«El valor de la comunidad franciscana fue dejar hacer»
Viernes, 29 de agosto 2025, 00:01
Setenta años después de su bendición, el santuario de Arantzazu sigue siendo un referente arquitectónico. «Aquí había un teologado con profesores que venían de Europa, ... de Friburgo o París, traían otro mundo, una nueva mentalidad. Una cosa era no entender, nadie entendía lo que los arquitectos y los artistas querían hacer, pero sí respetar y esperar a que un día se pudiera entender. Creo que el gran valor de la comunidad franciscana fue dejarles hacer», reflexiona el vicario Juan Ignacio Larrea.
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Cuando se levantó la prohibición, «los frailes podían haber optado por otra solución más conservadora pero quisieron hacer la iglesia con los artistas con los que habían comenzado. Eso es de una gran valía y valentía».
Larrea cree que la mejor definición del santuario se la oyó a una mujer hindú : «'Me encuentro bien, no se me impone nada'. Es un espacio abierto, muy universal, y aquí se siente bien el que católico, budista o del islam. Como me decía Sáenz de Oiza: 'Si la arquitectura no sirve para crear espacios habitables, dígame para qué sirve'».
A la pregunta de qué se siente al levantarse todos los días y ver el magnífico edificio, Larrea es conciso: «Siempre es distinto, siempre es nuevo».
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