. Y Martín me parece con Rodri los dos mejores mediocentros del mundo. Lo he dicho más veces, y lo digo ahora, Y Mikel me parece un top mundial. Lo más importante es que aceptan con total normalidad el rol que les toca desempeñar».
Croacia, Italia y Albania
España pasó de Luis Enrique y sus ruedas de prensa en el hábitat del conflicto y la gresca a Luis de la Fuente y su concepción de las buenas personas. Dos mundos. De la Fuente ha intentado invertir la tendencia imperante. Dijo en su primera rueda de prensa que quería 48 millones de jugadores y no 48 millones de seleccionadores. Su mensaje habrá calado en según qué ámbitos difícilmente tasables más allá de la percepción subjetiva, pero la única realidad que se puede aplicar es la tabla de resultados.
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La Real se cuela en uno de los vídeos más emotivos de la Eurocopa
A la Eurocopa, en La Roja, acude un grupo de jugadores para los muy cafeteros. Ante sí, un grupo peligroso con Croacia, Italia y Albania. Anda Italia y su historia, con Spalletti buscando reencontrar el camino perdido. Está Croacia y una generación liderada por Modric que se resiste a abandonar su lugar entre los mejores, recordando su subcampeonato del mundo en Rusia 2018. Y queda como invitada sorpresa la Albania de Sylvinho, el exjugador azulgrana que ha encontrado su verdadero lugar en el banquillo guiando con acierto a un anónimo grupo de jugadores. La primera cita llegará mañana.
Hoy la Alemania de Kroos abre el baile. El recordado Franz Beckenbauer, leyenda universal que falleció el 7 de enero, será homenajeado en la ceremonia inaugural. La viuda de 'El Kaiser' recibirá en su nombre el trofeo Henri Delaunay, el mismo que el 14 de junio será alzado por el equipo campeón en Berlín. A Heidi la acompañarán los capitanes vivos de las selecciones germanas campeonas de Europa: Bernard Dietz (1980) y Jurgen Klinsmann (1996). Se trata de representar a los tres equipos alemanes que han levantado este título.
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Croacia
Una transición inteligente sin cambios bruscos
Croacia se clasificó para la Eurocopa con más apuros de lo esperado. La selección ajedrezada era la favorita de su grupo, pero se vieron superados por Turquía. Finalmente, lograron amarrar la segunda plaza y asegurar la clasificación directa. La mala fortuna les encuadró en el que posiblemente sea el grupo de la muerte, con dos gigantes como Italia y España, aunque la posibilidad de avanzar a la siguiente ronda como uno de los mejores terceros supone un alivio. Zlatko Dalic, seleccionador desde 2017 sigue confiando en el bloque que tantas alegrías ha dado a su país en los seis últimos años. Hasta nueve jugadores que fueron subcampeones del mundo en Rusia estarán en Alemania. Este ha sido uno de los grandes aciertos del técnico, que además de lograr unos resultados excelentes ha realizado una gestión muy inteligente. Sin cambios bruscos, Croacia ha ido prescindiendo de algunos de sus más veteranos mientras que ha ido dando oportunidades a los jóvenes. Hasta cinco de los titulares en la final de 2018 jugaron de inicio ante Argentina en las semifinales del Mundial de Catar.
En lo referente al estilo de juego, Dalic ha sido inteligente desarrollando una idea acorde a las características de sus futbolistas. Juega al ritmo que marcan sus tres excelentes centrocampistas -Modric, Kovacic y Brozovic- y en ese sentido se trata de un equipo que disfruta cuando tiene la pelota. Le falta un punto de velocidad en su delantera y por ello necesita asentarse con el balón en el campo rival y dominar los encuentros desde la posesión.
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Italia
Un campeón con pocas certezas que le respalden
Italia llega a la Euro como un gran interrogante. Nueve meses después de la llegada de Luciano Spalletti al banquillo todavía no se aprecia el sello de su entrenador y su rendimiento durante la fase de clasificación arrojó más sombras que luces. Su situación es cuanto menos anómala, pues pocas veces un vigente campeón defiende su corona con tan pocas certezas que les respalden. Cuenta con una buena plantilla, pero le falta talento diferencial. En ese sentido está lejos del nivel de selecciones como Inglaterra o Francia. Sin embargo, los transalpinos tienen un orgullo especial, un extra de competitividad y oficio que sale a relucir en los momentos decisivos y que les convierte en un rival incómodo para cualquiera.
Spalletti no ha realizado ningún cambio brusco. Apuesta por el 4-3-3 como formación de base y por un fútbol de posesión, alejado del estilo tradicional italiano, de línea de cinco y catenaccio. El técnico quiere un equipo que domine el balón, que juegue de memoria en el último tercio de campo para encontrar los caminos al gol y que sea muy agresivo en las transiciones con el fin de evitar que el rival le haga daño al contraataque.
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Italia cuenta con los jugadores adecuados pero necesita tiempo para desarrollar la idea de su entrenador. Con apenas un puñado de entrenamientos a lo largo de la temporada resulta complicado. De ahí que se pueda esperar que mejore a medida que avance el torneo. Si Spalletti consigue ensamblar las piezas y desarrollar su plan, la azzurra tiene opciones de alcanzar las últimas rondas del torneo.
Albania
Un bloque aguerrido que puede dar más de una sorpresa
Albania no se clasificó para la Eurocopa 2024 a través de las nuevas repescas ideadas por la UEFA, sino que lo hizo con todo merecimiento, obteniendo la primera plaza de un grupo en el que competía contra Polonia o la República Checa. A pesar de tratarse de un país de menor tradición futbolística que sus rivales, consiguió repetir la gesta de 2016, cuando jugó la primera Euro de su historia. Se trata, sin duda, de la cenicienta del grupo, pero italianos, croatas y españoles harían mal en confiarse. Silvinho ha creado un bloque aguerrido que puede causar más de una sorpresa.
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Para entender su inesperado éxito hay que atender a dos factores principales. El primero es la diáspora. Todo comenzó en 2017, cuando la federación albanesa contrató a Alarico Rossi como jefe de su departamento de scouting. El joven italiano desarrolló un método similar al que han utilizado algunas selecciones africanas en el último lustro, buscar futbolistas con descendencia del país, y convencerles para jugar por la selección de sus antepasados.
Silvinho es el otro factor que explica la sorpresa de Albania. El exjugador del Barcelona ha creado un bloque sólido, versátil y que cuenta con varios futbolistas de calidad. Por encima de las individualidades destaca la fortaleza del grupo. Uzuni, una de sus estrellas, se ha quedado fuera tras una pobre segunda vuelta. Una muestra de que su seleccionador sabe que la verdadera fuerza de Albania reside en el colectivo. La selección balcánica ha jugado mayoritariamente con un 4-3-3 y en ocasiones con un 4-4-2.
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