Si tengo que hablar del Zinemaldi, y hacerlo desde «bihotz bihotzetik», directamente voy al Velódromo, a nuestro Velódromo, que todos los años nos provoca las ... mismas discusiones… «tu empezaste un par de años antes que yo, y yo empecé hace 32 años». «Noo…», y nunca llegamos a saber quién empezó primero, ni cuándo empezamos exactamente… y ¡qué más da! Llevamos media vida siendo parte de la 'familia' del velódromo.
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Una locura que surgió hace muchos años, gracias a visionarios como Diego Galán, Jaime Azpilicueta, Mikel Olaziregi y Nieves Amieva, quien durante años lo organizó junto a Estitxu Mazo que tomó hará unos años el testigo, una 'locura' para crear espacios populares que Rebordinos ha seguido apoyando con ganas, y que han conseguido acercar el cine a TODO EL MUNDO. Una sala donde entran más de 2.500 personas, donde la calidad de proyección es espectacular, donde el público participa y se entrega a tope y donde el ambiente es increíble.
Pero lo más increíble está detrás de la rampa de salida, todo el trabajo que no se ve. Increíbles son también esas proyecciones escolares, que tuve el honor de presentar durante muchos años, que cuenta ahora con la colaboración de DIPC y el apoyo de la Filmoteca Vasca. Una de las proyecciones del Zinemaldi que muchos apegados al Kursaal lo pierden y es una experiencia im-presionante! También las sesiones de cine y música con Euskadiko Orkestra, y los estrenos «especiales» y la presentación de la nueva temporada de Go!azen, y… ¡la clausura del Velódromo! Valoro muchísimo el equipo humano que arriesga día a día para que todo vaya bien, y para que todos los años miles y miles de personas fuera de la 'oficialidad' del festival, hagan que el festival sea realmente grande. Y todos los compañeros con los que comparto escenario.
El que habla de la fiesta del cine es porque ha pasado por el Velódromo. ¿Con qué me quedo del Zinemaldi? Sin ninguna duda con el Velódromo.
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