Al final, siempre gana el Correcaminos

En un Artaleku repleto, con gran ambiente y empuje de la grada, los dos equipos se pasaron una hora jugando al gato y al ratón. Te vas, me acerco. Me haces un parcial, te lo devuelvo. Quieres romper el partido, lo equilibro. Lo malo es que en ese juego siempre, o casi siempre, gana el mismo. Siempre gana el Correcaminos, pero nuestro preferido es el Coyote.

1-0 y 2-1 fueron las únicas veces en las que los irundarras estuvieron por delante en el marcador. El partido empezó a un ritmo frenético, el Barça acertó sus seis primeros ataques y para el minuto cinco el Bidasoa Irun tenía ya dos balones perdidos y un bloqueo recibido. Se pasó del 2-1 al 3-6 en menos de cinco minutos y esa diferencia llegó para quedarse y para marcar el sino del primer tiempo.

Con 5-9 (11'30'') llegó el primer tiempo muerto de Alex Mozas, que a su término cambió por completo la primera línea, dando entrada a Boskos, Iribar y Mujika. Hasta el minuto 14 no llegó la primera parada de Maciel. Suerte que Nielsen tampoco estaba a su nivel (tres paradas) y los dos porteros titulares se fueron al banquillo en el minuto 18. Los suplentes lo hicieron mejor y, por una vez, la dupla blaugrana no se salió.

El 8-11 y el 8-12 fueron claro ejemplo de la diferencia entre cualquier equipo y el Barça. El primero de los goles lo logró el Bidasoa Irun contra viento y marea, bregando hasta que Asier Iribar encontró un resquicio. Antes si quisiera de haber apuntado el gol del zumaiarra llegó el de Janc a la contra. Un visto y no visto que describía el potencial culé.

El 9-14 del minuto 19 significó la mayor diferencia del primer tiempo y la aplacó el Bidasoa Irun con un parcial de 3-0 en poco más de dos minutos. Los goles de García, Boskos y Jevtic (de vaselina desde el pivote) reclamaron el tiempo muerto de Antonio Carlos Ortega y todavía el parcial creció a 5-1 (Nieto y Mujika), colocando un interesante 14-15 en el marcador. En el siguiente ataque el Barça estaba agobiado por la amenaza de pasivo, no encontraba solución y llegó una exclusión de Dariel García para que se cayera todo como un castillo de naipes. Primer match-ball salvado por los catalanes, que se fueron al descanso tres arriba, 15-18.

En la reanudación, a excepción del 15-19, todo fueron diferencias de dos y tres goles. Una parada de Skrzyniarz valió para salir a la contra y que Mikel Zabala marcara el 23-24, celebrado como si valiera un título. Lo malo es que medio minuto después llegó otra vez una exclusión para los locales y que el equipo catalán aprovechó los dos minutos que Marko Jevtic estuvo sentado para hacer un parcial de 0-3 que de nuevo le puso cinco goles arriba, 23-28. Segundo match-ball que los catalanes solventaban con acierto y les permitía entrar en el último cuarto de hora del partido con ventajas de entre tres y cinco goles.

En ese tramo final, el Bidasoa Irun lo intentó pero ya estaba a merced de su invitado, que había encarrilado el partido y lo culminó con un parcial de 0-3 que le ofreció su mayor renta de todo el partido, los seis goles del definitivo 30-36.

Pese a la derrota, Alex Mozas se mostró satisfecho por la actuación de sus jugadores. «Les hemos dado problemas tanto en ataque como en defensa, pero ellos son el mejor equipo del mundo y cada error lo castigan muchísimo. No creo que hayan sido seis goles mejores que nosotros».