«El fútbol nos sigue regalando momentos increíbles»

Apenas han pasado 24 horas desde que finalizara la Donosti Cup cuando Iñigo Olaizola, su director, hace repaso de lo sucedido en los campos guipuzcoanos la semana pasada.

–¿Qué balance hace de la edición?

–Muy positivo. Hemos sido capaces de hacer frente a un nuevo crecimiento en la participación y hemos podido recuperar la verdadera esencia de la Donosti Cup con presencia de numerosos equipos extranjeros y con un programa de actividades más completo que nunca. Lógicamente, nos daba respeto superar la cifra de los 750 equipos participantes porque sabíamos la responsabilidad que suponía, pero en ningún momento hemos tenido la sensación de estar superados o de no llegar a controlar la competición.

–¿La 30ª edición ha estado a la altura de lo que esperaba?

–Yo diría que ha sido la edición más completa de todas las que hemos celebrado hasta la fecha. Desde la convocatoria del concurso de carteles y del diseño de la camiseta hasta la entrega de premios, la celebración del 30º aniversario ha estado presente en todos los actos que hemos organizado. A cada participante le hemos regalado una medalla conmemorativa y la inauguración ha sido la más potente de las celebradas en la historia del torneo, hubo actuación en directo y fuegos artificiales en la fiesta de despedida.

–¿Cuál ha sido el momento más emocionante?

–Destacaría tres: todo el público en la inauguración puesto en pie para recibir a los equipos inclusivos; las palabras de la coordinadora del MOMIM en su despedida el sábado por la tarde; y la cena improvisada el sábado noche en la residencia Pake Leku con los jugadores de Gaza. El fútbol nos sigue regalando momentos increíbles.

–¿Qué ha significado recuperar la ceremonia de inauguración?

–Una de las mejores noticias de esta edición. El año pasado pudimos celebrar el torneo con bastantes equipos, pero por prudencia decidimos no celebrar la inauguración y sentimos que algo nos faltaba. Por eso este año ha sido tan especial haber podido volver a celebrar la ceremonia de inauguración del torneo, que además reunió a más de 17.000 personas, un auténtico récord para nosotros. Pasará al recuerdo como uno de los momentos más bonitos de la historia de la Donosti Cup.

–¿Y volver a celebrar las finales en el Reale Arena?

–Otra gran noticia de esta edición. Para los equipos jugar en un estadio de Primera es una experiencia increíble y hacerlo en el Reale Arena todavía más. El viernes y el sábado se vivieron escenas preciosas, los equipos no se lo creían cuando salían por el túnel de vestuarios y se encontraban con semejante estadio. Quiero dar las gracias a la Real Sociedad por habernos abierto las puertas del Reale Arena.

–También se ha consolidado la Authentics Cup, una grandísima noticia.

–Así es. Verles desfilar en la inauguración fue una auténtica pasada. Sus gestos, sus reacciones, la energía que trasmitieron, fue muy emocionante. Y verles jugar, con esa pasión, con esa intensidad, y al mismo tiempo con esa ternura y con esa alegría, es de lo mejor que hemos vivido en esta edición. También fue precioso el partido por la integración, en el que las jugadoras del MOMIM se mezclaron con los chicos de la Asociación Mindara.

–¿Cómo puede seguir creciendo el torneo? ¿Hay capacidad?

–Capacidad hay porque Gipuzkoa cuenta con muchos y buenos campos de fútbol. Pero crecer no es nuestro objetivo principal. Este año creo que hemos demostrado que somos capaces de organizar un torneo con 750 equipos, pero también sabemos lo difícil que resulta. Por ello pienso que movernos en estas cifras, entre 700 y 800 equipos, ya está bien. Para asimilar este volumen hemos creado varias subsedes de manera que no todos los equipos participantes se concentrasen en San Sebastián. Es una manera de diversificar y aprovechar mejor los recursos que tiene Gipuzkoa.

–¿Equiparar el número de categorías masculinas y femeninas es un objetivo a medio o largo plazo?

–Nos gustaría, pero hará falta más tiempo. Este año hemos superado la barrera de los 140 equipos femeninos, que está realmente bien; pero todavía lejos del número de equipos masculinos. Seguiremos trabajando para crecer en la participación femenina y también para seguir contando cada año con equipos de mayor nivel. Este año, por ejemplo, el Olympique Lyonnais se ha proclamado campeón de dos categorías, el Benfica de una, el BK Hagen sueco ha llegado a la final en su primera participación... No solo debe preocuparnos la cifra, también el nivel general del torneo y la repercusión que tiene a nivel internacional.

–¿Qué se puede mejorar de cara a la edición de 2023?

–Siempre hay cosas que se pueden mejorar. En los próximos días iremos haciendo una evaluación por cada área de trabajo y pondremos encima de la mesa qué mejoras podemos introducir para la siguiente edición. El año pasado, de este proceso de análisis llegó nuestra propuesta de cambio de modelo de competición en las categorías inferiores, que por cierto, creo que ha sido un acierto. De la misma manera analizaremos todos los procesos y en aquello que podamos mejorar, sin duda lo haremos. Lo que sí hemos echado en falta es el Miniestadio de Anoeta, ya que nos da mucha vida. Confiamos en que el año que viene el campo esté en mejores condiciones para que podamos utilizarlo. Y puestos a pedir, también nos gustaría que los alrededores de Anoeta mejoren su aspecto porque la imagen que estamos dando a los participantes no es la mejor.

–La Gothia Cup y la Dana Cup son otros dos referentes internacionales. ¿Qué se puede 'copiar' de estos eventos?

–Sí, son dos grandes torneos y referentes a nivel mundial. Cada torneo tenemos nuestro estilo y lo importante es que cada torneo seamos capaces de mantener nuestras señas de identidad intactas. Nosotros, por ejemplo, desde un principio apostamos por el trato familiar y por la cercanía con los participantes, y ese sigue siendo un objetivo fundamental para nosotros. Pocos torneos ofrecen a los equipos una persona de la organización que está con ellos toda la semana para atenderles en todo lo necesario, o cuentan con 3 o 4 personas en cada terreno de juego. Nosotros lo seguimos haciendo y para ello este año hemos contado con 250 guías y con 120 delegados de campo. Creo que el principal activo de la Donosti Cup es todo el personal que da lo mejor de sí para que los equipos disfruten lo máximo durante su estancia.

–¿Qué sabe del chico de Gaza que se fugó durante el torneo?

–Sabemos lo que nos contó el responsable del grupo. Que después de desayunar estaba jugando con varios compañeros cerca de la entrada de la residencia y que vino una persona a buscarle y se fue con ella. Al parecer tiene dos hermanos viviendo en Bélgica y se supone que habría quedado con ellos previamente. Por lo que nos han dicho, este chico ha estado dos veranos en Irlanda y siempre ha regresado a Gaza sin problemas. Los responsables de la delegación entienden que estará con sus hermanos unos días hasta que abran la frontera de Gaza con Egipto.

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