La firma del Dunboa con el Athletic no altera a la Real

Primero fue el Antiguoko de San Sebastián el que cambió la Real por el Athletic, luego el Beti Kozkor de Lekunberri el que decidió aliarse con Osasuna y ahora es el Dunboa de Irun el que ha decidido alinearse con Lezama. Los tres han roto su vinculación con la Real en las últimas semanas.

El último se consumó ayer cuando el Dunboa-Eguzki, fundado en 1986 y con alrededor de 200 jugadores en sus filas, anunció que ha formalizado un acuerdo de colaboración con el Athletic con una vigencia de ocho temporadas.

Con este movimiento, el Athletic, según reflejó el club en un comunicado, se extiende en Gipuzkoa con el fin de «ganar atracción en el proceso de captación de jugadores vascos». «El objetivo del CD Dunboa-Eguzki, y por ende de Lezama, será la captación y desarrollo de futbolistas en las zonas de Bidasoa-Txingudi, Iparralde y norte de Navarra», especifica también la entidad rojiblanca a través de un comunicado.

La decisión, argumentan desde el Dunboa, les permitirá «dar un paso adelante en las áreas deportiva, económica e institucional». Desde Lezama se añade que a esta firma se le suma el nombramiento de un responsable de captación de Gipuzkoa, cargo que ocupará Asier Gisasola, hasta la fecha jefe de captación del Eibar, y las incorporaciones de Aitor Ayerza, responsable de la captación en Gipuzkoa del Deportivo Alavés, y Xabier Erkiaga, como encargado de la captación en la zona de Bajo Deba.

Evidentemente estos movimientos de los clubes que estaban bajo el paraguas de la Real no han gustado en Zubieta. Inquieta en la Real la localización estratégica del club, en zona próxima a la frontera y Navarra, nichos de captación de la Real, y no tanto la fuerza del Dunboa, un club venido a menos, con una estructura débil, al que el Ayuntamiento de Irun retiró la concesión de las instalaciones de San José Obrero. En la última temporada, después de muchos años, el Real Unión firmó un convenio de colaboración con todos los clubes de la comarca del Bidasoa a excepción del Dunboa.

La lectura es que estos movimientos del Athletic obedecen a la necesidad de la nueva junta directiva llegada a Ibaigane de ilusionar algo a los socios ante la imposibilidad de hacer fichajes de calado para el primer equipo.

Como había anunciado el nuevo presidente Jon Uriarte en el transcurso de la campaña electoral, el Athletic va a tratar de firmar jugadores vascos en edades muy tempranas porque cuando ya son juveniles les resulta imposible que cambien Zubieta por Lezama, salvo raras excepciones. Es la bautizada como «política de captación más agresiva» a la que se refiere Uriarte

En la Real, en cualquier caso, se mantiene la calma. El discurso no cambia: la entidad txuri-urdin siempre ha mantenido su intención de contar con los mejores jugadores del territorio para nutrir en el futuro al primer equipo y la entrada del Athletic en Gipuzkoa no ha cambiado sus planes. Si acaso la dificulta algo, pero como ha quedado demostrado en los últimos meses con el fichaje de jugadores del Antiguoko cuando ya estaba vinculado al Athletic, seguirá liderando el trabajo de base en su zona natural de captación y no permitirá fugas de jóvenes talentos o, al menos, tratará de limitarlas al máximo.

Puesto en contacto este periódico con los directivos del Dunboa para conocer las razones de su firma con el Athletic, estos declinaron cualquier comentario y se limitaron al comunicado.

Es fácil intuir que ha sido el aspecto económico el que ha llevado al Dunboa a dejarse caer en los brazos del Athletic, lo mismo que ocurrió con el Antiguoko. Tampoco es menos cierto que, al menos en el caso del Antiguoko, siempre se han sentido molestos con la política de territorialidad que propugna la Diputación de Gipuzkoa. El Antiguoko siempre ha denunciado que ha competido en inferioridad ante clubes de otros territorios limítrofes que han podido firmar a jugadores sin mirar el carné de identidad, ni su edad ni su procedencia.

Este lunes también se dio a conocer el acuerdo de colaboración entre el Antiguoko y el Amara Berri por un periodo de cuatro años.

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