El pabellón Fernando Buesa Arena, lleno de aficionados baskonistas.
BALONCESTO

Con la cantera no se juega

El Baskonia, mejor equipo vasco, cuenta esta temporada con todos sus baloncestistas extranjeros

alfonso cobeta

Viernes, 27 de enero 2017, 06:32

Es un hecho constatado que las personas sentimos una vinculación especial con lo más próximo, lo que nos rodea cada día, nos identificamos de modo singular con lo más cercano. Seguimos con mayor interés lo que acontece en nuestro vecindario, barrio, ciudad o comunidad que lo que sucede en el resto del mundo. Esto ocurre en todos los ámbitos de la vida, incluido el deportivo.

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Los aficionados de la Real Sociedad jamás olvidaremos aquellos títulos de Liga y Copa logrados en los años ochenta, pero nos sentimos particularmente orgullosos de aquellas conquistas gloriosas porque se consiguieron con jugadores de casa, nacidos y formados todos en Gipuzkoa o el País Vasco había algún navarro-. Vivían cerca nuestro, hablaban nuestra lengua y luchaban por los éxitos de nuestra tierra porque la llevaban dentro. Hoy, varias décadas después, la mayoría de aquellos futbolistas siguen viviendo en Gipuzkoa y siempre han sido parte de nosotros, por eso les sentimos como uno de los nuestros, siempre habrá un vínculo afectivo mutuo. Por suerte, el club txuriurdin mantiene en la actualidad esa filosofía de cantera.

El Baskonia

En relación con todo esto, llama la atención que el equipo de baloncesto más laureado de Euskadi, el histórico Baskonia de Vitoria, ganador de tres ligas y seis Copas de Rey, entre otros entorchados, y que se codea desde hace una década con los mejores clubes europeos, cuente en su plantilla esta temporada solo con jugadores extranjeros. No hay gasteiztarras, ni alaveses, ni vascos, ni siquiera nacionales.

Los trece son de fuera de España y pertenecen a once nacionalidades diferentes. Sin afán alguno de restar crédito al club todo un ejemplo desde su fundación en 1959 o menospreciar a dichos jugadores, un servidor, que se considera un romántico del deporte, se cuestiona qué grado de implicación o afinidad pueden sentir los aficionados baskonistas con su equipo siendo todos sus integrantes foráneos.

Pues la realidad parece responder a la pregunta. En la mayoría de los partidos, el flamante pabellón del Baskonia, el Fernando Buesa Arena, con capacidad para unos 15.000 espectadores, registra una gran entrada. Se ve que sus fieles hinchas, más allá de los sentimentalismos, valoran el buen baloncesto, quieren ver en su cancha de Vitoria a los mejores jugadores de Europa, pero sobre todo quieren ganar, sin importarles que no haya alaveses, vascos o españoles en el equipo. Pregunta: ¿Aceptarían los aficionados de la Real Sociedad que la totalidad de su plantilla estuviera compuesta por jugadores extranjeros? ¿Y los del Gipuzkoa Basket?

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Como sociedad anónima (SAD) que es, Saski-Baskonia, de la mano de su reputado presidente, Josean Querejeta, busca el éxito deportivo y también empresarial, y para afrontar competiciones tan exigentes no duda en contratar a los mejores baloncestistas, aunque todos sean extranjeros, como esta temporada. Su identificación con Vitoria y Álava está sobradamente demostrada, el pabellón se llena en cada partido, lucha con los grandes de España y Europa por ganar campeonatos, su gestión es admirada y el club goza de solvencia económica. Todo correcto.

Jugadores foráneos

Pero del mismo modo que nadie pone en entredicho la legitimidad de los dirigentes del club para fichar a todos los jugadores foráneos es verdad que escasean los jugadores vascos, incluso españoles, de categoría contrastada para fichar, también es comprensible que otros muchos aficionados cuestionen tal decisión, pese a su probado acierto. Piensan que más que un equipo es una selección internacional. Hay dos estadounidenses, otros tantos franceses, un italiano, un húngaro, un lituano, un esloveno, un senegalés, un alemán, un georgiano, un brasileño y un argentino.

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Algunos les ven como mercenarios del deporte. La mayoría no habla español, apenas están más de dos temporadas en la ciudad, llegan y se van, y, aunque estos seguidores recelosos reconocen y agradecen su profesionalidad y entrega igualmente, no aprecian en ellos ese sentimiento de pertenencia, de sintonía mutua, de amor al escudo, a pesar de los triunfos deportivos, y eso les resta apego al equipo.

La identificación aumentaría si hubiera más jugadores locales en él, por lo que tal vez convendría impulsar la cantera, que tarde o temprano siempre da frutos. Sea como fuere, que continúen los éxitos y los aficionados baskonistas disfruten del buen baloncesto.

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