Miren Iñarga
El Centro Superior de Música del País Vasco inicia el curso con más de 400 alumnos y con muchos retos por delante
Para Miren Iñarga (Irun, 1966) el curso que acaba de empezar en Musikene representa, de alguna manera, el buen trabajo que se ha hecho en ... el centro en sus 24 años de existencia. La creciente demanda de alumnos de 28 nacionalidades distintas que se presentan a pruebas porque quieren realizar estudios superiores de música en el País Vasco demuestra el saludable presente de Musikene y augura un futuro de consolidación y desarrollo.
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– Musikene afronta su 24 curso académico y usted cumple una década al frente del centro. ¿Qué expectativas tiene?
– Tengo mucha ilusión y muchos retos por delante. En este tiempo se han consolidado los másteres, que han contribuido también a una mayor internacionalización del centro, hemos participado en congresos, hemos puesto en marcha diversas actividades, realizado publicaciones… que han hecho que el centro esté más presente a nivel internacional. Los retos para los próximos años se centran en tres patas importantes: la citada internacionalización, la investigación musical y el fortalecimiento del ya de por sí importante tejido cultural que tenemos con el entorno, sin olvidar nuestro compromiso con la música y la cultura vasca.
«En los últimos años hemos aumentado bastante en especialidades como composición y dirección»
– ¿Cómo ha ido este año la matriculación?
– Hemos tenido unas pruebas de acceso a Grado extraordinarias y esto, en el mundo de los conservatorios superiores, en el que cada vez hay mayor competencia, es muy importante, sin olvidar que vivir en Donostia tiene sus costes. Solemos contactar con todos los candidatos que obtienen plaza y a pesar de que suelen hacer pruebas en otros centros porque las plazas son limitadas, prácticamente todos han confirmado que se matriculaban en Musikene. Y el profesorado ha coincidido en que la promoción que ha entrado este año es muy potente.
– ¿Cuántos alumnos estudiarán este curso en Musikene?
– En total 436, Erasmus aparte. Son 335 de Grado, 79 de Máster y 22 de Posgrado. En el caso del Grado, tenemos una oferta estabilizada que se mantiene año tras año, pero han aumentado los alumnos de Máster. Empezamos con estos estudios hace cuatro años y progresivamente el número de estudiantes de Máster ha ido aumentando tanto en número como en lugares de procedencia.
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– ¿Qué aspectos influyen en el hecho de que fluctúe el número de estudiantes?
– Como he dicho antes, en Musikene la fluctuación del alumnado de Grado es muy pequeña y lo único que suele influir es la situación socioeconómica de las familias por lo que cuesta vivir en Donostia. Por eso a veces hay gente que estudia en un centro más cercano a su lugar de residencia y luego opta a entrar en Musikene.
– ¿Cuáles son las especialidades más demandadas?
– Las que tradicionalmente tienen más alumnos: violín, piano, trompeta, flauta o clarinete, pero en los últimos años hemos aumentado bastante en especialidades que no existen en los conservatorios profesionales, como son composición y dirección. Quiero pensar que es debido a la buena labor docente que realizamos. Y tenemos muchos aspirantes en instrumentos minoritarios como el contrabajo, por ejemplo, o el arpa, con muchos alumnos franceses. Y otros como la percusión o el saxofón también funcionan muy bien.
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«Tenemos alumnos de 28 nacionalidades, muchos europeos pero también de Australia, Brasil o Estados Unidos, entre otros»
– En los últimos años los que aspiran a estudiar en Musikene son cada vez más jóvenes y consiguen acceder al centro aun siendo menores de edad. ¿A qué cree que se debe esta tendencia?
– La ley ha posibilitado que puedan acceder a estudios superiores personas sin tener la edad universitaria, e incluso los que cumplen 16 años ese curso si pasan las pruebas de madurez y la específica. Esto ha hecho posible que menores de edad con talento puedan acceder a nuestro centro. Por otra parte, Musikene abrió hace ya años un programa de apoyo al talento joven vasco. Con la petición del profesor y director del conservatorio profesional en el que estudien los alumnos pueden tener un programa de 'junior school.' Se les ofrece un programa de asignaturas especifico en colaboración con el conservatorio profesional que les ayuda a poder promocionar.
– ¿Siguen siendo los estudiantes de jazz los más mayores o también ha advertido un cierto rejuvenecimiento en su perfil?
– La situación ha cambiado, ahora son más jóvenes, de las mismas edades que los de clásico. Sin embargo, está aún pendiente uno de los grandes retos de la educación musical, que es que haya estudios de jazz en el Grado Profesional. Musikene implantó en 2002 estudios superiores de jazz, pero no los hay aún en el anterior escalón de la educación.
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– ¿Entre qué edades oscila el alumnado del centro?
– Para el Grado la media está entre los 17 y los 21 años y para Máster entre 22 y 25. Sin embargo, tenemos un alumno de 16 años y alguno de 40, pero son claramente excepciones.
– Hay una creciente demanda a nivel internacional para estudiar en Musikene. ¿De cuántas nacionalidades es el alumnado?
– De 28 nacionalidades, Erasmus aparte. Tenemos alumnos de Alemania, Andorra, Australia, Brasil, Chile, Colombia, Croacia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Francia, Georgia, Italia, Lituania, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, Rusia, Ucrania y Venezuela.
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– En su opinión, ¿por qué Musikene despierta interés en tantos países distintos?
– Porque tenemos un profesorado conocido en la escena internacional y su labor docente es muy atractiva. Además de conocimientos técnicos, estos músicos aportan al alumnado las vivencias y emociones de estar encima del escenario. Y también porque es un centro que, gracias a los muchos convenios que tiene, ofrece muchas oportunidades para el alumnado y para su preparación para el mundo laboral.
– ¿Qué tiene Musikene que no tenga otro centro superior de música del Estado?
– Autonomía, una entidad jurídica propia que le permite hacer sus propias pruebas de selección de profesorado. Aquí el profesorado es laboral, no es funcionario, y cada docente es experto en la materia que imparte. Y el hecho de que el centro tenga este funcionamiento facilita que los profesores puedan compaginar su vida como artistas con su vida como pedagogos.
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– Tengo entendido que también hay muchos estudiantes que solicitan venir de Erasmus a Musikene.
– Así es. Tenemos profesores de 15 nacionalidades diferentes, nuestra web está en cuatro idiomas, tenemos 104 convenios con 26 países de Erasmus y participamos de algunos proyectos europeos, por lo que el nombre de Musikene suena cada vez más fuera de nuestras fronteras. Y los alumnos atraen a alumnos. Acabamos de saber que Musikene es el centro europeo que tiene más estudiantes en la Joven Orquesta de la Unión Europea, la prestigiosa EUYO. Ahí, por ejemplo, nuestros estudiantes hacen de altavoz. Siempre lo decimos: nuestros mejores embajadores son nuestros alumnos.
– ¿Qué le diría a un joven que quiere estudiar música y ve Musikene como algo inalcanzable?
– Que se atreva, que no es inalcanzable, que la música es un camino difícil pero lleno de satisfacciones. Que se anime, que lo intente. Que no se consigue lo que no se intenta con fuerza y con ilusión.
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«En estos 24 años de andadura el centro ha cumplido sus objetivos»
Iñarga valora lo conseguido hasta ahora y aboga por «seguir ambicionando la calidad en todos los servicios».
– Si echa la vista atrás, ¿qué balance hace de los años de existencia del centro? ¿Considera que se han cumplido los objetivos que se marcaron cuando se creó?
– Sí. Cuando se puso en marcha se tomó una decisión valiente: crear el modelo de gestión de centro que se quería. Durante estos años todo el equipo humano que conforma Musikene ha creído en el proyecto y en sus posibilidades de evolucionar, sintiendo Musikene como algo propio, lo cual es fundamental. Por eso opino que se han cumplido ampliamente los objetivos. En solo 24 años, que es muy poco para una institución musical, que se haya conseguido tanto y de tanta calidad es algo de lo que tenemos que estar todos orgullosos.
– ¿Cree que se ha cometido algún error en estos años?
– Todos cometemos errores, en el pasado, en el presente y seguro que lo hacemos en el futuro. Hubiera sido deseable haber tenido nuestro edificio antes, o que finalmente hubiera mantenido un piso más, que en principio estaba proyectado. Eso nos habría llevado a poder iniciar la andadura de los másteres con más antelación. Cada época, cada equipo directivo y cada gobierno ha hecho lo que mejor ha considerado teniendo en cuenta el contexto de cada momento. No sé si sirve echar la vista atrás. Lo importante es seguir con el camino que tenemos, seguir ambicionando la calidad en todos los servicios con proyectos y desarrollando la investigación en el centro.
– ¿Cree que Musikene está suficientemente implantado en la sociedad vasca?
– Sí, yo creo que sí. Se nos asocia más con Gipuzkoa por el hecho de tener la sede en Donostia, pero somos de todo el País Vasco. Los conciertos que realizamos en nuestra sede tienen un público fiel, la relación con los conservatorios profesionales y las escuelas de música es fluida, viene muchísima gente a las jornadas de puertas abiertas -700-800 personas pasan por el centro-, los medios prestan atención a las actividades que realizamos y, sobre todo, hemos ido creando sinergias con entidades musicales y culturales del país y de fuera. Todo eso ha hecho posible que nuestro nombre esté junto a los de Chillida Leku, el Guggenheim, la Euskadiko Orkestra y muchos más. Creo que somos un agente cultural importante.
– El próximo curso será el 25 aniversario del centro. ¿Se han propuesto alguna celebración especial?
– Todavía no, pero algo haremos. 25 años requieren de algo especial. Ya celebramos nuestro 20 aniversario, en el que hicimos actividades relacionadas sobre todo con el patrimonio musical vasco, y habrá que ser creativos para este nuevo cumpleaños.
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