Alex Aranburu: «Dicen que en París se logra el carné de ciclista; pues yo ya me lo he sacado»

– ¿Ha disfrutado de París?

– Un poco. La noche del domingo estuvo bien. Mi novia, la de Omar Fraile y la mujer de Ion Izagirre –compañeros de Astana– vinieron juntas y nos fuimos de cena con el resto de parejas del equipo. Fue bonito. Disfrutamos en tranquilidad. El lunes por la mañana, una vuelta por la ciudad. Y por la tarde, al avión.

– Una vuelta, ¿en bici o de turista?

– No, no. La bici ya aparcada.

– A comprar caprichos.

– Qué va. Nos levantamos un poco tarde, cogimos un taxi al centro de París, tomamos algo y vuelta al hotel a preparar la maleta. No hicimos ninguna compra. No soy mucho de eso.

– Y las que dio en París sobre la bici en la última etapa. ¿Qué me dice de esas vueltas?

– Dicen que ahí se logra el carné de ciclista. Pues yo ya me lo he sacado. Es especial. Vi hasta los aviones que volaban por el cielo dejando una estela de colores. Y muchísima gente. No sé. Es especial.

– Para ir de miranda, bien que se metió en el sprint. Hizo octavo.

– Es un circuito más duro de lo que parece y traté de meterme, sí. Pero valía más la potencia que la habilidad. Se va entre baches y se me salió la cadena cinco veces. Se iba muy rápido y la colocación era clave en la última vuelta. Fue un sálvese quien pueda. No pude meterme más adelante.

– ¿Cómo termina el Tour?

– Se me ha hecho más duro de lo esperado. La primera semana, con las caídas que hubo, fui con molestias y fue muy duro. Tratamos de coger fugas, pero sin mucho éxito. Se ha ido muy rápido todo el Tour. He oído que es la edición más rápida en muchos años. Las fugas se hacían muy tarde, después de 80 kilómetros. Para entrar había que ir muerto o tener muchas piernas.

– ¿Qué nota se pone a sí mismo?

– No sé. Por una parte estoy a gusto con tres puestos entre los diez primeros, pero me hubiera gustado rematar mejor la fuga que cogí camino a Saint-Gaudens. Me quedo con la experiencia.

– En la salida de Brest dijo que iba a aprender. ¿Qué ha aprendido?

– Que hay un nivelón impresionante. Que allí todo se disputa al máximo: el maillot verde, la montaña, los sprints, las fugas. Todos tienen sus intereses. He aprendido que hay que ir día a dia y saber pasar los momentos malos.

– En esas etapas iniciales de Bretaña, tipo clásicas, se le incluía entre los favoritos. ¿Demasiado?

– Las afronté con ganas, pero se me hicieron pesadas. Llegaba justito al final. Ya sabemos qué nivel tienen los Alaphilippe, Van der Poel, Van Aert y esta gente. Sí que los vi un poco más de lejos que otras veces.

– Llega la decimotercera etapa y se mete en un sprint masivo. Sexto en Carcassonne.

– No tenía intención de meterme. Fue un día de viento y la misión era proteger a Lutsenko. Al final vi que tampoco estaban todos los esprinters y quise entrar, pero arranqué desde demasiado lejos y ahí me quedé, sexto.

– Cuatro días más tarde, tras la jornada de descanso, anunció en la salida que queria coger la fuga... ¡Y la cogió!

– Sí, pero hubo que batallar muchísimo para entrar en aquella escapada e iba ya justo de fuerzas. Pensé que podia ser un día bonito para mí, de media montaña, pero una vez en la fuga ya me veía un poco justo. No pude disputar la etapa como quisiera. Al menos fue otro sexto puesto y adelante.

– Luego llegaron los Pirineos.

– Muy bonito. Aquello estaba lleno de euskaldunes, amigos, primos, otros familiares... Entre todos me empujaron por aquellos puertos.

– Lo de empujar no cambia...

– Empujar quiero decir a nivel de ánimos y eso (pequeña sonrisa).

– Yo me refería a lo otro.

– (Más risas y... largo silencio)

– Había corrido dos Vueltas. ¿Qué le ha impresionado del Tour?

– Todo tiene otra magnitud: la organización, los medios, la gente... He visto muchos espectadores en todas partes. Hasta en las bajadas había público. Pero lo que más me ha impresionado es la velocidad. Se ha ido muy muy rápido.

– Como para volver el año que viene...

– De momento, déjame volver a casa. Ahora quiero desconectar un poco.

– Y en caso de regresar... ¿En otro equipo?

– Bueno, primero hay que terminar esta temporada.

– Usted es de los que ya acaricia las victorias en carreras grandes. Pero con la generación de Pogacar, Van Aert, Evenepoel, Van der Poel... no sé si ha tenido mucha suerte.

– Sí, esos que has citado y algunos más son los mejores del mundo ahora mismo y están a un nivel altísimo. Claro que estará difícil ganar en el futuro, pero no puedes pensar eso. Lo que me toca es hacer las cosas bien para intentar estar ahí, entre ellos o lo más cerca posible. Es la generación que me ha tocado.