«Ilustraciones y fotografías no se complementan sino que aquí se confrontan»

A partir de esta directriz, el trabajo se tradujo en «cantidad de variables hasta dar con estas parejas que hoy presentamos en las que el elemento pictográfico es menos artístico que el fotográfico, pero recae en él gran parte del peso» de la imagen. Este objetivo, continuó el autor de los carteles, se consiguió a partir de una propuesta «radical» como es «que ilustración y fotografía no se complemetaran la una a la otra, sino que queríamos confrontarlas. Las fotografías son sofisticadas, mientras que los pictogramas son más banales y esterotipados».

El resultado es que en este caso «uno más uno no son dos, sino más, porque permiten diferentes lecturas». Lanzagorta puso varios ejemplos que ilustran cómo funcionan los carteles: el megáfono de un cineasta arroja ideas de papel en New Directors; un transatlántico expulsa humo en forma de cactus en Horizontes Latinos; un boxeador pelea contra el filamento incandescente de una bombilla en Zabaltegi-Tabakalera; una nadadora se sumerge en busca de tesoros nacarados en Perlak; una cámara retro proyecta pompas de jabón en Nest; una fresa se convierte en una isla dispuesta para la aventura en Culinary Zinema; y una raíz-rayo homenajea al artista vasco Vicente Ameztoy en Zinemira. Además, este año se incorpora el cartel de la sección Made in Spain, a la que se ha asignado el color azul añil, protagonizado por un astronauta que explora un planeta en forma de clavel, flor que remite al universo del cine español.