Música coral
«Es necesario ofrecer proyectos atractivos que ilusionen a los niños»Los profesionales que trabajan con coros infantiles subrayan la necesidad ofrecer repertorios con los que se identifican los jóvenes
El documento que prepara la Confederación de Coros del País Vasco ha contado con la aportación de distintas entidades y profesionales que trabajan con agrupaciones ... infantiles. Es el caso de EHME, la Asociación de Escuelas de Música de Euskal Herria, cuya presidencia ostenta la de Donostia en la persona de Mikel Mate. Desde la entidad consideran que las crisis que vive el sector se debe enmarcar en un ámbito global, porque «la sociedad está cambiando en todo el mundo y los jóvenes ahora tienen muchas más formas de diversión», señala Mate. No obstante, reconoce que se están haciendo muchas cosas, como buscar nuevos repertorios, más dinámicos, e incorporar la danza y el teatro a las actuaciones, «iniciativas que en muchos coros están funcionando muy bien», sostiene.
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Conscientes de la importancia que ha tenido el canto coral en la cultura vasca, desde las escuelas de música creen que «pueden desempeñar un papel fundamental en la promoción y arraigo de la práctica coral», y que la colaboración con los centros de primaria y secundaria obligatoria «puede fomentar el desarrollo de una vida cultural más rica» en los municipios. El presidente de EHME opina que si en los colegios se potenciara esa actividad coral, «quizá habría más jóvenes que cantaran, lo que garantizaría la regeneración de coros, ya que algunos están muy envejecidos».
«Habría que adecuar el repertorio coral a los gustos musicales de los jóvenes»
Mikel Mate
Presidente EHME
«Debemos trabajar para que los coros se adapten a la realidad de cada momento»
Maddalen Dorronsoro
Landarbaso Abesbatza
«Tenemos que alimentar la motivación, con repertorios y puestas en escena atractivos»
Aitor Biain
Ganbara Abesbatza
Desde las escuelas de música también subrayan la necesidad de adecuar el repertorio coral a los gustos de los jóvenes, ya que la relación de los coros con la música clásica está muy presente en este colectivo, que se siente más identificado con otros géneros musicales. Y esto se debería hacer «de una manera lúdica», indican, con otros ritmos e incluso «temáticas más actuales».
Adaptarse a los tiempos
La coral errenteriarra Landarbaso es una de la formaciones que a día de hoy trabaja con tres grupos infantiles y juveniles, en los que participan más de un centenar de niños y jóvenes -al margen del coro de adultos-. Para la directora de los coros formativos de Landarbaso, Maddalen Dorronsoro, no hay ningún secreto para explicar cómo siguen atrayendo a los niños al mundo coral, sino mucho «trabajo» y «constancia», y ofrecer proyectos «atractivos» que puedan ilusionar a los niños y «también a los jóvenes, quizá lo más complicado».
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El mundo coral pierde cantera
Desde hace unos años Landarbaso lleva a cabo un «trabajo de sensibilización» en algunos centros educativos del municipio con sus «pequeños artistas», a los que dan la opción de que formen parte en los musicales participativos que organizan, para que al menos una vez, puedan sentir lo que es ser parte de un coro, «y sobre todo disfrutar de la experiencia de cantar en un mismo proyecto con otras personas».
Dorronsoro también admite que la entidad ha tenido que adaptarse a los tiempos y facilitar los horarios de las actividades que oferta, ya que los niños tienen «otras muchas opciones extraescolares». Con los números en la mano, desde Landarbaso Abesbatza se sienten «afortunados» por el respaldo que tienen, aunque son conscientes de la crítica situación que vive el sector. Por eso reconocen que deberán seguir trabajando duro para atraer a los jóvenes a una actividad que deberá adaptarse a la realidad de cada momento.
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Alimentar la motivación
Otro de los coros del territorio que mantiene el centenar de cantores infantiles es el oñatiarra Ganbara Abesbatza, en cuya escuela de canto participan niños desde los 3 a los 18 años, una cifra que ha «descendido algo» en los últimos años, admite su director, Aitor Biain. Además, la formación imparte clases de canto en dos centros educativos de la localidad, «como una actividad extraescolar más», en la que participan más de cincuenta alumnos, a los que se les da la oportunidad de tener «un primer contacto con la voz».
Biain reconoce que la pandemia hizo «mucho daño» a los coros, ya que una vez superada la crisis sanitaria muchos niños no han vuelto a cantar. A ello se suma la importancia que está adquiriendo en los últimos años el deporte, ese «gran contrincante», que también requiere de una gran dedicación. Por eso desde Ganbara también tienen claro que como entidad tienen que ofrecer «proyectos interesantes que les motiven a los niños», para que dentro de unos años esa cantera pase a formar parte del coro de voces blancas o mixto de la agrupación. «Constantemente tenemos que estar alimentando la motivación, con nuevos repertorios y puestas en escena que resulten atractivos».
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