1Cuando José Luis Rebordinos llegó a la Dirección del Zinemaldia, una de sus primeras decisiones fue suprimir la lectura del palmarés ante la prensa acreditada –que manifestaba mediante abucheos su desaprobación y con aplausos, su permiso–, para trasladarla a la gala de clausura. Fue un poco en vano porque al tiempo irrumpieron las redes sociales para expresar, en los términos más enérgicos, su discrepancia con un jurado cuya razón de ser es precisamente evitar que los premios se repartan por votación popular.
2Cada individuo sólo se reúne consigo mismo, pero los jurados son un colectivo en el que están a la orden del día las componendas entre sus miembros, del tipo «yo te apoyo en este galardón si tu me apoyas en este otro» o los «ni tu preferida, ni la mía:premiamos a una tercera». El desorbitado prestigio de algo tan arbitrario como los premios prospera porque aún hay quien considera el cine una especie de disciplina deportiva.
3La 73ª edición termina con algo más que una salvada de muebles que no siempre estuvo clara. El retraso en el anuncio de los carteles, la lista de invitados plagada de nombres más prestigiosos que conocidos –o si se prefiere, que populares–, y la sensación de que Venecia se había empleado más a fondo que nunca con las redes pelágicas no auguraban nada bueno. Al final, el cine español y, sobre todo, la prodigiosa visita contra reloj a Angelina Jolie hacen que la percepción se altere más que bajo los efectos del LSD de Aldous Huxley.
4Si se convierte en rutina que una película española gane el Festival Internacional de Cine de San Sebastián –y esta vez es la tercera consecutivo–, puede ser un lastre. Ysi año tras año alguien alega que«es que era la mejor», lejos de mejorar el asunto, lo empeorará.
5Y así concluye una edición en la que los comentarios luminosos y reveladores sobre las películas que iluminen, ceden terreno en favor de los apuntes del 'Gran Yo': «Me ha roto», «me ha abierto en canal», «salgo destrozado». Como tendencia, puede que sea significativa y, desde luego, no hay trazas de que vaya a remitir. Que los dioses iluminen las decisiones que el consejo de administración de la sociedad anónima habrá de tomar en los próximos meses.
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