Urko Otegi: «Hubiera podido ir a otras ciudades a ganar más dinero, pero no hubiera sido feliz»

- Le echan de menos por Gipuzkoa, Urko.

- Sí... la última vez que fui fue antes de la pandemia. Yo también echo de menos a mucha gente. Especialmente a mi cuadrilla. Mis padres y mi hermano suelen venir aquí a hacerme visitas.

- Se retiró recientemente del baloncesto. ¿Qué hace ahora?

- Trabajo en una náutica. Me gano la vida en algo que me gusta, otra vez. He tenido suerte en la vida en ese sentido, no me puedo quejar. Estoy tranquilo y contento.

- Tuvo una carrera larguísima, Urko. ¿Se retiró con la conciencia tranquila?

- Sí, totalmente. He dejado el basket con la sensación de tener el respeto y el cariño de muchísimas personas, y eso es algo súper importante. Por encima de los títulos y los récords está el reconocimiento de los sitios en los que has estado... Que tu antigua afición no se olvide de ti es muy bonito. Quiere decir que he sido un muy buen profesional.

- Jugó en la ACB y fue un hombre importante en la LEB Oro. ¿Cómo se consigue eso?

- Con mucho sacrificio. Nadie te regala nada. El compromiso que debes tener cuesta mucho mantenerlo. Las comidas, los entrenamientos, la concentración antes de los partidos... es complicado. Pero yo aprendí desde el primer día a tomarme esto muy en serio.

- ¿A qué se refiere?

- Con 16 años mientras mis amigos estaban en la playa de fiesta yo estaba en un campus de tecnificación, peleando para seguir mejorando. Me he fijado siempre en los veteranos del vestuario, y ahí te das cuenta de que comer bien y el descanso es fundamental para tener una carrera larga. Eso, y tener suerte con las lesiones graves. Yo la he tenido.

- ¿Qué era Urko Otegi en la cancha?

- Un luchador. Eso por encima de todo. Yo de primeras no tenía el talento que tienen otros, porque empecé a jugar tarde. Pero esa carencia la suplía con mucha garra e intensidad. Iba a la guerra siempre. Con el paso de los años fui mejorando y ampliando mis recursos. En Palencia confiaron en mí para un rol más protagonista, mirando más a la canasta. Y me fue bien, porque en Palencia -fue el capitán también- es donde firmé el mejor año de mi carrera a nivel estadístico.

- Ha vivido mucho en el baloncesto. ¿Ha sido feliz?

- Sí. Me he sentido a gusto jugando. Quizás mis mejores años, tanto a nivel deportivo como personal, fueron en Palencia y en Menorca, pero en León y en el resto de clubes también estuve bien. He vivido ascensos, títulos de Copa...

- Y el récord de partidos en la LEB Oro.

- Sí, también. Es algo de lo que estoy muy orgulloso. Me viene a la memoria ahora cuando debuté en la ACB siendo un chaval en Valladolid, el primer ascenso en Menorca, todo lo vivido en Palencia... son momentos que no los voy a olvidar jamás.

- ¿Siente que mereció tener más oportunidades en la ACB?

- No es merecer o dejar de merecer. He jugado lo que tenía que jugar. Es cierto que después de firmar aquella gran temporada en Palencia, donde fui MVP nacional, pues sí que tal vez merecía algo más, pero... bueno, era consciente que con 31 años ir a la ACB iba a ser para 'chupar banquillo'. Eso no me convencía.

- Cabeza fría...

- Llámelo como quiera. Sabía que si me quedaba en la LEB Oro iba a ser titular e iba a disfrutar mucho más del baloncesto. No quería ir a un equipo a jugar poco y a ganar ocho partidos al año. No he sido de esos que le ha dado especial relevancia a la categoría. He tenido la cabeza muy bien amueblada siempre. Las decisiones importantes las he tomado con mi familia. Además, hoy en día las diferencias en las nóminas de ACB y LEB Oro no son tan grandes como hace 20 años.

- Ha sido usted una rara avis.

- No, no lo creo. He sido un tipo normal. Solo he tenido un representante. Creo que he hecho las cosas con cabeza y que me han salido bien. Me quedé tantos años en Palencia porque era un club serio y ambicioso que me valoraba mucho. He tenido la oportunidad de ir a otras ciudades a ganar más dinero... pero sabía que allí no iba a ser feliz.

- Llegó también a jugar en el Gipuzkoa Basket.

- Sí. Fui por Porfi, por Lolo, por mis amigos y por mi familia. Por nadie más. Antes hubo unas negociaciones con la antigua directiva que no cuajaron. Me dio la sensación que se valoraba más al de fuera que al de casa, y eso es algo que no me gustó.

- Qué difícil es ser profeta en tu tierra.

- Sí. Pero no solo pasa en Donostia, pasa en casi todos los sitios. Está esa idea preconcebida de que lo de fuera siempre es mejor que lo de casa. En los equipos de abajo los que tiran del carro en los momentos complicados son los de casa. Mira el ejemplo de Xabi Oroz.

- Siga, siga.

- Decían que si le faltaba talento, que si esto, que si lo otro... pero fue el tío que más peleó el año pasado. Esa garra y ese sentimiento se dejaron notar mucho.

- ¿Tienen opciones de subir el GBC este año?

- No lo sé, es difícil decir ahora si son favoritos o no. Lo que me alegra es que hayan vuelto a apostar por gente de casa. El regreso merecido de Lolo, la llegada de Aitor Uriondo a la dirección deportiva... son movimientos inteligentes. Los niños de Gipuzkoa se ilusionarán con jugar en el GBC si ven a referentes cercanos en la plantilla. Hay que unir a todos los clubes del territorio.