¿Qué es el respeto? ¿Y la igualdad? ¿Y la empatía?
Objetivos. El IDK Euskotren lleva adelante por centros educativos de Gipuzkoa una campaña para fomentar la convivencia y promover valores para el desarrollo personal y social
Compañerismo no es hacerle un ejercicio al compañero de pupitre que no sabe cómo hacerlo, sino ayudarle a que lo entienda y lo haga por sí mismo. Es ayudar a un compañero en una jugada aunque tú te quedes sin meter un gol o una canasta». Los chavales se van animando en la conversación y cada intervención abre una nueva puerta por donde van entrando los demás. El IDK Euskotren de baloncesto femenino desarrolla por los centros educativos de Gipuzkoa una actividad destinada a mostrar el deporte como palanca transmisora de valores. Esta mañana, la cita es en la ikastola Ekintza de Donostia, con niños y niñas de los cursos finales de Primaria. Todos tienen un ejemplo, todos caen en la cuenta de aquella vez que actuaron a un interés egoísta. El deporte, el baloncesto en este caso, puede cumplir una labor social en esta pedagogía ciudadana.
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El directo deportivo del equipo donostiarra, Jon Santamaría, reparte juego. Sus años de base en el baloncesto profesional, organizando a sus compañeros, se notan. Los pases son seguros y los chavales los recogen al primer bote. Son vivos, como sus miradas. El interés es genuino.
El IDK lleva adelante el programa 'Desarrollo de la competencia. Saber convivir a través de la experiencia de deportistas de élite'. Este curso hay diez colegios que participan y en cada centro se imparten dos o tres sesiones, destinadas a los cursos de quinto y sexto de Primaria e incluso de primero de la ESO.
El equipo está en su hábitat natural con esta iniciativa. El Club Deportivo Ibaeta, matriz de IDK Euskotren, nace en el seno de la Universidad del País Vasco y ese origen hace que su vinculación con la realidad educativa siempre haya estado presente en el proyecto. En ese caso, la colaboración se establece con la Facultad de Educación y Deporte de la UPV. La entrenadora del equipo, Azu Muguruza, que asiste a la sesión, es maestra de profesión y ejerció muchos años en estas misma aulas de Ekintza. En la base de este proyecto está el hecho que «el deporte ha sido considerado tradicionalmente como un medio apropiado para conseguir valores de desarrollo personal y social», en la convicción de que «los valores desarrollan virtudes que desplegadas diariamente benefician a nuestro entorno y a la sociedad en general».
Para este proyecto, el IDK ha elegido cinco valores sociales y cinco personales. Entre los primeros, el respeto, el compañerismo, la igualdad, la empatía y la lealtad; de los segundos, la autoestima, el esfuerzo, la resiliencia, la humildad y la alegría. Coincide por tanto con la campaña Kirolean Errespetuz lanzada por este periódico en colaboración con el Departamento foral de Deportes.
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Fichas y ejemplos
En el programa, el IDK entrega a los alumnos unas fichas para que escriban sus definiciones de cada valor a estudio, pongan ejemplos y detalles alguna experiencia positiva vivida en relación con ese valor en concreto. En cada bloque, las jugadoras y los técnicos del IDK interactúan con los escolares para alentar las intervenciones y debatir sobre la importancia de los buenos comportamientos dentro fuera de las canchas. Se trata de detectar qué efectos positivos se esconden detrás del cumplimiento de cada valor que se potencia y de detectar la manera de evitar los conflictos que se generan por su incumplimiento.
Cuando llegan a la clase los técnicos y las jugadoras del IDK, hoy Gracia Alonso y Lara González, los alumnos ya han trabajado unas fichas en las que han escrito su definición de cada uno de los valores a estudio (respeto, compañerismo, igualdad...), una experiencia positiva en relación a ellos, un deportista al que los asocien y –signo de los tiempos– una frase de internet que hable o ensalce este valor. También se les pide que hagan una propuesta para mejorar el funcionamiento de la clase en todos estos aspectos.
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El resultado es estimulante porque los más jóvenes –una vez más y como sucede siempre que se les escucha– demuestran tener los ojos bien abiertos. Se interesan por todo, preguntan y escuchan con los ojos abiertísimos a las jugadoras. Sienten que están ante unos referentes.
No faltan las risas, por supuesto, pero el mensaje cala. El deporte como transmisor de valores sigue en forma.
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