Música

Sonidos para descubrir

María José Cano

San Sebastián

Jueves, 31 de agosto 2023, 02:00

El trío de txistu, acordeón y percusión es un conjunto para el que no existe literatura clásica. Por eso resulta ideal para que los intérpretes potencien nuevas obras para una formación que tiene muchas posibilidades tímbricas. La Quincena dedicó este miércoles su cita con la música contemporánea al formado por Aitor Amilibia, Josean Hontoria y Santiago Pizana presentando cinco piezas –dos de ellas estrenos– que permitieron comprobar la estética de cada uno de los compositores y su manera de escribir para estos instrumentos.

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'Akasel' de Echeverría dejó ver esa influencia del folclore en el que se basa con un carácter danzable que en ocasiones contrastó con partes menos rítmicas. Resultó tan atractiva como 'Bizpahiru ezbai' de Zavala, para dúo de txistu y acordeón. Si bien prescindió de la percusión, consiguió efectos rítmicos con el uso del tamboril y una expresiva interpretación por parte de Amilibia y Hontoria.

Silboberri

  • Intérpretes: Silboberri: Aitor Amilibia, txistu; Josean Hontoria, acordeón y Santiago Pizana, percusión.

  • Programa: 'Akasel' de Jesús Echeverría; 'Bizpahiru ezbai' de Mercedes Zavala. Estrenos absolutos de 'Ad index deconstruction II' de Carmen Asenjo- Marrodán y 'uneindeutiges' de Lula Romero. 'Zuria III' de José María Sánchez-Verdú.

  • Fecha: 30-8-23.

  • Lugar: Salas Polivalentes del Kursaal.

  • Asistencia: 80 personas.

Pizana volvió a unirse a sus compañeros para el primer estreno de la velada, 'Ad index deconstruction' de Asenjo-Marrodán. Sorprendió desde el principio por su sonoridad, en un hipnótico juego tímbrico en el que los tres instrumentos crearon un ambiente poético, gracias, también, a su dominio interpretativo. La otra obra de estreno, de la compositora Lula Romero, 'uneindeutiges', volvió a prescindir de la percusión, pero utilizó de nuevo el tamboril, en una pieza que se movió en registros agudos. El conocimiento de José María Sánchez-Verdú del acordeón fue una evidencia en la última partitura, 'Zuria III'. Con el uso de txalaparta o piedras y un tratamiento del txistu que hacía recordar a sonidos primitivos, fue un perfecto cierre.

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