«Paul Naschy era un francotirador del fantástico»

La familia del actor, productor, guionista, novelista y director que dio inicio al cine fantástico español como género con 'La marca del hombre lobo' (1968), ha contribuido con sus archivos a la exposición, que es una producción propia de la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Pero la labor del comisario de la exposición Antonio Busquets y la coordinadora Vicky Rodríguez ha engrosado con piezas de muchos coleccionistas la muestra que se presenta bajo el título de 'Paul Naschy, una autobiografía en imágenes'.

«San Sebastián es un referente para nuestra familia, de siempre», revela Elvira. «Yo veraneaba en San Sebastián desde pequeña, en Ondarreta. Y Paul también venía algunos años, pero a La Concha». Eran niños y adolescentes y aún no se conocían, claro, «pero seguro que nos cruzamos alguna vez por Urgull o por Igeldo sin saberlo». No era lo único que el destino le deparaba a Elvira sin que lo pudiera imaginar: cuando empezó a salir con Jacinto, su futuro marido estudiaba arquitectura. Pero ya «era un apasionado de la literatura fantástica, del cine, de la ópera... todo el arte. Coincidíamos en muchas cosas, menos en el cine de terror, que a mí me daba mucho miedo».

Tanto es así que cuando Jacinto le llevó a ver 'La máscara del demonio', Elvira lo pasó fatal y le dijo: «Si vas a seguir con estas cosas del cine y el terror, hemos terminado, que a mí me da mucho miedo». No fue así, claro. «Yo creía que se le iba a pasar. Pero no. Me cameló. Es que era muy encantador». Poco después la propia Elvira se encargaba de pasar a máquina los guiones que Paul Naschy escribía a mano. Se convirtió en actor casi por casualidad: cuando se rodó en Madrid una de las producciones de Samuel Bronston, 'Rey de reyes', y Paul Naschy fue requerido por su musculoso físico; y los productores alemanes de 'La marca del hombre lobo' se empeñaron en que el guionista fuera también el protagonista.

Paul Naschy era un autor integral. «Era muy inteligente y muy culto, tenía muchas inquietudes y en todo lo que hacía se volcaba, era muy minucioso. Se documentaba a fondo para todo», advierte Elvira.

Investigaba leyendas, momentos históricos, ritos del folclore... «Se preguntaba de donde venía la expresión 'llevarle al huerto' y de ahí supo de un crímen que había sido cometido en Andalucía a partir de unos ritos prohibidos». Y escribió el guion de 'El huerto del francés' (1977). 'La bestia y la espada mágica' está llena de personajes históricos. «Quería que todo tuviera una base de realidad», añade Bruno. Paul Naschy hacía también los 'storyboards', diseñaba el maquillaje e incluso la ropa para sus personajes, hasta que acabó dirigiendo sus propias películas.

Sus hijos lo tienen claro: «Era un francotirador del fantástico. Estaba en su naturaleza. Terminaba una película y decía: 'Ya no voy a hacer más del hombre lobo, el cine fantástico se ha acabado'. Pero se ponía a escribir y volvía al género».

«Apostó por un cine muy difícil en esa época, no estaba bien visto por la industria, que estaba más volcada en la comedia», recuerda Elvira. «Ahora se ve que el cine de Paul traspasó fronteras y es admirado en todo el mundo y lo otro se quedó en un producto local. Pero con todos los sufrimientos, hizo lo que le gustaba». Quentin Tarantino se rindió ante él cuando coincidieron en 1996 en el Festival de Sitges, y le defendió en público ante quienes miraban con desdén la obra de Naschy.

A Sergio le queda la espina de que el cine español no le reconoció como debía: «Que Jesús Franco tenga un Goya de Honor y Paul Naschy no... Cuando salió la noticia del Goya a Jesús Franco mi padre estaba en el hospital y le arrancamos esa hoja del periódico. Le hubiera dolido».

¿Y que tal tener al hombre lobo como padre? «Me llevó a un visionado de 'El retorno del hombre lobo' cuando tenía nueve años y yo pegaba unos botes tremendos cada vez que salía el zombi. Y el me dijo: 'Esa. es la reacción que quiero'», relata Bruno. Sergio recuerda que cuando tenía seis años, ponían en la tele 'La noche de Walpurgis' y su padre quiso que la viera con él. «Me daban un miedo tremendo las vampiresas, pero yo pensaba 'menos mal que mi padre es el hombre lobo y me va a salvar'. En casa era una persona muy normal, disociaba la vida artística de la vida de familia. Todo el que le ha conocido ha dicho que era un hombre encantador. Más orgullo no podemos sentir».