Eduardo Chillida con sus hijos Pedro y Eduardo imitan las figuras del Peine en una mañana nevada. Susana Chillida

La agenda portátil

Esto tampoco es el resumen del año

Estibaliz Urresola e Imanol Alguacil bien podrían ser los personajes del 2023, discretos, empáticos y eficaces. Como lo fue Chillida: su centenario arranca ya

Mitxel Ezquiaga

San Sebastián

Sábado, 30 de diciembre 2023, 07:08

A mí también me aburren los resúmenes del año. El 2023 empezó con la resaca de un cierre gastronómico y sentimental, el del Zuberoa, y ... termina con dos cierres no menos sentimentales: la librería Lagun y el bar-galería Altxerri. Cierran sitios donde hemos conjugado algunos de los infinitivos que más nos gustan (comer, beber, leer, ver los sueños que otros imaginan) pero se abren otros.

Publicidad

La vida es móvil. El lema lo inventó una marca de teléfonos pero ya lo dijo, con otras palabras, Heráclito (¿o Parménides? Qué poco atento estuve esa mañana en la clase de Filosofía): todo fluye, nada permanece, nunca te bañarás dos veces en el mismo río (sí, era Heráclito: queda la huella que nos dejó Antonio Herrero, aquel profe al que llamábamos el Rasta, uno de los primeros aires modernos que entró en el viejo Mundaiz).

En julio cumplí 40 años de periodismo y en septiembre 60 años de vida. He hecho mi bandera con la frase «lo mejor está por llegar»: enarbolo ese estandarte, aunque quizás sea mentira, porque resulta peor pensar lo contrario. Ya saben el viejo chiste de Woody Allen: «En aquel hotel la comida era terrible... y además las raciones eran pequeñas». Pues eso: puede que la vida sea una mierda, pero es que además resulta muy corta.

Hubo diciembres en que en esta Agenda Portátil, o en nuestros Keridos Monstruos, elegíamos «el guipuzcoano del año». En esta tarde pre-Nochevieja en la que escribo me vienen a la cabeza dos personajes como los mejores perfiles del 2023 en esta esquina del mapa. Una, Estibaliz Urresola, es de Llodio, pero vive e imagina en Hernani y ha sido la directora del año con su delicada '20.000 especies de abejas'. El otro, Imanol Alguacil, es de Orio y entrena a la Real que vive uno de sus mejores momentos deportivos. Los dos son discretos, huyen de las grandes mayúsculas, brilan en su trabajo y viven como el vecino del sexto. Pero han guiado dos éxitos que han dado las mejores portadas del año en Gipuzkoalandia, y lo previsible es que sigan saliendo en Primera en los próximos meses. Nuestro pequeño mundo irían mejor con más 'imanoles' y 'estis' en los despachos del poder, de mucho hacer y menos decir.

Publicidad

Pero el resumen del año ya lo hacen muy bien otros compañeros. Mejor mirar hacia adelante, que es lo que hacemos los jóvenes. El que arranca el lunes será el año Chillida, porque el 10 de enero se cumple el centenario de su nacimiento. Habrá muchas celebraciones, pero yo les invito estos días a asomarse una vez más al Peine del Viento y contagiarse por la particular atmósfera de uno de los lugares que mejor definen esta ciudad. Cuando acabó el siglo XX hicimos desde la teletxikita una gran consulta a la audiencia: ¿quién era el guipuzcoano de ese siglo? Y salió un triunvirato tan plural como divertido: Chillida, Pío Baroja y Luis Arconada. El escultor de las rotundas poesías de diez toneladas, el novelista del mal genio que puso el genio en su obra y el portero (como Chillida) que simboliza la Real que tocó la gloria.

Lo mejor está por llegar: usted puede ser aún el guipuzcoano/a del siglo XXI. Feliz año. Empiece el año asomándose al Peine. Como en esta imagen: son Eduardo Chillida y sus hijos Pedro y Eduardo 'reconstruyendo' las formas de la escultura ante el objetivo de una gran fotógrafa, su hija y hermana Susana. Es la imagen que Kepa Korta y la Oficina de Estrategia de San Sebastián utilizan para felicitar el 24. Y yo, también. Eskerrik asko, Susana.

Publicidad

En voz baja

Eso que llamabas paraíso: un libro y los ecos del terror

¿Por qué algunos libros se convierten en fenómenos y otros pasan discretamente por las estanterías? Una de las obras que más me ha impresionado este año es un libro escrito como sin ruido aunque contiene un intenso terremoto. Lo leí de tirón en uno de esos vuelos largos e ideales para lectura sin distracciones.

Se titula 'Eso que llamabas paraíso' y se subtitula gráficamente 'una historia sobre los ecos del terrorismo'. Podría resumirse como el reencuentro de dos amigos: lo que ocurre es que uno de los amigos es Ricardo Casas Fischer, hijo del dirigente socialista Enrique Casas y joven testigo de su asesinato en su propia casa de Donostia en 1984. El otro, Francisco Uzcanga Meinecke, donostiarra 'trasplantado' a Madrid cuando su familia recibió la macabra carta con el 'impuesto' de ETA.

Publicidad

El libro habla mucho de música, de cine, de las viejas amistades. Ricardo Casas, con una biografía novelesca, es médico y pianista que acompaña proyecciones de cine mudo. Uzcanga, profesor en una universidad alemana. En este libro escrito a cuatro manos, con aparente sencillez, afloran los dramas del país con la pasmosa y terrible naturalidad con la que ocurrieron en realidad. Ese es su mérito. Está editado por Libros del K.O. y algunos pensamos que merece mayor eco.

mezquiaga@diariovasco.com

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad