Norka Chiapuso, en el escenario del Teatro Principal. lusa

Norka Chiapuso: «No estoy aquí para hacer festivales online»

«Mientras los teatros estén abiertos, DFeria se hará y creo que va a funcionar bien», asegura el responsable del área de Donostia Kultura

Alberto Moyano

San Sebastián

Miércoles, 3 de febrero 2021, 06:41

El responsable de Artes Escénicas de Donostia Kultura, Norka Chiapuso (Donostia, 1963), se muestra «orgulloso» de la programación que ha logrado sacar adelante en ... el año de pandemia y convencido de que la 27 edición de DFeria, del 15 al 18 de marzo, podrá llevarse a cabo. Chiapuso defiende una actividad presencial y advierte de que «no podemos caer en hacer festivales online, yo no estoy aquí para eso».

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– DFeria fue el último evento que se pudo celebrar el año pasado antes del confinamiento.

– Efectivamente, la feria terminó el 12 de marzo y el confinamiento fue el 15. Libramos por los pelos. Los últimos días ya había mucha rumorología y el último día hubo ya muchos profesionales que se marcharon a sus ciudades para ver qué pasaba. Y la de este año va a ser la primera feria que se va a celebrar en 2021.

– La del año pasado, ¿fue estéril, en el sentido de que luego no se pudo contratar a las compañías?

– Bueno, todos los años hacemos tres momentos de seguimiento de los resultados de la feria, pero este año no los hemos llevado a cabo porque está todo tan distorsionado... Recogeremos los datos, pero vamos a tomar perspectiva.

– ¿Cómo ha vivido 2020?

– Llevo treinta y pico años en la cultura municipal y esta situación ha sido nueva. Lo he vivido con bastante orgullo porque hay cosas que no puedes evitar, las tienes que afrontar, y en este sentido, Donostia Kultura reaccionó muy rápido. Empezamos a trabajar un programa online remunerado con un doble objetivo: que fueran contenidos específicamente online y apoyar a los artistas que tuvieron un parón bestial. A partir de ahí, en junio se hicieron unos protocolos anti-Covid muy buenos y el Victoria Eugenia fue el primer teatro que se abrió. Fuimos tractores no sólo en todo el territorio, sino a nivel de Estado. Así que estamos orgullosos de haber estado dando el callo y trabajando en medio de esas incertidumbres.

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– De cara a la próxima edición de DFeria, ¿cree que podrán venir profesionales y compañías?

– La tenemos montada. Somos ciertamente optimistas. Faltan unas seis semanas y esperamos que mejore la situación para entonces. Mientras tengamos los teatros en funcionamiento se celebrará. Al ser la primera feria creo que va a funcionar relativamente bien en cuanto a la participación de los profesionales.

– ¿Se celebraría aunque los programadores no pudieran o quisieran venir debido a las medidas sanitarias?

– El próximo día 23 cerramos la inscripción de profesionales y ahí vamos a analizar qué tenemos. Nosotros somos cabezotas y si no hay un impedimento mayor la vamos a hacer.

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– ¿Y si hay un impedimento 'mayor'?

– Mientras se puedan abrir los teatros y funcionar, nuestra idea es celebrar DFeria porque si de alguna zona del Estado no pueden venir, podrán venir de otras. Si la feria se para a las compañías se les causa un agravio en su estrategia de mercado de este año. La institución pública es la que tiene que servir de arrastre y empujar. Tiene que ser un motivo fuera de nuestro control para que no se celebre.

«He vivido 2020 con bastante orgullo porque hemos dado el callo entre las incertidumbres»

«Los sanitarios se han encargado de la salud física del ciudadano y los artistas, de la psicológica»

«La nuestra es la única programación regular de Artes Escénicas en euskera de todo Euskadi»

«Hasta la crisis de 2008, el mundo de las artes andaba encantado de haberse conocido»

– ¿Un confinamiento de todo el País Vasco?

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– Nuestra voluntad es tirar para adelante.

– El año pasado no habrá podido viajar tanto. ¿Cómo ha seleccionado los espectáculos de DFeria?

– Hemos recibido unas 450 propuestas y un equipo de tres personas hicimos una criba. Para la feria casi nunca lo podemos ver todo porque son espectáculos muy nuevos, hay muchos que son estrenos. Si recibes una propuesta de según quién, ves que te interesan la idea y los contenidos, asumes los riesgos. También vemos vídeos de algunos pases.

– Dejando a un lado DFeria y respecto a la programación ordinaria, ¿qué haría si el toque de queda se adelantara en algún momento a las ocho de la tarde?

– Haríamos un decalaje, como se hizo antes. Nuestro plan es que el espectáculo termine siempre entre quince y treinta minutos antes del fin de actividad marcado y luego, dejaremos otro margen respecto al toque de queda por cubrirnos un poco.

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– ¿Afecta al público? No todo el mundo tiene disponibilidad para acudir a un espectáculo a las cinco o seis de la tarde...

–Por inercia, llevamos toda la vida haciendo espectáculos a las ocho, pero al llegar este momento, los hemos pasado a las siete y el año pasado hemos tenido treinta llenos de los cerca de 110 actos programados. Estamos con aforos limitados, vale, pero yo creo que se han incorporado públicos nuevos.

– ¿A qué lo atribuye?

– A que la cultura ha sido lo que ha mantenido la salud psicológica del personal. Cuando se dice que la cultura no es indispensable, en esta pandemia se ha demostrado que lo es y mucho. Los sanitarios se han encargado de la salud física y los artistas, de la psicológica. El público que está asustado volverá, el reto es mantener al que ahora se ha incorporado.

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– Frente a otras actividades como el cine, que se pueden prestar más a verlos en casa, las artes escénicas exigen más la presencialidad del público...

– Lo online no sustituye a las artes escénicas. Si el teatro ha perdurado durante más de dos mil años es porque tú estás aquí con el artista ahí. No podemos caer en hacer festivales online, yo no estoy aquí para eso, que será para el audiovisual, el cine... Nosotros estamos aquí para seguir apostando por el arte en vivo.

– ¿Se están ofreciendo compañías para girar este año?

– Sí, en el momento en el que se pueden hacer representaciones necesitan trabajar. Oferta no falta. Tenemos hasta junio ya cerrado, con unos veinticinco montajes para el Principal y el Victoria Eugenia, y luego producciones potentes para 2022.

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– Dicen que programa pocos espectáculos de danza.

– ¿Lo dicen? Bueno, hemos programado muy buenas compañías, pero la danza es más cara que el teatro porque acarrea más personal. Para que funcione tenemos que empujar todos. A veces nos hemos llevado disgustos grandes: compañías con un gran recorrido internacional que han pasado desapercibidas. Y luego, esa compañía va a Edimburgo y sale en la prensa donostiarra.

– ¿Se siente maltratado por la prensa?

– Ah, no, no... A veces es muy fácil quitarse las culpas y echárselas al otro. Generar ese público es una labor de todos. La danza es militancia y ahí tenemos que empujar todos para que las cosas salgan bien. Y de esa forma, nosotros también nos lanzamos más.

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– ¿Teme el panorama cultural que vaya a dejar la pandemia?

– A veces, que se despeje el ruido es interesante.

– ¿En qué sentido?

– Hay productos que son artísticos y otros que no lo son tanto. Hay gente de un nivel y otra, de un nivel menor.

– Pero la crisis no garantiza la supervivencia de los primeros.

– Ése es el gran problema. Eso pasará, pero con lo que sea jugaremos. Vivimos en un sector tan débil que no se había recuperado de la crisis de 2008. Estamos acostumbrados a afrontar lo que nos va llegando, aunque es cierto que la pandemia ha sido tan bestia que nos ha roto todos los esquemas.

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– ¿Se ve con ánimos para seguir al frente del área?

– Desde entonces han cambiado mucho las cosas. Hoy en día, la nuestra es la única programación regular en euskera de todo Euskadi y cada vez programamos más, sustentados por el público. No estoy pensando en jubilarme, dentro de que es una vida que implica renuncias.

– ¿Cómo le gustaría que fuera este 2021?

– Si llegamos a verano un poco más 'normalizados', me sentiré satisfecho.

– De la pandemia, surgirán previsiblemente obras teatrales...

– En el teatro y en las artes en general hemos vivido unos años en el mundo del colorín. Teníamos buenos ratios económicos, etcétera... y el mundo de las artes andaba encantado de haberse conocido, mientras que en Latinoamérica el teatro bebe de lo que le pasa al pueblo. Desde 2008 empezamos a aterrizar en problemas reales y si el teatro no da soluciones, al menos pone interrogantes. Estamos en un buen momento en cuanto a contenidos.

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