Suspendido el Mojo Workin' a diez horas de su celebración

«Nos acaban de comunicar la decisión tomada por el organismo competente para cancelar el festival Mojo Workin' 2020. Lo sentimos mucho. Seguiremos ampliando información en las próximas horas». Con este escueto mensaje publicado en su cuenta de Instagram el festival de soul y rhythm & blues acaba de anunciar la suspensión de su undécima edición a sólo diez horas de su inauguración.

Los organizadores han vivido una semana de infarto que ha concluido de la peor manera imaginable, con la suspensión de los conciertos una vez que los artistas llevan ya tres días en Donostia y han ensayado con la banda del festival. El responsable de la cita, Arkaitz Kortabitarte, ya avisaba ayer de que si llegaba a celebrarse, la de este año sería «probablemente» la última edición, en una decisión «firme al 99,9%».

Entre los motivos para tirar la toalla citaba el cansancio acumulado tras años, la incertidumbre derivada de la financiación y la crisis del coronavirus. «Hay mucho dinero en juego, si esto se cancela, la deuda será importante y no sé qué haríamos», decía ayer Kortabitarte. También existía la incógnita de cómo y cuándo podrán volver a EEUU los cuatro artistas internacionales de esta edición: Spyder Turner y Carolyn Crawford iban a actuar hoy y Ruby Andrews y Chris Clark, mañana.

A juicio de su responsable, «este tipo de festivales debería organizarlos el Ayuntamiento o alguna otra institución», pero a día de hoy, Gure Gauza, la asociación que lo impulsa, se siente incapaz de seguir llevando la batuta por «una mezcla de muchas cosas». Aunque agradeció el apoyo de las instituciones durante estos once años, lamentó que el sistema de ayudas por concurrencia retrasen la llegada de un dinero que ellos tienen que adelantar de su bolsillo.

En los últimos diez años, el festival ha reunido en Donostia a grandes leyendas de la música afroamericana como Lazy Lester, The Contours, Thelma Jones, The Dixie Cups y The Original Vandellas, entre muchas otras. El apoyo del público ha sido una constante y la sala Gazteszena, su sede principal, solía llenarse en las dos jornadas nocturnas. De hecho, para hoy solo quedaban 150 entradas y para mañana estaban vendidas las 700 disponibles.