José Luis Rebordinos, director del Festival de Cine de San Sebastián
«Hay que designar el año que viene ya a la persona que me sustituirá a partir de 2026»El responsable del Zinemaldia propondrá al consejo de administración que una mujer del equipo del Festival ocupe la dirección del certamen
Confiesa que arrastra cierta fatiga en esta recta final antes de la 72ª edición del Festival de Cine de San Sebastián. Su director, José ... Luis Rebordinos (Errenteria, 1961), afronta la que será su antepenúltima edición al frente del certamen con la satisfacción de haber cerrado una Sección Oficial que combina los nombres consagrados con nuevos valores por descubrir, un más que notable nivel de estrellas invitadas y con la vista puesta en el futuro. «Mi calendario personal es plantear el año que viene una persona para que me sustituya. Hay que nombrarla en 2025 porque 2026 se lo tendrá que pasar todo el año conmigo como si fuera mi sombra». Y añade: «Me gustaría que fuera directora, acorde con los tiempos porque en el Festival hay mujeres que podrían dirigirlo desde mañana mismo».
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– Ni documentales de Josu Ternera, ni denuncias sobre el rodaje de una película como 'Sparta', ni una controversia en torno a un invitado como Johnny Depp. Empezamos la edición sin polémicas previas. ¿Qué se siente?
– Bueno, viene Johnny Depp, pero ya no es una polémica, tal vez porque las cosas se han puesto en su lugar. De momento, no tenemos polémicas, pero me temo que acabará apareciendo alguna.
– ¿En torno a qué?
– No tengo ningún problema en decirlo. Tenemos una película sobre el mundo de los toros –'Tardes de soledad', de Albert Serra–, y algunos insultos ya me han caído. En realidad, no es un filme a favor o en contra de los toros, sino una aproximación artística a ese mundo, hecha por un director como Albert Serra, que compitió en Cannes con su anterior cinta. Pero bueno, ya he recibido alguno de esos mensajes de «asesino». Llega un momento en que las polémicas te dan un poco igual porque son muy locas y porque quien tienes enfrente no atiende a razones.
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– Comentaba hace unos meses que esta edición iba a ser su mejor año en cuanto a cine español, pero finalmente algunos de los que mencionaba no han debido llegar a tiempo y otros se han ido a otros festivales...
– Estamos muy contentos. Es un muy buen año de cine español. Tenemos a competición la nueva de Albert Serra, que lo normal es que hubiera estado en Cannes; 'El llanto', una de las sorpresas del año que nos permite poner una película de género; 'Los destellos', para mí, la mejor película de Pilar Palomero hasta ahora; y 'Soy Nevenka', una película de combate que va a ser un acontecimiento absoluto.
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–Que ninguna de las tres preseleccionadas para los Oscar –'Marco', 'Segundo premio' y 'La estrella azul'–, venga de la competición del Zinemaldia, ¿qué le dice?
– Es que somos el último festival de los grandes y eso es un problema que también tiene ventajas: nos permite recoger lo mejor del año en Perlak. Esas tres películas me parecen fabulosas. Pero no pasa nada. Cada vez detesto más el perfil de festival-supermercado en el que intentan ponerlo todo, y también al festival que va en contra del resto. No me interesa. Quiero que Málaga, Sitges o Valladolid sean fuertes porque es bueno para todos. Probablemente, los años te quitan cierta presunción y son los que hacen que cada vez pienses más en servir al cine español. Igual con treinta años hubiera funcionado de otra manera, pero con los años vas perdiendo ese 'yo, yo, yo...'.
– ¿Cómo definiría esta 72ª edición?
– Diría que, como todas, es muy variada y tal vez es la que más glamour va a tener de los últimos años, junto con la edición de los cuatro Premios Donostia.
– Ese aspecto parece garantizado...
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– Viene mucha gente, es verdad. No voy a repetir el listado de nombres que ya hemos anunciado. Todo el que está disponible quiere venir.
– Y con un galardón a un Pedro Almodóvar que llega después de triunfar en Venecia.
– Creo que va a ser el 'Año Almodóvar', primero porque ha hecho una película muy especial. A mí es de las que más me gustan y emocionan de las suyas. Ahora empieza una carrera de festivales de donde pienso que va a salir muy fuerte y que además va a funcionar entre el público. Y con dos actrices que son un espectáculo, hagan la película que hagan. A veces no nos damos cuenta de lo que tenemos en casa. Te pueden gustar más o menos Almodóvar, Bardem o Penélope Cruz, pero cuando sales fuera te das cuenta de lo que suponen en el cine mundial. Tenemos un cine mucho más poderoso de lo que pensamos y a veces no le damos la importancia que tiene.
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– ¿Hay problemas con las plazas hoteleras?
– Sí, y lo quiero decir. Hemos crecido mucho, sobre todo, por el lado de la industria, y en estos momentos no hay habitaciones de hotel suficientes.
– ¿Y qué van a hacer?
– Hay gente que quiere venir y no va a poder. Tenemos dos problemas: que gente muy joven no puede venir por los precios y por otro lado, que no hay plazas para todos los que quisieran venir. Estamos en la fase de buscar habitaciones en hoteles más alejados de la ciudad.
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–En cuanto a pantallas, se mantienen las que hay en la ciudad...
– Sí, haremos el ciclo cubano en la nueva sala-aula de la Escuela de Cine que se está terminando en Tabakalera.
– La idea que lanzó el año pasado de meter series a concurso, ¿se mantiene?
– Puede pasar. Hay gente que se enfada mucho con esto, pero a mí el debate me parece absurdo. 'Antidisturbios' y 'Los años nuevos', que Rodrigo Sorogoyen ha dirigido junto a David Martín de los Santos y Sandra Romero, y que acaba de presentarse en Venecia, son magníficas. ¿Por qué no la hemos tenido nosotros? Porque dura siete horas y cuarto, y eso es un día entero. No puedo ocupar tres salas tres días enteros porque no me entraría la programación. Yo he visto esa serie en dos partes de tres horas y pico, y es de lo mejor que he visto este año. Es buenísima. Que alguien me explique, si se pasa en pantalla grande, en qué se diferencia de la mejor película española. Si me dicen que Sorogoyen ha hecho una película de siete horas, como las de Lav Diaz, diría: ¡Qué peliculón! Como Festival, tenemos que buscar el mejor audiovisual y que cada uno lo vea como le dé la gana. Este año tenemos tres series y queremos tener el mejor audiovisual seriado que se haga. 'Querer' es la confirmación de Alauda como una de nuestras grandes cineastas y 'Yo, adicto' es impresionante. Finalmente, los que vayan al Velódromo se lo van a pasar muy bien con 'Celeste'.
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– Donde el Zinemaldia se juega su prestigio en la competición de la Sección Oficial.
– Yo siempre la veo bien. De los doce años que llevo en la dirección, éste es el que tiene más nombres consagrados y menos operas primas. ¿Eso es bueno o malo?
– Es lo contrario que el año pasado.
– Claro. Nosotros siempre buscamos un equilibrio. Cuando eres el último festival del año y tienes cierta pretensión cinéfila, una de las cosas bonitas es que ayuda a sacar adelante carreras. Dea Kulumbegashvili ganó en San Sebastián y ahora ha triunfado en Venecia.
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– Y ese irse fuera con la siguiente película, en este caso después de haber hecho aquí incluso una residencia, ¿no le genera cierta frustración?
– A mí ninguna.
– ¿Por qué?
– Nos sentimos orgullosos. Ahora tenemos una nueva Dea Kulumbegashvili: la británico-portuguesa Laura Carreira, que dentro de unos años estoy seguro de que estará en Cannes y Venecia compitiendo. Me siento orgulloso de descubrir gente nueva. Quisimos tener la película de Kulumbegashvili en competición, pero prefirió ir a Venecia y nos parece bien. Las premieres europeas te sirven para tener más prensa y para nada más.
– ¿Y más prestigio?
– Yo no he pedido premier mundial de ninguna película, pero la tenemos con 'Emmanuelle' porque la distribuidora tuvo en la inauguración del año pasado 'El chico y la garza', de Hayao Miyazaki, y le ha ido genial. Así que han apostado por hacer lo mismo con 'Emmanuelle'. Pero que una película no sea premier no me genera ninguna frustración.
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– Pero el Zinemaldia puede quedar como un festival con vocación de cantera de directores.
– Es que algo de eso tenemos y nos gusta. Lo bueno es que haya un equilibrio. Nuestro modelo de festival, que nos permite recoger lo mejor de los demás certámenes y que viene exigido por las circunstancias, nos ha permitido hacernos un hueco muy bueno que yo no cambiaría.
–También comentaba hace unos años que hay que pactar con la realidad y hacer concesiones en la selección de películas. ¿Ha hecho muchas este año?
– Gran parte de mi trabajo es político y de búsqueda de dineros. Este año, creo que sólo hemos hecho una concesión con una película. Las demás entran por criterios cinematográficos, de un tipo u otro.
– Si las cuentas no fallan, éste será su antepenúltimo año como director.
– Sí. Voy a estar como director este año y dos más. Lo dejaré al acabar la edición de 2026.
– ¿Tiene ya en mente algún nombre para que le sustituya?
– Mi calendario personal, que obviamente debe ser refrendado por el consejo de administración, es plantear el año que viene una persona para que me sustituya. Yo tengo mi candidato porque al Festival le ha ido bien con directores que conocían el certamen. Plantearé a una persona y si la aceptan, me gustaría presentarla ya en la edición del año que viene, tal y como hizo Mikel (Olaciregui) conmigo en el Kursaal. A esa persona hay que nombrarla en 2025 porque el 2026 se lo tendrá que pasar todo el año conmigo como si fuera mi sombra.
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– ¿Es normal que la financiación del Festival no esté consolidada y que su director se pase el año a la búsqueda de patrocinadores?
– Es la parte política y la búsqueda de dineros.
– ¿Qué es la parte política?
– Gastar tiempo con las instituciones, con los grandes espónsores... Tienes que dedicar mucho tiempo a las relaciones públicas y eso es normal. Cuando eres un director-gerente, como es mi caso y no un director-artístico, es normal porque el Festival es una gran empresa. Somos como una pyme de setenta y tantas personas en plantilla, con toda una red de relaciones extensísima que debemos cuidar. Y luego hay que tener en cuenta otra cosa: los cargos públicos cambian muchísimo y al que llega le tienes que explicar todo porque es normal que no lo conozca. Es lo que tengo que hacer ahora con el nuevo Gobierno Vasco. Y en Madrid también cambian mucho y muchas veces, no es el cargo gordo, sino que son los intermedios.
– Pero, ¿no debería tener ya el certamen una estabilidad económica después de 72 ediciones?
– No lo sé. Tenemos un fijo económico, pero cada vez queremos más.
– ¿Le falta dinero al Festival?
– Andamos muy justos siempre. No deberíamos quejarnos porque es verdad que el apoyo de las instituciones es muy fuerte.
– Pero parece que van con la lengua fuera todos los años...
– Este año tenemos 700.000 euros más gracias al apoyo del Ministerio de Cultura que cuenta con un dinero de fondos europeos, pero el año que viene no los tendremos. Esos 700.000 euros nos han servido para hacer algunas cosas más y traer a algunos actores más. Cuando me dicen: «Lo de Venecia aquí sería brutal», respondo que lo de Venecia aquí sería imposible. Y la mitad, también porque no hay habitaciones. Cuando nos coinciden cuatro o cinco estrellas grandes ya es un problema. Una vez que se nombre al nuevo director o directora –y me gustaría que fuera directora, acorde con los tiempos porque en el Festival hay mujeres que podrían dirigirlo desde mañana mismo–, me gustaría que se le garantizaran dos o tres años de tranquilidad económica absoluta. En 2026 intentaré presentar un plan económico para los siguientes cuatro años que espero que me aprueben. Me preocupa que quien llegue al cargo tenga los primeros años las manos libres para no tener que ocuparse de este tipo de problemas porque es verdad que yo ya me he acostumbrado, pero para alguien nuevo puede ser complicado.
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– Es que no le va a quedar tiempo para ver las películas...
– Es que ya hay seleccionadas películas que no he visto, incluso una de la Sección Oficial, pero tengo un equipo del que me fío al cien por cien. En New Directors hay tres o cuatro, en Perlak dos o tres... pero en el equipo de selección tengo una confianza absoluta. Es que si no, sería imposible.
– Pedía el año pasado que cada institución incrementara en 250.000 euros su aportación.
– Sí, no tanto pedir, como decirles que con 250.000 euros más de cada una podríamos trabajar tranquilos. Los 700.000 de este año nos han servido para hacer varias cosas y también para hacer algunas inversiones y pruebas como los photocalls de este año, que contarán con una estructura.
– ¿Se siente el Festival valorado por las instituciones? Dirá que sí.
– Sí y lo digo de verdad. Si no lo pensara, rehuiría la respuesta. Y a veces discuto, con algunas más que con otras, pero yo creo que sería muy injusto decir lo contrario. Debemos estar agradecidos. Incluso en los momentos muy malos de la crisis de 2009, 2010 o durante la pandemia, hemos estado muy apoyados. Dentro de la cultura, somos incuestionables para las instituciones y además, da igual qué partidos estuvieran en ellas. Me siento querido en este momento, también por gente que no está en el consejo, como los representantes donostiarras de EH Bildu o el PP. Todos respetan un Festival que consideran muy profesional y que trae al país cosas muy interesantes.
–¿Qué presupuesto tendrá la 72ª edición?
– Estaremos sobre los 10,4 millones, pero lo normal sería 9,7 millones. Éste es un Festival muy austero. En viajes, nosotros no llegamos a los 200.000 euros, cuando un vuelo a Los Ángeles en primera te puede costar entre 18.000 y 21.000 euros. Viajamos en tren todo lo que podemos y nunca viajamos en primera, salvo que no haya más remedio porque no hay otra plaza. Y no aceptamos ni primera, ni business aunque nos inviten. Es política de la casa. Alguna vez me ha tocado hacerlo de Madrid a Donostia, pero porque no había otra plaza o porque salía más barato. Debemos cuidar la realidad y las formas, las dos cosas.
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– ¿Y qué recaudación en taquilla necesitaría para ajustar las cuentas?
– Necesitaríamos una cifra de espectadores similar a la del año pasado, que fueron cerca de 160.000. El problema es que gran parte del dinero lo ejecutamos en nueve días, así que luego hay que ver cuántas habitaciones y cuántos viajes tenemos que pagar.
«Creo que en unos años habrá unos 'Premios Goya' del cine vasco»
–¿Ha llegado el momento de darle una vuelta a Zinemira o así está bien?
– Yo creo que ya no me toca hacer grandes cambios porque las líneas que más me interesaban están en marcha. En Zinemira hemos dado un paso de gigante y hemos ido todos de la mano: instituciones, productores, creadores vascos, EITB y el Festival. Ya nadie se acuerda de aquel Día del Cine Vasco con las salas medio vacías y que la mitad de los que cogían invitaciones no venían. Ahora hay películas vascas en casi todas las secciones y las salas se llenan. ¿Que haya que darle una vuelta? Probablemente porque llevamos diez o doce años con esta fórmula, pero no me toca a mí ya. Lo que sí creo es que toca ya crear una Academia del Cine Vasco. Galicia, Andalucía y Cataluña tienen sus premios a sus respectivas películas y nosotros no. Ya tenemos películas de calidad suficientes como para crear nuestros 'Premios Goya', que no sé cómo se llamarán. Y sé que quienes deben estudiarlo lo están haciendo y no sé si será dentro de tres o cuatro años, pero creo que se hará.
– Jurados: ¿se sabe algo de Glenn Close?
– Que no podía. Estamos en comunicación con ella, pero está todo el año rodando para plataformas.
–Para las galas, opta por Andreu Buenafuente y Berto Romero.
– Les estoy superagradecido porque les he asaltado un poco con un chantaje emocional. Han estado aquí, se sienten agradecidos al Festival y he sido un poco cabrón porque he usado eso un poquito. Obviamente, Berto y Buenafuente están a unos niveles profesionales que no nos podemos permitir. Al final, las hacen porque quieren hacerlas. Si fuera una relación puramente profesional, no podríamos pagarles.
– Y también están Itziar Ituño y Bárbara Goenaga, y hay quien ha querido ver un equilibrio ideológico.
– Voy a ser sincero: me hubiera gustado que presentaran juntas Itziar Ituño y Marta Etura, que junto a Bárbara Goenaga, son tres artistas geniales, siempre a favor de obra, profesionales como la copa de un pino. Con estas polémicas que me sacan de quicio, me da igual no estar de acuerdo en muchas cosas con Ituño o Etura. Si quiero discutir con ellas ya nos tomaremos un café, pero como profesionales son la bomba. Y respecto a cómo han quedado las galas, ha sido fruto de lo que nos han pedido quienes las han diseñado. Pensé en plantear lo de juntar a Ituño y Etura, pero no lo hice por una razón: no ponerles en una situación incómoda porque si no les apetecía, creaba una situación rara.
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– Jornada de apoyo al cine argentino. Habrá quien diga qué pinta el Festival en todo esto.
– El cine argentino es el más importante de América Latina. Colaboramos con Ventana Sur, el mercado más importante de la región y que se hacía en Buenos Aires, y somos parte de Proyecta, junto al mercado de Cannes. Milei está desmantelando la cultura y el cine en Argentina. De hecho, estamos consiguiendo dinero de patrocinadores privados para traer a los argentinos al Zinemaldia porque si no, no pueden. Ya en Berlín y Cannes se hizo lo mismo que vamos a hacer nosotros. Lo que es importante que quede claro es que nosotros no nos posicionamos políticamente desde el punto de vista partidista, sino contra el desmantelamiento de la cultura porque nosotros hemos trabajado con la industria cinematográfica argentina estando en el gobierno Macri y también el peronismo. Y en el caso de Milei, también me posiciono en contra porque está reivindicando una dictadura asesina.
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