Vingegaard buscará remontar la ventaja de 4:15 que Pogacar lleva sobre él. AFP

Menú alpino entre clásico y moderno

Vingegaard apura las últimas cartas ante Pogacar este jueves en La Loze por una vertiente inédita y el regreso a La Plagne mañana 23 años después

Joseba Lezeta

San Sebastián

Jueves, 24 de julio 2025, 02:00

Nadie sueña con que este Tour de Francia se decida el último día en el repecho de Montmartre en las calles de París, la novedad ... para la presente edición aceptada a regañadientes por muchos ciclistas partidarios de la fórmula paseo-sprint de los Campos Elíseos. Las dos últimas oportunidades de desbancar a Tadej Pogacar, tangibles para los soñadores y ficticias para los realistas, están en los Alpes, este jueves camino del col de La Loze y mañana viernes en el regreso de La Plagne al recorrido.

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Pogacar defiende estos días una ventaja de 4:15 sobre Jonas Vingegaard, su único rival verdadero. Florian Lipowitz, a nueve minutos, bastante tiene con defender el tercer puesto del podio. El resto penan a más de once minutos, como podían haber cedido un cuarto de hora o un mundo si al maillot amarillo le hubiera hecho falta. Carlos Rodríguez, el último de los diez primeros de la clasificación general, figura a 20:45 con la vista puesta en progresar una o dos posiciones, su máximo objetivo a estas alturas de la prueba.

Medio en broma, medio en serio, decía Pogacar que en el diseño del Tour de 2025 habían primado los tres lugares donde Vingegaard más le había hecho sufrir en años anteriores. Superó con sobresaliente la prueba del Hautacam, escenario en 2022 del mazazo definitivo que le asestaron el danés y Visma. No llegó a una nota tan alta el esloveno pero aprobó con holgura el examen del Mont Ventoux, la ascensión en la que en 2021 un emergente Vingegaard le hizo perder unos metros, que no la carrera.

Le queda por borrar a Pogacar el tercer mal recuerdo, el del hundimiento en el col de La Loze en 2023. Una debacle... hasta la segunda plaza. Derrota para un campeón que para sí qusieran el noventa y cinco por ciento de los integrantes del pelotón.

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Tampoco extrañaría que Pogacar buscara sacarse la espina del col de La Loze por todo lo alto, con algún ataque memorable, aunque es cierto que en los últimos días ha demostrado una frialdad que parecía excluida de su repertorio tras asistir a tantas cabalgadas y exhibiciones en clásicas, pruebas por etapas de una semana o de tres. El periplo alpino demostrará si ha actuado con precaución o Vingegaard ha vuelto a explorar los límites de su gran oponente.

El menú de este jueves es una mezcla de platos clásicos, Glandon y La Madeleine, con uno moderno. La Loze, incorporado a los fogones del Tour en 2021 como final de etapa y repetido en 2023 de paso hacia Courchevel. Estrena vertiente de ascensión. Hace dos años se afrontó desde Méribel y esta tarde se recorrerá en sentido inverso, con nada menos que 26,4 kilómetros al 6,5% de pendiente media para terminar a 2.304 metros de altitud.

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Un segunda especial

Entre los tres puertos del día suman 67,3 kilómetros de subida. Tres horas de pedaleo hacia arriba. El Glandon comparte carretera con La Croix de Fer, mientras que La Madeleine se incorporó al recorrido del Tour en 1969 y el primer corredor en coronarlo en cabeza fue Andrés Gandarias. Recordaba Txomin Perurena con ironía que en aquellos inicios lo catalogaron de segunda. Hoy en día tiene consideración de hors categorie y es la misma Madeleine de entonces.

Sin apenas margen de recuperación y tras digerir con rapidez lo sucedido, mañana espera a los corredores la segunda traca en los Alpes con La Plagne como punto destacado. Ausente del mapa del Tour desde 2002, cuando Boogerd ganó en su cima, los aficionados que peinan canas o ni siquiera eso ligan ese puerto al nombre de Miguel Indurain, autor en sus diecinueve kilómetros de la exhibición en montaña más portentosa de su formidable carrera.

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Era el 11 de julio de 1995. Con Zulle por delante gracias a una escapada que puso en jaque al equipo Banesto y una ventaja preocupante, el de Villava inició una persecución en la que con un pedaleo potente dejó atrás uno a uno a Rominger, Berzin, Jalabert, Rijs, Virenque, Chiappucci, Pantani, Gotti, Tonkov... No hubo escalador que resistiera aquel ritmo atroz para los rivales. También le permitió acercarse a Zulle, salvar el maillot amarillo y poner una piedra más para conquistar su quinto Tour ante el asedio continuado del conjunto Once, capaz de colocar a tres de sus corredores entre los seis primeros de la general final: segundo Zulle, cuarto Jalabert y sexto Mauri.

Indurain hizo de la necesidad virtud aquel día. De momento no parece que Pogacar vaya a verse en esa tesitura.

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